Windows 10 morirá en un año y aun así casi la mitad de los jugadores de PC se resisten a actualizar a Windows 11
La cuenta atrás para el fin de Windows 10 sigue en marcha. Microsoft dejó de vender el ya veterano sistema operativo el pasado mes de enero anunciando que terminaría su soporte oficial para los jugadores y el resto de usuarios "corrientes" a partir de octubre del 2025 diciendo adiós a actualizaciones de seguridad o correcciones de fallos que aún siguen activas.
Sin embargo, a pesar de que falta solo un año para este final, de las características de Windows 11 para jugar y de las advertencias y mensajes de Microsoft invitando a actualizarse a su nuevo sistema, lo cierto es que Windows 10 sigue resistiendo y prácticamente la mitad de los jugadores de PC siguen apostando por el sistema estrenado en 2015.
Windows 10 sigue presente en el 48 % de los ordenadores para jugar por delante de Windows 11
Y es que tal y como podemos leer en la encuesta de hardware y software de Steam, Windows 10 está presente en el 48,66 % de los ordenadores para jugar siendo el sistema operativo más utilizado en el mes de septiembre mientras que Windows 11 está en segundo lugar con un 47,69 % de cuota de uso.
Podemos decir que, en realidad, ahora mismo ambos sistemas están en un empate técnico porque en la encuesta de agosto Windows 11 era el más utilizado con un 49,17 % de cuota por un 47,09 % de Windows 10 y esta alternancia entre ambos puede deberse a una muestra mayor de la encuesta de China u otros factores pero, aun así, la diferencia es pequeña a pesar del final cada vez más cerca de Windows 10.
Pero, ¿por qué los jugadores se resisten al cambio? En Vandal llevamos usando Windows 11 desde sus inicios y, desde luego, a pesar de unos pequeños fallos iniciales no hemos tenido problemas con el nuevo sistema operativo de Microsoft y además hay funciones muy interesantes como el Auto HDR o DirectStorage. Sin embargo, lo cierto es que Windows 10 es un sistema operativo bastante redondo. Si un jugador está contento con él es normal que se muestre reticente al cambio hasta que no tenga más remedio que dar el salto y, además, los requisitos a nivel de hardware como el TPM han hecho que algunos jugadores, junto con el temor de los bugs habituales durante los primeros años de vida de un sistema operativo, se hayan mostrado reticentes a actualizarse, aunque poco a poco el ritmo de adopción está aumentando.