Con la llegada del verano, los bañistas en las playas, sobre todo en el norte de España, han comenzado a notar la presencia de pequeños organismos gelatinosos que se asemejan a medusas o incluso a bolsas de plástico. Estos seres son salpas, un tipo de invertebrado marino completamente inofensivo y crucial para el ecosistema. Aunque su apariencia puede ser engañosa, las salpas no representan ninguna amenaza para los humanos y, de hecho, cumplen funciones vitales en el equilibrio ecológico marino.
Las salpas, también conocidas como sálpidos, pertenecen a la clase Thaliacea y se alimentan principalmente de fitoplancton. A diferencia de las medusas, estas criaturas transparentes no poseen veneno ni capacidades ofensivas.
Su estructura interna, que incluye sistemas nervioso, circulatorio y digestivo, les permite desplazarse por propulsión a chorro y formar cadenas que pueden alcanzar longitudes impresionantes. Este comportamiento no solo las hace fascinantes de observar, sino también esenciales para el control de ciertas algas invasoras y tóxicas como la Caulerpa taxifolia.
Los expertos recomiendan no perturbar a estos organismos
En las playas de Mataleñas y El Sardinero, la aparición de salpas ha suscitado curiosidad y desconcierto entre los veraneantes. Sin embargo, los expertos recomiendan no perturbar a estos organismos. La interacción mínima y la conservación de su hábitat natural son cruciales para que continúen desempeñando su papel ecológico. Es fundamental que los bañistas eviten pisarlas o sacarlas del agua, ya que las salpas son extremadamente frágiles y no pueden sobrevivir fuera de su entorno marino.
La aparición masiva de salpas en las costas del norte de España puede atribuirse a varios factores. El aumento del fitoplancton, su principal fuente de alimento, junto con el cambio climático y el calentamiento de las aguas, han creado condiciones ideales para su proliferación. Este fenómeno natural, ya observado en años anteriores como en 2019 y 2021, subraya la recurrencia de estos eventos y la adaptación de las salpas a cambios ambientales significativos.
Por si fuera poco, las salpas no solo son inofensivas, sino que también desempeñan un papel crucial en la regulación del clima al almacenar carbono en el fondo marino. Al alimentarse de fitoplancton, producen excrementos ricos en carbono que descienden al lecho marino, donde el carbono puede permanecer durante años. Este proceso ayuda a mitigar los efectos del cambio climático y a mantener la salud de los ecosistemas oceánicos. Por lo tanto, la presencia de salpas en las playas no debería ser motivo de alarma, sino de apreciación por su contribución a la sostenibilidad ambiental.
