Predator: La presa, la notable secuela de Predator que se ha estrenado en Disney+, ha convencido a la crítica y el público. La cinta se ha convertido en un éxito en streaming, siendo el estreno de Hulu/Star más visto en toda la historia de la plataforma y generando una oleada de aplauso entre el reparto de la Depredador de 1987. Protagonizada por Amber Midthunder como Naru, ha tenido una estrella inesperada, Sarii, la perrita fiel que acompaña a la guerrera comanche durante su lucha contra el alienígena. Ahora, gracias a SlashFilm y al director de la cinta, Dan Trachtenberg, sabemos que se trata de una perra adoptada, Coco, cuya historia en el rodaje es francamente divertida.
Coco, la perra de Carolina más loca y enérgica imaginable
En Hollywood es habitual contar con varios animales perfectamente entrenados para las secuencias de acción o para películas. Se suele contratar a entrenadores y etólogos que ayudan a los actores, actrices y directores para sacarle partido a los animales, que a veces, no siempre obedecen las órdenes o actúan como se espera. Pero el caso de Predator: La presa es bastante particular. Coco, la perrita que da vida a Sarii en la ficción, no recibió entrenamiento y fue rescatada de un refugio semanas antes de la filmación. Dan Trachtenberg, cineasta de esta precuela para Disney+, afirma que tuvo armarse de paciencia antes de lanzarse al ruedo, ya que el animal no siempre hacía lo que se esperaba.
Cuando concibieron Skulls, nombre en clave de la película antes de pasar a llamarse Prey, en plena filmación y creación de la fallida The Predator, el productor John Davis y el director quisieron que Sarii tuviese un papel similar al del can que acompañaba al protagonista Max Rockatansky en Mad Max 2 (George Miller, 1981), estableciendo una relación única con la actriz durante su paso como recolectora y exploradora a cazadora en esta nueva película. Coco es un perro de Carolina, también conocido como el dingo americano, una raza muy antigua, que ha tenido presencia en el folclore de los nativos americanos desde tiempo inmemoriales. Estos animales son muy inteligentes, algo introvertidos y tímidos, capaces de agotar a sus dueños con su impulsivo comportamiento, lleno de energía.
Se cree que los antepasados de estos perros llegaron a América del Norte junto a los indígenas que cruzaron el estrecho de Bering, que separa Asia de América, hace cientos y cientos de años. "Era muy bulliciosa. Muy enérgica. Siempre, cuando salía, era un momento tan emocionante como tenso para nosotros en el set, '¿A Coco le parecerá, dejará su huella y hará lo que tiene que hacer?' De verdad, fue un verdadero viaje llegar ahí con ella, pero siempre hizo lo que debía. Fue muy emocionante, siempre teníamos muchos aplausos cuando finalmente conseguimos la gran toma con Coco", admite Trachtenberg, que se las vio y deseó con la perra en muchas secuencias.
Midthunder también guarda momentos muy bonitos junto a ella, a la que recuerda como "un pequeño desastre" de la forma más cariñosa posible. La actriz nunca había trabajado con un perro en pantalla, se quedó flipada al descubrir que Coco tenía una gran energía en su interior. "Era un poco un desastre, pero de una manera dulce. No era una perra entrenada para una película, fue literalmente adoptada para estar en esta película, y resultó que tenía mucha energía. Era una delicia tenerla cerca, era muy divertida y muy juguetona. Y luego, cuando llegaba el momento de hacer cosas... a veces lo hacía, a veces no. Pero, obviamente, todo terminó bien, ella era genial y todos la queremos mucho", afirma la actriz de Legion.
Cuando terminó la filmación de Predator: La presa, Coco regresó al Fulton County Animal Rescue, lugar en el que sabemos que encontró unos nuevos dueños y una familia que la acogió. Están en el anonimato, por lo que no se sabe si fueron miembros del rodaje o no. Lo que sí sabemos es que Sarii en la ficción, Coco en la vida real, ha logrado hacerse un nombre propio en la pantalla grande y el corazón de muchos espectadores.