Que un pequeño pueblito español sea noticia no es algo muy común, pero España cuenta con una localidad que se ubica geográficamente de forma muy curiosa en el mapa, puesto que está rodeada en su totalidad por territorios franceses, y su historia es tan peculiar que le ha llevado a ser toda una rareza dentro de Europa y más allá. Hablamos de Llívia, un municipio perteneciente a la provincia de Gerona, en Cataluña, que está en los Pirineos Orientales y limita con comunas francesas desde 1659.
La pintoresca historia de cómo Llívia se convirtió en un pueblo español dentro de Francia
Llívia es, gracias al Tratado de los Pirineos de 1659, y debido a un error burocrático, una pequeña localidad española que está dentro del territorio de Francia, rodeada por las comunas de los galos Targazona, Estavar, Sallagoza, Santa Leocadia, Bourg-Madame, Ur y Angostrina-Villanueva de las Escaldas.
Para entender por qué esto es así, debemos remontarnos varios siglos hacia atrás en la historia, hasta la bautizada Guerra de los Treinta Años que inició en 1635 entre el rey Felipe IV de España y el rey Luis XIII de Francia, tal y como se recoge y se explica en un artículo de la web del pueblo en profundidad.
Durante varias décadas, las tensiones entre ambos países culminaron en una guerra abierta que acabaría con el mencionado tratado de los Pirineos firmándose en 1659, tras unas negociaciones discretas que se prolongaron a lo largo de dos años y cesaron con el acuerdo en la isla de los Faisanes, en medio del río Bidasoa. La sangría económica de la guerra concluyó con varias resoluciones y condiciones por ambas partes, siendo entre las peticiones de los galos la integración en Francia de hasta 33 territorios de Cataluña norte, como las comarcas del Rosellón, Conflent, Vallespir, Capcir y parte de la Cerdanya.
Este tratado crearía la división de fronteras entre los dos reinos tal y como la conocemos hoy día, separados por los Pirineos, pero la geografía no era una ciencia dominante en aquellos tiempos y los comisarios encargados de tal tarea encontraron dificultades para interpretar correctamente las fronteras un año más tarde, en 1660. Fue por entonces cuando los representantes de ambos Gobiernos estuvieron listos para firmar el tratado, que descubrieron un error técnico, ya que Llívia quedaba como un enclave español dentro del nuevo territorio francés por tener el título de villa, y no de pueblo...
Y es que Llívia había sido elevada a categoría de "Villa" por el emperador Carlos I 130 años antes, por su "heroica resistencia ante el invasor francés". En el tratado, los franceses solo habían considerado los pueblos pequeños, y como en su idioma la palabra pueblo se traduce como 'village', no se percataron de esta diferencia hasta el último momento.
Ante este error, y como los dos bandos querían firmar la paz cuanto antes, hubo una solución de emergencia: el tratado de Llívia, el cual indicaba que Francia aceptaba que la villa permaneciese bajo la soberanía del reino de España con la única condición de que esta nunca fuese fortificada. Algo que se ha mantenido inalterado hasta nuestros días, por curioso que suene.
Historias célebres de Llívia
Llívia, situada a 1.223 metros de altura, está dentro del valle de la Cerdaña, al pie del Turó del Castell, y según datos demográficos de 2023 cuenta con 1.506 habitantes en la actualidad. Pero además de su posición geográfica tan llamativa, el pueblito ha sido célebre a lo largo del tiempo también por otros motivos.
Por ejemplo, como recogían en un artículo de El Mundo hace unos años, suya es la considerada como primera farmacia de Europa, que data del año 1415 y cuyos restos aún se pueden visitar, o el récord Guinness que lograron en 2017 sus aldeanos al conseguir hacer una estelada gigante a base de velas en el campo de fútbol. Para el reto hicieron falta nada más y nada menos que 81.000 velas.
Este récord, de hecho, se logró a causa del día del referéndum inconstitucional del 1 de octubre, en un acto en el que el pueblo lliviense demostró su apoyo al "Sí", reafirmando su identidad catalana dentro de las fronteras de los galos. El propio alcalde de Llívia, Elies Nova, llevó a Francia las urnas donde se contaron los votos y se vio que 561 de los 591 emitidos estuvieron a favor del "Sí". Un caso que provocó tal revuelo mediático como para que el prestigioso periódico The New York Times les dedicase un artículo a los llivienses, considerándolos el primer pueblo independizado de España.
Entre otras historias a destacar, no podemos olvidarnos de la ocurrida en la carretera N-154 durante la década de los años 70. Allí se produjo la denominada "guerra de los Stop", un conflicto diplomático desatado por los franceses después de que construyeran un par de carreteras laterales a la mencionada vía para facilitar el acceso a poblaciones vecinas. Debido al alto número de accidentes, a los galos se les antojó colocar varias señales de Stop en el trazado principal, para dar prioridad a los vehículos que se incorporasen a la carretera.
Esto molestó profundamente a los llivienses, quienes durante 20 años mandaban comandos vecinales a arrancar las señales puestas por los franceses, en signo de protesta, pues consideraban que el paso prioritario era sagrado y ellos tenían prioridad. El asunto se libró finalmente con varias rotondas para que todos se quedasen contentos, y un puente construido sobre la carretera E-90 que corrió a cargo del gobierno de España, pero que desde entonces se encargan de mantener en buen estado los franceses.
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