Bill Gates tiene un plan para terminar con el hambre en el mundo. La crisis alimentaria que vive el planeta, agravada por la guerra en Ucrania, ha llevado a que muchos países aseguren sus cultivos y granos de trigo, reservando millones de toneladas para consumo propio e impidiendo que pudieran llegar a países que lo necesitaban. Según Gates, que se ha mostrado muy pesimista con la situación del planeta a nivel económico y social, hay que invertir para evitar la posible crisis alimentaria que se cierne sobre todos los países del mundo por culpa del cambio climático. El filántropo, que donará toda su fortuna y se prepara para lo peor en los próximos años, está desarrollando un tipo de semilla mágica que puede cambiar para siempre la manera en la que nos alimentamos y se cultiva.
Gates está desarrollando una semilla mágica que puede cambiar los cultivos de todo el mundo y ayudará a combatir el cambio climático
Gates sabe que solucionar el hambre en el mundo es el problema más grave al que se enfrenta el ser humano, pero también es consciente de que se requiere de una fuerte inversión, como ha demostrado con el diseño de la carne sintética. El magnate multimillonario sabe que los organismos internacionales no están enfocando el problema de la forma correcta, por lo que se necesitarán grandes innovaciones tecnológicas para sortear los desafíos del mañana. Y como ha explicado a través de la Fundación Bill y Melinda Gates, él ya ha comenzado a poner de su parte. ¿Cómo? Desarrollando un tipo de semilla mágica.
Este tipo de semillas generan cultivos que se adaptan al cambio climático, resistiendo cambios bruscos de temperatura y siendo resistentes además a distintas plagas agrícolas. Según la fundación de Gates, gracias a estos cultivos avanzados, se puede poner parche a cómo afectará el calentamiento global o las lluvias torrenciales en determinadas zonas fértiles en estos momentos, otorgando un cierto margen de maniobra a los agricultores y países a la hora de proteger sus producciones de alimento. Si bien parece una idea milagrosa, Bill Gates se ha encontrado con detractores que afirman que únicamente quiere enriquecerse con las patentes de estas semillas. Hace unos días se supo que el fundador de Microsoft estaba comprando enormes extensiones de terrenos de cultivo en Estados Unidos, siendo el mayor terrateniente del país en estos momentos.
"Es bastante sombrío en relación con nuestras esperanzas para 2030, pero soy optimista de que podemos volver a la normalidad" aseguraba un pesimista Bill Gates a las agencias de comunicación hace unos meses. "Es bueno que la gente quiera evitar que sus congéneres mueran de hambre cuando conflictos como el de Ucrania interrumpen el suministro de alimentos", continuaba. "La temperatura sigue subiendo. No hay forma, sin innovación, de acercarse a la alimentación de África. Quiero decir, simplemente no funciona", concluía.
Muchos argumentan que la jugada de Gates está clara, y mientras los países se afanan por proteger el medio ambiente y deshacerse de pesticidas y elementos químicos nocivos, estas semillas mágicas necesitan pesticidas y fertilizantes a base de combustibles fósiles para crecer. Otros destacan que, además, es una solución a largo plazo y no soluciona nada ante la inminente crisis alimentaria que se sufre en varias partes del planeta, dejando en la estacada a los países que dependen de las importaciones de grano en la actualidad, o que sufran sequías extremas por culpa del aumento de las temperaturas.
La idea de Gates ha sido una de las más valoradas dentro del debate surgido alrededor de los objetivos marcados para la paz y la prosperidad mundial, conocidos como Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que deberán cumplirse antes del 2030 y que se conocen de forma popular como 'Agenda 2030'. Esta hoja de ruta tiene 17 metas, entre las que se incluyen acabar con la pobreza y el hambre, combatir el cambio climático, garantizar el acceso al agua limpia o trabajar por la igualdad de género.
Las semillas mágicas de Bill Gates: unos cultivos transgénicos capaces de adaptarse al cambio climático
Gates ha recordado que hay que invertir en cultivos capaces de aguantar el cambio de temperatura que se cierne sobre el planeta, cultivando semillas de maíz, capaces de prosperar a temperaturas más altas y en condiciones más secas que otras variedades de cultivo. Estas semillas de maíz transgénico fueron desarrolladas en el marco de la Fundación Africana de la Tecnología agrícola, en 2008 luego de una inversión de 1500 millones de dólares en subvenciones en la lucha contra el hambre.
En Ghana se empezaron a plantar cuatro variedades de este tipo de semilla, siendo el verano pasado la prueba de fuego: una de ellas recibió la aprobación para la comercialización y el consumo humano. Muchos expertos han criticado que estas semillas son un atentado a la diversidad y la sostenibilidad de variadas autóctonas, ya que su sembrado masivo puede acaba ocurriendo. Además, necesitan de fertilizantes y pesticidas para no caer ante las plagas ni perecer por culpa de otras afecciones. Parece que el debate alimentario, que también ha planteado la ingesta de insectos, está sobre la mesa. Y nunca mejor dicho.