Le bastó mostrarse unos segundos en la conferencia de Microsoft en el E3 de 2014 para que quedáramos prendados de su propuesta, y desde entonces lo esperamos con muchas ganas, aunque se ha hecho de rogar. Hablamos de Cuphead, un bello juego de acción en 2D que imita visualmente a los dibujos animados de los años 30, y que recupera el divertido estilo arcade de los run and gun que disfrutamos en los salones recreativos durante los 90.
Lo hemos podido probar en profundidad en la gamescom 2017, a una versión que imaginamos sería prácticamente final, y os podemos asegurar que la espera ha merecido la pena, porque Cuphead es una delicia, impecable en lo jugable, arrebatador en lo visual.
Lo que originalmente iba a ser un discreto juego indie realizado por dos personas, que iba a estar formado por unos ocho o diez jefes finales que íbamos a elegir en una pantalla de selección, ha terminado siendo algo mucho más ambicioso, con casi 30 jefes finales, seis fases de acción y plataformas, varios mundos muy atractivos que podemos explorar y que conectan los diferentes desafíos, y hasta una tienda donde podemos desbloquear algunas armas e ítems.
Esta apuesta por hacer un juego mucho más grande de lo planeado originalmente viene dada por el caluroso recibimiento que tuvo Cuphead en su presentación en 2014, tanto por parte de la prensa como por la comunidad de jugadores. Y nos alegramos mucho de que el proyecto haya crecido en ambición, porque el resultado es realmente bueno, pese a que hayamos tenido que esperar un poco más de la cuenta.
La jugabilidad es muy sencilla: podemos saltar y disparar en varias direcciones, elegir entre dos tipos de disparos (uno de mayor alcance y otro corto pero que abarca más espacio), podemos deslizarnos en el aire, tenemos un ataque especial que hay que recargar para poder utilizar, y el concepto jugable más complejo es el parry.
Ya sea en forma de enemigos o de proyectiles, a veces aparecen en pantalla elementos de color rosado, y estos nos indican que podemos realizar un parry, si justo pulsamos el botón de salto cuando estamos sobre ellos. Al hacer esto conseguimos una carta de póker, y cuando tenemos cinco podemos desatar los ataques especiales, que son muy importantes para derrotar a los jefes, ya que hacen mucho daño.
En las fases y los jefes obtenemos unas monedas, con las que podemos comprar armas y potenciadores en las tiendas, que podemos equipar antes de comenzar un desafío. Por ejemplo, nosotros en esta ocasión desbloqueamos un disparo que automáticamente se dirigía a los enemigos, aunque por el contrario era muy poco potente.
Por si todavía no lo sabíais, Cuphead es un juego muy, muy difícil, es parte de su ADN. Al comenzar cada reto podemos elegir entre la dificultad ‘regular’ (normal) o ‘simple’ (fácil), y hay curiosas variaciones entre una y otra, aunque ya os decimos que hasta en el presunto modo fácil se trata de un juego muy desafiante. Por ejemplo, en el modo ‘regular’ los jefes tienen más vida y si jugamos en cooperativo ambos jugadores comparten el mismo número de vidas, y en ‘simple’ cada uno cuenta con las propias (cuatro).
Pero hay cambios más sutiles, como por ejemplo que hay patrones de ataque de los jefes que solo aparecen en el modo ‘regular’, que es al fin y al cabo el modo original, como concibieron el juego sus creadores, y por tanto el más recomendable para cualquier jugador experimentado.
Aunque en un primer momento hasta puede parecer que se les ha ido la dificultad de las manos, realmente no es para tanto si te concentras y no eres "manco" y tienes algo de pericia con el mando. El problema es que estamos acostumbrados en los últimos años a juegos excesivamente amables, y se nos ha olvidado cómo eran los arcades en los 90. De hecho, Cuphead tiene ayudas que no hubiéramos visto en un juego de aquella época, como el hecho de que cuando estamos jugando a dobles y hemos agotado todas las vidas, si somos rápidos y hacemos un parry en el fantasma del jugador que ha muerto, podemos resucitarle.
Hay algunos detalles muy interesantes que no habíamos percibido en anteriores contactos, y que hemos descubierto en esta ocasión. El orden de los patrones de ataque de los jefes no es fijo, y cambia en cada nuevo combate. Esto quiere decir que nos podemos aprender los tipos de ataque que tiene un enemigo, pero nunca vamos a saber en qué orden los va a emplear, lo que es interesante porque no te puedes aprender los jefes de memoria, como si pasaba en juegos antiguos. Esto también ocurre en las fases de plataformas, y los enemigos aparecen en un orden diferente en cada partida.
Cuphead apuesta mucho por la rejugabilidad, sabiendo que la cantidad de contenido que tiene no es enorme. Cuenta con aproximadamente 35 desafíos entre jefes y fases, que es un número que no está mal, pero que en realidad son bastante cortos, aunque sean muy difíciles. Al finalizar un nivel se valora nuestra actuación, se tiene en cuenta el tiempo empleado, las vidas consumidas, los parrys realizados y en definitiva, nuestra habilidad jugando, y se nos otorga una calificación. Hacerse el juego al 100% no supondrá solo pasarse todas las fases, sino conseguir la máxima calificación en cada una de ellas.
Los jefes con completamente diferentes entre sí, tanto en lo jugable como en lo visual, hay incluso fases de naves como si se tratara de una matamarcianos, y los niveles de plataformas, que nos parecieron un poco flojos cuando las vimos por primera vez el año pasado, ahora se han pulido y resultan mucho más convincentes, se nota que están diseñadas al milímetro, y no al tuntún como nos pareció entonces. Por ejemplo, hay una dificilísima y bastante curiosa, en la que tenemos que cambiar nuestro centro de gravedad para movernos por el suelo o por el techo según lo exija la situación.
Cuphead se puede jugar tanto en solitario como en cooperativo local, y de esta segunda manera nos parece muy divertido, aunque también más caótico y difícil. Como detalle importante, aunque en el lanzamiento solo tendrá cooperativo local, sus creadores han prometido que más adelante se lanzará una actualización que nos permitirá jugar a través de internet con otro jugador.
En lo visual no hay mucho que decir, las imágenes y los vídeos hablan por sí solos, estamos ante un juego que gráficamente es simplemente perfecto, no se puede hacer mejor lo que se propone. Las innumerables e impecables animaciones, la enorme cantidad de diseños que hay para los jefes, para cada escenario, el tino al capturar de manera perfecta el estilo de los dibujos animados de los años 30, el efectivo filtro de ver una imagen sucia y rota, propia de otra época, y para redondearlo una banda sonora no menos fabulosa, música jazz que también capta el espíritu de la época.
Un juego que derrocha encanto por los cuatro costados
Seguro que los más talluditos recordáis aquella fase de Mickey Mania (Steamboat Willie) que imitaba el estilo visual de las primeras aventuras del personaje de Disney, y que dejaba con la boca abierta. Ahora tendremos un juego completo que utiliza ese peculiar concepto y lo lleva hasta las últimas consecuencias, y que derrocha personalidad, no solo en lo visual, sino también en su peculiar propuesta jugable, siendo un ambicioso boss rush, tan divertido como difícil.
Es un concepto que no es para todos los públicos, pero si os gusta su idea jugable y os atrae en lo artístico y lo visual, lo vais a disfrutar de lo lindo, porque es un juego encantador y perfectamente ejecutado. Cuphead se pondrá a la venta el 29 de septiembre en Xbox One y PC.
Hemos escrito estas impresiones tras probar el juego en su versión de Xbox One en el stand de Microsoft en la gamescom 2017.