Así era uno de los juegos de culto del fundador de Tango y que traía locura tras locura

La semana pasada sabíamos del cierre de varios estudios por parte de Microsoft, entre los que está Tango Gameworks, fundado por Shinji Mikami, padre de la saga Resident Evil. Aunque ya hacía un año desde que dejara el estudio en manos de Ikumi Nakamura, su sucesora espiritual (que a su vez se marchó para fundar Unseen), la sombra de Mikami era alargada. Normal, de una persona que trajo cosas tan fuera de lo normal como God Hand (2006).

God Hand, una fantasía de beat'em up totalmente fuera de serie

Cuando los dinosaurios aún caminaban sobre la Tierra (bueno vale, hace 18 años), Clover Studio (entre cuyos miembros estaba otra mala bestia de la industria, Hideki Kamiya estrenaba el que sería su canto del cisne, God Hand. El estudio venía de lanzar cuatro Viewtiful Joe y Okami, que el propio Kamiya querría continuar algún día. Pero vamos a centrarnos en la aventura de Gene, el protagonista de esta barbaridad.

La premisa es simple: nuestro héroe es un macho machote, pero de los buenos. Por una mezcla de heroísmo y una pizca de idiotez, termina con un brazo amputado, y le implantan uno de los dos brazos de dios, que según la leyenda, derrotaron al demonio Angra hace mucho, mucho tiempo (en una galaxia muy, muy cercana, no como la que podría ser la próxima película con Sigourney Weaver). No hace falta mucho más que decir, Gene tiene que derrotar a los Cuatro Devas, entre los que figura el portador del segundo brazo de dios y que quieren resucitar a Angra.

El planteamiento puede parecer nada fuera de lo común, pero es la puesta en escena y la jugabilidad lo que convierte a God Hand en una de las grandes joyas de esa generación. El sistema de combate ofrece hasta 100 técnicas diferentes, pero solamente puedes equipar una pequeña cantidad, teniendo que escoger cómo vas a querer luchar.

¿Vas a ir a por ataques rápidos? ¿A por potentes ataques que necesitan cargarse? Bueno, ahí queda a tu estilo, incluyendo potentes ataques especiales con nombres que van desde el Discombobulator hasta La Bomba y tienen tanto de remate como de chiste.

Con esta base exploramos mapas de todo tipo, que van desde un pueblo del oeste a una ciudad con un circo. Al paso salen toneladas de enemigos a los que reventar tanto a golpes como con alguna de las armas que se pueden recoger del escenario, que van desde vigas de madera hasta los clásicos barriles explosivos. Todo ello salpicado de QTEs para contraatacar, remates en el suelo y golpes especiales que solamente se pueden calificar de espectáculo puro y duro.

Espectáculo, esa es la palabra para definir el juego. Porque como decíamos antes, la puesta en escena es superior. No hay muchos límites en lo estrambótico de las situaciones, que van desde Gene rematando enemigos con azotes en el trasero a un combate contra los Power Rangers pero como enanos, que posiblemente fuera más bien un chiste sobre Viewtiful Joe. Por cierto, combate de pesadilla como pocos. Todo ello con una banda sonora que encaja en el tono del juego, que no deja de ser más comedia que otra cosa. Mención especial a "The Power of the God Hand", que podría ser la cabecera de una serie realmente descacharrante.

Ah, y los minijuegos, claro. Desde arenas de combate a carreras de chihuahuas, máquinas tragaperras o Blackjack, todo ello con sus correspondientes recompensas. Resulta muy complicado explicar con palabras la locura de este juego, que aunque pasó de forma relativamente discreta entre la crítica, ha conseguido el estatus de juego de culto entre los aficionados del género.

Sin embargo, por desgracia fue el último juego de Clover Studio. En 2007, cerraron sus puertas y varios de sus trabajadores no hicieron más que ir hacia arriba. No en vano, del grupo que formaron sus extrabajadores y la fusión con otra compañía nació PlatinumGames, que no es que necesite mucha presentación. Además, resulta complicado no pensar que algo debió gustarle a Kamiya de God Hand, quizás sin esta aventura su Bayonetta no se habría atrevido a ser como es.