Hace casi 40 años nació en Tokio HAL Laboratory, uno de los estudios más importantes para Nintendo y cuya filosofía queda reflejada en su logotipo: un perro incubando tres huevos como reflejo de originalidad, de utilizar el pensamiento lateral y ofrecer juegos diseñados con ingenio que sorprendan al jugador y le hagan sentirse satisfecho de haberlos superado.
La relación de Hal Laboratory con Nintendo se remonta a 1992, cuando el estudio parecía destinado a cerrar acosado por las deudas y Nintendo la rescató a cambio de que fuese una second party. La unión entre las dos empresas durante estas décadas ha sido productiva y muy satisfactoria para ambos y para los jugadores. Hal Laboratory es conocido por ser el estudio en el que Masahiro Sakurai creó a Kirby y (junto a Satoru Iwata, quien presidía a la vez Nintendo y HAL) la serie Super Smash Bros.
Ninguno de los dos está ya en la empresa: el recordado Iwata falleció en 2015 y Sakurai fundó su propio estudio, Sora Ltd. Hace casi 15 años, pero ese espíritu creativo de diversión sencilla e imaginativa sigue estando en el estudio, que lo mismo colabora para crear el gigantesco SuperSmash Bros. Ultimate que crea una serie mucho más modesta pero muy ocurrente como Boxboy.
Cubos que salen como una extensión del cuerpo del protagonista
El protagonista de estos juegos de puzles es Qbby, una caja cuadrada de aspecto minimalista que tiene la habilidad de desdoblarse varias veces, de forma que de su cuerpo salen uno o más cuadrados en la dirección que marquemos. Luego podemos recuperar esos cubos desplazando el cuerpo de Qbby o separarlos de este y lanzarlos (estos que se hayan separado del personaje desaparecerán al crear nuevos cubos), todo con el objetivo de superar puzles y avanzar por los niveles, también con un diseño minimalista básicamente diseñados en líneas y formas negras.
Desde 2015 han salido tres juegos protagonizados por Qbby en 3DS y ahora está a punto de llegar el primero para Switch: BOXBOY! + BOXGIRL!. La caja llega a la nueva consola con la opción de juego en cooperativo como una de las grandes novedades, gracias a la incorporación como personaje jugable de Qucy, un cubo con un lazo en la parte superior. Los cubos creados por los protagonistas sirven tanto para que puedan llegar a otra zona como para protegerles de algún peligro, y en el modo cooperativo dan mucho más juego y permiten superar los puzles de forma imaginativa… aunque también es posible molestar al otro no dejándole avanzar o empujándole a una muerte segura, aunque eso suponga retrasar el avance por el nivel. También es el BOXBOY más largo que se ha publicado hasta la fecha, con la impresionante cantidad de 270 niveles y la información de que cuando se haya terminado la historia principal Qudy se convertirá en un personaje jugable.
Hemos podido probar el primer nivel de cuatro mundos y ver las diferentes mecánicas que predomina en cada uno de ellos. En el primero de ellos, "Chispazos por partida doble", hay que cooperar para superar algunos cuadrados con cargas eléctricas para lo que tiene que preparar parte de la plataforma uno de los protagonistas y el otro seguir creando un camino seguro sobre la parte electrificada. Hay zonas que pueden superar por separado pero en otras es imprescindible la cooperación.
Un control sencillo que usa solo dos botones y la palanca
El control es tan sencillo como el aspecto del juego: con un botón saltamos y con otro se activa la duplicación de cubos, y su dirección la indicamos con un a palanca. Los cubos pueden salir en cualquier dirección ya sea recta para crear una plataforma o con forma de gancho para engancharse a otro lugar más alto y luego trepar recogiendo los cubos. En el modo cooperativo cada jugador utiliza un solo joy-con con lo que son suficientes los que vienen de serie con la consola y no hay que comprar unos adicionales.
El segundo de los mundos que probamos empieza con el nivel "¡Los resortes son cosa de dos!" hay que utilizar muelles repartidos por el nivel para superar los rompecabezas. Es quizás el nivel más pensado para avanzar en solitario. El tercero tiene unos interruptores que debe activar uno delos personajes para eliminar algún obstaculo y que el segundo personaje pueda seguir avanzando.
Es curioso como la mecánica de crear cubos que salen del personaje puede dar tanto juego, ya que podemos utilizarlos como pasarela, para subir a un sitio al que no lleguemos con el salto o coger uno de esos cubos y dejarlo sobre un resorte para que haga de peso y quede abierto el paso. A veces lo más sencillo es lo que da más opciones manteniendo una jugabilidad sencilla y muy fácil de entender. En ningún momento de la -por otro lado, brevísima- demo sentimos impotencia por las posibilidades de cada nivel, sino la necesidad de probar y hacer funcionar el cerebro pensando de forma lateral.
El reto es bajar el tiempo y el número de cubos utilizados
El último de los niveles que probamos tenía en algunas partes la silueta de uno de los dos protagonistas, Qbby o Qucy, y había que colocar al personaje concreto indicado sobre ese dibujo para poder seguir.
Aunque superar los puzles no es demasiado complicado y el verdadero reto llega por conseguir la mejor puntuación, para lo que hay que tardar lo menos posible y reducir al máximo el número de cubos utilizados. Hay en zonas de difícil acceso unas coronas que también suman puntos.
El aspecto de los personajes, la música amena pero no estridente y los característicos sonidos contribuyen a crear en el jugador una sensación de relax y de entretenimiento. El juego llega a la eshop de Nintendo Switch el 26 de abril y entonces llegará el momento de saber si realmente mantiene este ritmo ligero, pero no apresurado y que logra despertar el cerebro sin agotarlo.
Estas impresiones se han escrito después de probar una demo del juego en el showroom de Nintendo en Madrid.