Las maldiciones en el antiguo Egipto eran más que meras supersticiones; estaban profundamente arraigadas en la cosmovisión religiosa y funeraria de la civilización. Un ejemplo famoso es la supuesta maldición de Tutankamón. Tras el descubrimiento de su tumba en 1922 por Howard Carter y su equipo, surgieron historias de muertes prematuras y desgracias entre aquellos que ingresaron al sepulcro o estuvieron en contacto con los artefactos.
Lord Carnarvon, el financiador de la expedición, murió poco después de la apertura de la tumba debido a una infección, lo que alimentó las especulaciones de una maldición. Sin embargo, estudios posteriores han sugerido que las "maldiciones" podrían atribuirse a causas naturales, como la exposición a esporas de moho o enfermedades portadas por insectos presentes en las tumbas selladas. Su leyenda aún sigue proyectando una sombra alargada sobre cualquier yacimiento y más si en él se encuentra un papiro con El Libro de los Muertos, como acaba de ocurrir en Egipto, según señala el Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio.
Cementerio de hace 3.500 años
Allí, un grupo de arqueólogos ha estado desenterrando los secretos de un antiguo cementerio que data de hace 3.500 años, en el que han hallado desde sarcófagos de piedra y vasos canopos, hasta un papiro del Libro de los Muertos. Este descubrimiento se realizó en Tuna al-Gebel, ubicado en la región central de Egipto, y corresponde al período del Nuevo Reino, que comprende aproximadamente de 1.550 a 1.070 a.C. El papiro, cuya extensión se estima entre 12 y 18 metros, se encontraba junto a una variedad de figuras funerarias shabti, diseñadas para servir a los difuntos en la otra vida.
El Libro de los Muertos es un término contemporáneo que se aplica a una colección de textos que los egipcios de la antigüedad utilizaban con múltiples propósitos, entre ellos, guiar a los muertos en su travesía por el inframundo. Una finalidad diferente a la que se le da en la saga de La Momia, que se lo digan a Imhotep.
Una guía para la otra vida
Los egipcios se referían a estos textos como Los capítulos/libro de la marcha diaria. Estas obras, que contenían extractos de textos fúnebres, frecuentemente eran enterradas junto a los fallecidos. El hallazgo de uno de estos libros en su lugar original de sepultura es considerado extremadamente raro, ya que aparecieron por primera vez a principios del Reino Nuevo, alrededor del año 1550 a.C. y no suelen encontrarse en buen estado.
"Si es tan largo y está tan bien conservado entonces es sin duda un gran e interesante hallazgo", señaló a Live Science Lara Weiss, directora general del Museo Roemer y Pelizaeus de Alemania. Foy Scalf, egiptólogo de la Universidad de Chicago, explica en la misma publicación que es "muy raro" encontrar un ejemplar en la tumba en la que fue enterrado originalmente, aunque, sin fotografías ni una publicación oficial que describa el texto, es difícil verificar los detalles del hallazgo.
Los detalles del papiro hallado no se han revelado completamente, y no se han publicado fotografías que permitan una evaluación más profunda por parte de la comunidad científica. A pesar de ello, los expertos que no están directamente involucrados en la excavación han expresado su optimismo ante la importancia del descubrimiento.
Hechizos y tutoriales
Estos textos buscaban guiar a los fallecidos por el inframundo (Duat), a modo de tutoriales o guías, para avanzar a través de lagos ardientes, cavernas, mazmorras y lagos ardientes hasta llegar al Aaru, el paraíso egipcio. Aunque no se consideraba maldito, el uso indebido o el acceso no autorizado a estas escrituras sagradas podría considerarse una profanación que atraería consecuencias negativas, según dejaron indicado los propios egipcios, con el fin de evitar robos.
Además se creía que en el inframundo sin los hechizos adecuados, el fallecido podía ser decapitado, mordido por serpientes, puesto boca abajo (sufriendo el lamento de alimentarse de sus propios excrementos), o incluso ser comido vivo por Ammyt, un ser con cabeza de cocodrilo que se sentaba junto a la balanza en el Juicio de Osiris, donde se juzgaban los actos del fallecido.
En otros yacimientos, como el de Abusir, ubicado entre los sitios históricos de Giza y Saqqara en Egipto, han revelado un lugar de enterramiento del año 500 a. C. una tumba adornada con una variedad de inscripciones, obras de arte y textos. En particular, su muro norte presenta una serie de hechizos diseñados para protegerse contra las mordeduras de serpientes, inscripciones que son extractos del Libro de los Muertos.
Momia de la hija de un sumo sacerdote de Amón
El cementerio no solo contenía este tesoro de papiro sino también numerosos sarcófagos y momias, incluyendo la de la hija de Djehuty, un sumo sacerdote del dios Amón, y la de una cantante del templo de Amón. Teniendo en cuenta la presenta de El libro de los muertos, estaba claro que los allí enterrados contaban con cierto estatus en vida, ya que estos textos eran una propiedad considerada de lujo.
Los arqueólogos también descubrieron numerosos tarros canópicos que habrían contenido los órganos de los difuntos, así como restos de sarcófagos de piedra que protegían los ataúdes de madera. La exploración y el análisis de los restos y artefactos continúan en curso, con el equipo de arqueólogos trabajando meticulosamente para desenterrar más secretos del cementerio.
