Hitman cumple 25 años: Recordamos Codename 47, el juego que inventó el sigilo social y los disfraces

En la época en que los juegos de infiltración tuvieron su apogeo surgieron grandes títulos de la talla de Metal Gear Solid, Splinter Cell, Thief: The Dark Project o Tenchu: Stealth Assassins. Fue una etapa muy prolífica para el género, con exponentes de varios estilos, incluyendo algunos tan particulares como Hitman: Codename 47.

La obra de IO Interactive apareció en PC hace 25 años y ya en aquel entonces logró destacar por un concepto de sigilo único, controlando a un asesino creado genéticamente y entrenado para matar en las situaciones más variadas que te podías imaginar. Realmente, cada misión suponía una nueva experiencia, con acciones que actualmente siguen sorprendiendo por una elaborada jugabilidad y planteamiento.

Asesinatos sigilosos que sorprendían

Hitman: Codename 47 supuso el primer videojuego de la saga Hitman. No es el mejor de la serie, y la fórmula se iría perfeccionando con entregas venideras, pero sí que abrió el camino a seguir. Además, no fue poco exitoso, logrando una amplia recepción por los usuarios en una época en que este tipo de planteamientos (mezcla entre infiltración y acción) estaban muy bien valorados.

El juego nos presentó al icónico Agente 47, un asesino que viaja a varios países de Asia, Europa y América del Sur para cumplir una serie de objetivos planteados por una organización criminal internacional. La acción era en tercera persona, con unas dinámicas centradas habitualmente en acceder a un escenario, cumplir tu objetivo y escapar sin ser detectados.

Su planteamiento era único por tener que realizar una planificación, moviéndote a través de mapeados semiabiertos con libertad de movimiento, así como teniendo en consideración el armamento disponible para cada misión. Podías colocarte en una azotea para usar el francotirador, pero también usar explosivos remotos e incluso disfrazarte con la vestimenta de algún personaje previamente noqueado.

Había elementos narrativos aprovechados para la infiltración, como el hecho de pasarte por un cocinero en un restaurante para envenenar a tu objetivo. Esto hacía que el juego sorprendiera, porque este tipo de dinámicas (más complejas de lo habitual) no eran la norma. Hitman era pionero por plantear unos objetivos estimulantes y que en la práctica jugable funcionaban razonablemente bien.

Tenía limitaciones en términos de IA y otras cuestiones técnicas, pero a pesar de ello resultaba lo suficientemente flexible como para permitirte llevar a cabo tus objetivos de varias maneras. En líneas generales el juego se comportaba muy bien, e incentivaba fuertemente el uso del sigilo, muy a pesar de que algunas situaciones se podían resolver a base de fuerza bruta.

Hitman: Codename 47 fue fruto de la casualidad, porque inicialmente iba a crearse un juego de disparos sin más. No obstante, llegó un momento en que desde IO Interactive pensaron que podían hacer algo más que un simple shooter. Con la ayuda de Jonas Eneroth (partícipe en Thief y Deux Ex), se acabó dando lugar a una de las franquicias más queridas por los amantes de la infiltración, con continuidad hasta la actualidad gracias a Hitman 3 y la promesa de que tendremos nuevos títulos.