El pasado mes de marzo el que más y el que menos se vio sorprendido con el anuncio de Tembo: The Badass Elephant, lo nuevo de Game Freak, los creadores de Pokémon, para PlayStation 4 Xbox One y PC. Unos se sorprendieron porque no sabían que esta compañía no pertenece a Nintendo, y puede sacar juegos para las consolas de la competencia, y otros porque después de tantos años trabajando casi ininterrumpidamente en la serie Pokémon, no esperaban que Game Freak se sacara de la chistera un plataformas tan simpático y desenfadado como este, que curiosamente no va a salir en ninguna consola de Nintendo.
Tembo: The Badass Elephant se lanzará este verano, y ya hemos podido probarlo en profundidad, descubriendo que es un plataformas de acción muy divertido, que si bien no se puede considerar demasiado original, sí resulta fresco. La ciudad de Shell City es atacada por las fuerzas devastadoras de PHANTOM, un ejército dirigido por un enmascarado misterioso. Soldados, máquinas de guerra y robots están destruyendo todo a su paso, y al general Krenman del Ejército Nacional, que se ve incapaz de dar la vuelta a la situación, se le ocurre pedir la ayuda de Tembo, el elefante guerrero, junto al que ya combatió en el pasado, una auténtica máquina de guerra.
Antes de entrar en combate una breve fase tutorial nos da la bienvenida al juego, y nos enseña los conceptos básicos de la jugabilidad, que son realmente sencillos. Podemos saltar, si dejamos el salto pulsado flotamos un par de segundos en el aire, algo muy útil en el plataformeo, y con otro botón aceleramos, lo que sirve para cargar contra enemigos, romper elementos del entorno e incluso saltar más distancia. Otras acciones ofensivas son un gancho hacia arriba, en el que la trompa toma forma de martillo, el clásico "culetazo" hacia el suelo después de un salto, y realizar un torbellino, tomando forma de bola y pudiendo cargar en diagonal descendente y rebotar, como si del mismísimo Sonic se tratara.
La última acción que aprendemos es la de regar, expulsando agua por la trompa, algo que no podemos hacer ilimitadamente, ya que hay un medidor de agua, y tenemos que recargarlo en unas fuentes. Esto sirve para apagar fuegos y para dañar a ciertos tipos de enemigos, y con todo esto ya tendremos lo suficiente para superar todos los retos que nos plantea esta aventura, ya que no vamos consiguiendo nuevas habilidades o acciones con el paso de los niveles.
Estamos ante un plataformas en 2D que ofrece un buen equilibrio entre los saltos y la acción, siendo igual de protagonistas ambas facetas, y aunque en la primera fase puede parecer muy alocado y que con correr y embestir contra todo va a ser suficiente para pasarnos el juego, pronto descubrimos que con unos pocos toques podemos estar muertos, y que hay que jugar con cierto cuidado. Afrontando a cada tipo de enemigo de una manera distinta, conociendo sus debilidades y aprendiendo sus patrones de ataque.
Los niveles tienen un desarrollo más o menos lineal, y el objetivo principal es superarlos, aunque como siempre hay distintos tipos de búsquedas secundarias, como rescatar a diez civiles, que se suben a lomos del elefante de manera muy simpática, y sobre todo destruir el mayor número de enemigos posible en nuestro camino, que suele ser una cifra de entre 250 y 300 y pico en cada nivel. Esto es importante, ya que llegado a un punto en el mapa de fases para poder seguir avanzando en la aventura nos piden haber derrotado a un número determinado de enemigos, y si hemos superado las fases corriendo y sin enfrentarnos al ejército invasor es más que probable que no tengas esa cifra, y te toque rejugar alguna fase para poder seguir avanzando.
A lo largo de los niveles encontramos diferentes puntos de control, y tenemos un clásico sistema de vida, algo que casi se ha vuelto raro en un plataformas actualmente. En los escenarios vamos recogiendo cacahuetes, como si fueran las monedas de Super Mario o los anillos de Sonic, y al conseguir 300 obtenemos una vida, que ya os advertimos son bastante fáciles de perder. No es un juego difícil tampoco, pero requiere cierta concentración y jugar con cuidado, aunque en un primer contacto pueda parecer un alocado paseo. El control responde bien aunque todavía está por pulir, y ciertas acciones como el "culetazo" nos han jugado alguna que otra mala pasada, realizándolo cuando no queríamos, en bastantes ocasiones.
Aunque como hemos dicho antes a lo largo del juego no se van añadiendo nuevos ingredientes jugables en lo que al elefante se refiere, en forma de acciones o movimientos, en lo que hemos jugado, casi la mitad de la aventura, la frescura nunca se pierde y el juego se las apaña para seguir sorprendiéndote con un buen diseño de niveles, nuevos tipos de enemigos y situaciones diferentes. No parece que se vaya a hace repetitivo, aunque tampoco le puede dar tiempo, ya que está anunciado que son 17 niveles, y estos se pueden completar en unos 10 minutos de media, así que echad cuentas, parece que va a ser un juego de 3 o 4 horas como mucho.
Utiliza el motor gráfico Unity, que ya ha demostrado que funciona muy bien para juegos en dos dimensiones, y aquí da lo mejor de sí mismo en la destrucción de escenarios, un componente bastante importante de la jugabilidad, ya que sirve para derrotar a muchos enemigos, derribando estructuras sobre sus cabezas o bajo sus pies. El estilo artístico es muy simpático, y no parece propio de un estudio japonés como Game Freak, asemejándose más al cómic occidental, aunque añadiendo a esto su propio toque personal. El sonido también acompaña de manera correcta a lo que vemos en pantalla, con simpáticos efectos y melodías pegadizas e incluso por momentos épicas.
Una agradable sorpresa
Nos ha gustado mucho Tembo: The Badass Elephant, con el que parece que Game Freak ha querido demostrar que no solo sabe hacer juegos de Pokémon. Llegará este verano para PS4, Xbox One y PC, y es una pena que no llegue también a PS3, Xbox 360 y sobre todo Wii U, que podrían moverlo sin problemas, algo que imaginamos habrá sido decisión de Sega, la editora. Una plataformas de acción que si bien no reinventa el género, ni aporta nada demasiado original, se juega con agradado, entretiene de lo lindo y vuelve a demostrar por qué los plataformas son uno de los géneros estrella en el mundo de los videojuegos. Un tipo de juegos de los que parece imposible cansarse, siempre y cuando se hagan las cosas bien, como en este caso.