Entramos en 2012, un año más, pero esta vez una ceremonia disfrutada con la futura familia política en el sur de Japón. He de decir que el año pasado fue un tanto decepcionante el año nuevo, quizás porque en España disfruto de una familia especialmente grande y con una gran calidez y en Japón con familia política escasa y donde la tradición es algo más fría. Es decir, que el cambio de una cena de unas 35 personas gritando "¿Dónde están los niños?, "Dile a la Laura que suba", etcétera, fue reemplazado por una cena de 6 personas en las que el abuelo, incluso estando en el siguiente edificio de la calle, no cenó con la familia. No me malinterpretéis, me lo pasé bien, pero la Nochevieja nipona impacta mucho cuando estas acostumbrado a la tontería y el jolgorio.
Pero bueno, veamos las curiosidades de este evento. Hay ciertas cosas similares, como las galas de televisión con cómicos, ídolos, etc. Aunque la gala más clásica de Japón en año nuevo es el Kouhaku Uta Gassen, una especie de Furor, en la que los cantantes e ídolos masculinos se enfrentan a los femeninos en una competición de voces. En un país donde el karaoke es considerado casi como deporte nacional era de esperar algo así, sin embargo lo realmente sorprendente es que lleva emitiéndose 60 años. Las mujeres toman el color rojo y los hombres el blanco y al final se realiza una votación y se anuncia al género ganador. Este año han ganado las mujeres. También es muy curioso ver cómo se reúnen grupos de música tan dispares en un mismo evento. Es como ver a David Bisbal seguido de Manolo Escobar y luego Slipknot. Aunque bueno, el J-Pop es el más recurrente.
En esta gala por supuesto tienen la cuenta atrás desde 10 y el lanzamiento de globos y demás, pero en otras cadenas solo puedes ver un templo, una gente dando campanadas como si de un ariete se tratase de forma que parece completamente aleatorio, y un reloj digital que de repente cambia a las 00.00 y te sientes como: "¡eh, eh! Espera un segundo. Avísame o algo, ¿no?".
En cuanto al apartado culinario, otra de las tradiciones es preparar el Osechi, o lo que viene siendo comida para picar, pero metida a presión en unas cajitas minúsculas muy monas. Esto es prácticamente universal en todas las casas, la familia lo prepara y dura para un par de días. De hecho, como no se suele trasnochar mucho, también es tradición levantarse el día 1 a las nueve de la mañana o así (es decir, cuando en España te retiras a dormir) para comer estos Osechi con la familia. Sinceramente, yo no puedo levantarme un poco resacoso y ponerme a comer sushi, pollo frito y patata dulce a las nueve de la mañana.
Tras esta comilona tempranera, es costumbre también ir al santuario sintoísta cercano para rogar al kami-sama de turno por la salud, el amor, el trabajo, etcétera, en este próximo año, pero si quieres saber de antemano qué te depara el 2012, también se suele pagar 100 yenes (1 euro) para sacar un papelito de predicción de tu suerte. Vamos, como el horóscopo anual. Si el papel te dice que vas a tener suerte te lo llevas a casa, si te dice que vas a tener mala suerte, se suele atar a unas cintas preparadas para la ocasión en el templo. Así se supone que algún dios te protegerá de esa mala suerte.
Por último, también es costumbre desechar los amuletos (omamori) del año pasado y comprar unos nuevos. Y es que el fin y principio de año tiene una gran carga simbólica en Japón. Antes de acabar el año se hace el Ooshoji, lo que viene siendo una limpieza general de la casa, pero a fondo. Digamos que se desecha todo lo que no vale de tu vida y comienzas el año sin aquello que no era necesario o era un lastre. Al iniciar el año renuevas los amuletos, tu suerte y das las gracias y pides a un dios por la nueva etapa. Lo que para muchos es símbolo de una fiesta, un día más y un cambio de número cuando hay que escribir la fecha, para los japoneses tiene un significado más pronunciado por norma general, aunque siempre hay excepciones.
No tenemos uvas, ni cuentas atrás, ni fiestas multitudinarias por aquí en Ehime, pero ya me he encargado yo de traer un poquito de jamón, de turrón y una botella de Freixenet para este cambio de ciclo. Akemashite Omedetou (feliz año nuevo).