Tal vez no seas capaz de imaginarte viviendo tu día a día a bordo de un tren, pero no hace falta que trates de pensar cómo sería tu vida de esta forma porque Lasse Stolley, un adolescente alemán de solo 17 años de edad, lleva ya casi 24 meses haciéndolo. Y, contra todo pronóstico, asegura que le va fenomenalmente bien. ¿Cómo lo ha conseguido? Su historia es pública y él mismo se enorgullece de compartirla en redes sociales y su blog para que más gente la descubra.
El día a día del joven alemán de 17 años que vive viajando en trenes con un billete de primera clase
En el verano de 2022, Lasse Stolley, un joven nacido en Alemania, decidió que era hora de comenzar una nueva vida como nómada digital y abandonar la casa de sus padres en Fockbek, Schleswig-Holstein, para comenzar a vivir sin una residencia permanente. Así, tras terminar la escuela secundaria e inspirado por un documental que había visto en YouTube, decidió comprar una Bahncard 100 para empezar a recorrer el país en tren día a día.
Las tarjetas Bahncard 100 permiten realizar viajes sin limites a bordo de los trenes alemanes de cualquier servicio ferroviario, por lo que Stolley solamente tiene que preocuparse de consultar las conexiones de tren a primera hora de la mañana desde una aplicación móvil para decidir a dónde quiere ir según el tiempo y su estado de ánimo.
Al principio, cuenta el chico en una entrevista para BusinessInsider, "los primeros meses fueron difíciles y tuve que aprender mucho sobre cómo funciona todo". Sus padres, por ejemplo, reaccionaron con escepticismo ante la loca idea que había tenido su hijo, y tuvo que convencerlos para poder vender sus pertenencias y marcharse en su primer viaje a Múnich en agosto de 2022.
Durante los primeros meses de su nueva vida, a Stolley le costaba dormir por las noches y se quedaba dormido por el día. Perdió trenes, se quedó varado en estaciones extrañas... "Todo fue diferente de lo que imaginaba". Sin embargo, la experiencia acumulada viaje tras viaje le enseñó a moverse en este estilo de vida.
Ahora sabe que organizarse es lo más importante de todo en esta vida minimalista. Y es que, tan modesta es, que en la actualidad todas sus pertenencias caben dentro de una mochila de 36 litros de capacidad. En ella Stolley lleva cuatro camisetas, dos pantalones, una almohada para el cuello y una manta de viaje, además de su ordenador portátil y sus auriculares con cancelación de ruido, que le otorgan algo de privacidad en el tren.
Según sus declaraciones, vivir en el tren le cuesta alrededor de 10.000 euros al año, en parte por lo rápido que se desgasta su pequeño equipo de tanto uso, y por los gastos en entradas para museos o piscinas públicas, donde el joven aprovecha para ducharse. La comida, por su parte, la compra en supermercados o simplemente la degusta en los bufés gratuitos de las salas VIP de los trenes más grandes en los que viaja.
Y es que no hay que olvidar que el abono Bahncard 100 de Stolley es el más caro de Alemania, y ofrece ventajas de viaje en primera clase. El chico lo adquirió con el descuento juvenil a un precio de 5.888 euros anuales, y gracias al mismo tiene no solo viajes ilimitados, sino también seguro médico.
Por suerte, su trabajo como programador independiente de aplicaciones para una startup con sede en Colonia le ayudan a mantenerse a flote económicamente, mientras disfruta recorriendo el país y compagina sus jornadas teletrabajando durante los viajes. En la actualidad lleva ya más de 500.000 kilómetros sobre los raíles, lo que corresponde a unas doce vueltas alrededor de la Tierra. En especial, se siente atraído por las regiones más turísticas del país, como Binz, el mar Báltico, o la montaña más alta de Alemania, Zugspitze.
"Berlín es simplemente mágica porque es una ciudad diversa. Para mí es fácil llegar y siempre hay algo que ver", asegura. "Pero también estoy cada pocos días en Frankfurt y Múnich". Eso sí, Stolley también se muestra crítico con la seguridad a bordo de los trenes. "Hay que tener mucho cuidado con el equipaje en los trenes nocturnos, los roban mucho, sobre todo cuando pasan por zonas metropolitanas como la zona del Ruhr".
El sueño de este intrépido aventurero pasa por, algún día, autofinanciarse su particular estilo de vida, pues cuenta que le gustaría trabajar asesorando a los ferrocarriles en materia de servicio y seguridad. "Mi deseo sería poder dar mi opinión a las empresas de transporte, por ejemplo a Deutsche Bahn o a los fabricantes de trenes, y que me paguen por ello". De momento, los jefes de línea ya lo han invitado a sus oficinas para charlar sobre sus experiencias, aunque todavía no le han ofrecido una oferta laboral. Él no pierde la esperanza.
