Warhammer está más de moda que nunca. Games Workshop ha estado diversificando su licencia más allá de los wargames, con servicios de suscripción, nuevos juegos de tablero y colaboraciones con otros juegos de mesa como Magic: The Gathering. Pero no olvidemos que se trata de un wargame con miniaturas, y que tras ellas, se esconden historias fascinantes. Y aquí, la Thunderhawk, la cañonera usada por los Marines Espaciales del Adeptus Astartes, tiene una de las más interesantes de todas. Ahora, décadas después de su lanzamiento a finales de los noventa, una unidad de esta miniatura se ha vendido por más de 35.000 dólares.
La historia de un youtuber, un deseo y una pasión
Trasladémonos a 1997, una época muy anterior al universo de las miniaturas extraídas a través de las impresoras 3D más modernas, la supremacía del plástico o la resina más detallada. Hablamos de una época en la que las mesas de juego de Warhammer estaban surtidas de miniaturas de plomo, pesadas y detalladas, pero también muy caras. En aquellos años, a través de la venta por catálogo, se lanzó la Thunderhawk, una nave espacial limitada para el universo de Warhammer 40.000 que costaba un auténtico ojo de la cara -600 dólares de aquellos- y que estaba compuesta por cientos de piezas metálicas muy pesadas. Era un titán, difícil de montar y jugar, pero que se ganó el estatus de culto entre los coleccionistas del juego de Games Workshop.
Con el paso de los años, y siempre en función función del estado -si le faltaban piezas o no- y de la manera en la que estuviera conservada -sin pintar, jugada o en su maletín de madera original-, esta cañonera del futuro grimdark de Warhammer podía llegar fácilmente a los 10.000 dólares en subastas a través de eBay. Hace unos meses, Squidmar, uno de los youtubers más famosos del mundo del pintado de miniaturas, logró hacerse con una. Durante semanas, ha estado montándola, preparándola y pintándola a la máxima calidad, logrando más de 35.000 dólares en una subasta que se ha vuelto especialmente viral en el mundillo.
Squidmar pudo hacerse con una de las 500 naves fabricadas por Games Workshop el pasado febrero tras indagar durante semanas en la web. Tras mucho negociar, acabó comprándosela a uno de los afortunados poseedores de la misma en su Suecia natal. Se trataba de una pieza muy bien conservada, con todas sus partes e incluso con su caja original, un maletín de madera que mostraba compartimentos en su interior para las diferentes piezas de plomo. Cuando descubrió el enorme conjunto metálico, intrincado y difícil de pegar, Squidmar, que responde al nombre de Emil Nystrom, se puso en contacto con el creador original del modelo, quien dice que se le asignó la tarea como una especie de prueba para empezar a colaborar con Games Workshop. "Nunca antes había hecho una miniatura en mi vida. Ese fue mi primer intento de hacer un modelo de metal", explicó el creador al célebre youtuber, al que se hace referencia solo como "Tim".
Tim solo tuvo seis meses para diseñar y hacer el modelo de cara a su presentación en la convención anual de Games Workshop, y tuvo que sacar tiempo durante las noches después de su trabajo diurno para progresar de cara a la construcción de una nave final que presentar. Lo logró, y en Games Workshop, que en aquella época estaban en plena expansión, quedaron encantados. Pero era colosal. En medidas, tamaño del producto final y su peso. El paquete completo, incluido el elegante cofre de madera con las marcas de Aquila y el certificado de propiedad y autenticidad, pesa cerca de 10 kilos. Sus instrucciones son, además, un galimatías de contradicciones y pasos en falso, con piezas absolutamente lisas que no tienen fácil unión ni con el pegamento adecuado o con los habituales pineos del modelismo.
Con el paso de los años, esas 204 endiabladas piezas de metal fueron convirtiéndose en la joya de la corona para los coleccionistas. El kit más deseado para los aficionados. Squidmar consiguió montarla, pintarla y presentarla en un espectacular vídeo, y tras mucho pensarlo, decidió venderla a una tienda de hobby localizada en Melbourne, Australia, llamada The House of War. "Pensamos que estábamos comprando un pedazo de historia", ha explicado el copropietario de la tienda Riordone Treylourne, quien en realidad compró no una, sino dos miniaturas Thunderhawk adicionales que planean ensamblar y exhibir en su tienda. "Cuando salgamos del confinamiento por el coronavirus, será realmente algo para compartir con la comunidad", explicaba Treylourne, que afirma que en el país hay poca cultura de wargames y que cree que con estos atractivos atraerá a los futuros jugadores y coleccionistas. Si por algún casual os enamoráis del modelo, y queréis uno en casa, os recordamos que Forge World ha lanzado una edición en resina algo más económica: solo cuesta 615 euros de nada.
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