Team Ninja bautizó 2025 como el "año del ninja". En solo unos meses han lanzado Ninja Gaiden 2: Black, el codesarrollo (con los sevillanos The Game Kitchen) Ninja Gaiden: Ragebound, y por supuesto, Ninja Gaiden 4. Se puede considerar parte del evento el estreno en PC de Rise of the Ronin, y si ampliamos miras más allá del estudio, también Shinobi: Art of Vengeance. Pero aunque su lanzamiento no tendrá lugar hasta 2026, a principios de este año sumaron algo más e inesperado a la celebración: la demo disponible temporalmente de Nioh 3 mostraba como principal novedad un nuevo estilo de juego, el ninja, que se integra y comparte importancia en los combates con el estilo samurái.
Lo próximo del Team Ninja es, claro, la tercera entrega de Nioh, un RPG de acción estilo soulslike que tiene como principal seña de identidad un marcado tono hack and slash que ahora se potencia al combatir como ninja, y que se separa del resto por ofrecer mil opciones de personalización y una ambientación en un Japón feudal fantástico repleto de yokai monstruosos y amigables. Una propuesta que ha llamado la atención de más de ocho millones de jugadores.
Hemos jugado cuatro horas a lo que los desarrolladores prometen que es "la experiencia definitiva de Team Ninja".
Si la primera demo nos sorprendió por las novedades en el combate, una vez asimilados todos los cambios que ello supone, de esta nueva prueba nos llevamos una sensación de amplitud, extensión y variedad, ya que viajaremos a través del tiempo y el espacio por diferentes épocas de Japón.
Viajes en el tiempo en el Japón feudal
La excusa para ello será familiar para quienes están acostumbrados al catálogo de Koei Tecmo: disputas entre los señores de la guerra japoneses basadas, o al menos inspiradas, en acontecimientos históricos. En esta nueva historia que se puede disfrutar sin jugar a los anteriores, el protagonista es Tokugawa Takechiyo (se puede personalizar su apariencia como samurái y como ninja por separado), postulado como próximo shogun. Algo que no le hace gracia a su hermano, Tokugawa Kunimatsu, quien desata el infierno yokai en Japón para hacerse con el trono.
Como Takechiyo, habrá que devolver la paz al país, derrotando samuráis, ninjas, demonios y monstruos por el camino, con la ayuda de una poderosa habilidad: viajar a través de distintos periodos históricos gracias a su espíritu guardián Kusanagi. No esperamos que la trama sea el motor que nos haga seguir con la partida, pues nunca lo ha sido ni en Nioh ni en otras producciones de Team Ninja, pero sí queremos señalar que se presenta con secuencias cinematográficas que tienen bastante estilo.
Así, habrá que ir y venir por cuatro periodos históricos (Bakumatsu, Edo, Sengoku y Heian) por tres regiones diferentes (Totomi, Kioto y Edo). Por lo tanto, Nioh 3 no se estructura ni en un gran mundo abierto ni en niveles lineales, sino en lo que la desarrolladora denomina open field ("campos abiertos"). Dentro de ellos habrá secciones más lineales, pero ramificadas, al estilo de los anteriores Nioh, pero la nueva estructura da pie a más exploración, a más contenidos secundarios, y lo que nos parece más interesante, a diferentes ambientaciones que aporten frescor a la partida conforme pasen las horas.
No son mundos abiertos, sino "campos abiertos"
Cada época tendrá su propio mapa y, según apuntan desde Team Ninja, sus propias mecánicas de exploración. En los santuarios que sirven como puntos de control y de personalización hay un registro de misiones que permiten cambiar de localización y año: 1190, 1572, 1622 y 1864. Se hereda una mecánica que nos gustó mucho (aunque tenía sus problemas de equilibrio) en Wo Long: Fallen Dynasty. Cada mapa tiene su nivel de exploración, por lo que conforme más lo exploremos, más campamentos liberemos, más minijefes derrotemos y más actividades cumplamos, más nos potenciaremos de cara a los mayores desafíos.
Lo mismo ocurre dentro de las mencionadas zonas cerradas dentro de esos minimundos abiertos: los Purgatorios. Ahí notamos mucho que convenía afrontar los retos opcionales antes de hacer frente al jefe final y así liberar la zona de la corrupción demoníaca. Estas áreas son peligrosas no solo porque haya enemigos poderosos y el diseño de niveles sea laberíntico, sino también porque el daño que nos hagan los adversarios reduce la salud máxima hasta que derrotemos más demonios; por otro lado, también nos da ventajas, como poder usar las armas del purgatorio (hacen más daño, pero nos infligen corrosión) y que se carguen más rápido los rituales de encarnación, potentes habilidades personalizables y muy útiles.
Diríamos que la exploración ha mejorado respecto a sus predecesores. Sigue sin estar al nivel de los mejores soulslike, pero da gustito meterse por los recovecos de espacios laberínticos y verticales, estudiar cada sala para descubrir huecos por los que avanzar agachado, descubrir que puedes aprovechar el doble salto para encaramarte a un tejado y acceder a una estancia con recompensas o enemigos… Sin embargo, hemos sufrido comportamientos extraños, con plataformas erráticas que nos hacían caer al vacío de manera inconsistente. Eso sí, hay que tener en cuenta que jugamos a una versión en desarrollo y esto puede cambiar.
También hemos visto una mecánica que sugiere una estructura metroidvania que nos haga volver con nuevos poderes a localizaciones ya exploradas. En las fases encontraremos vetas espirituales, una especie de luces con las que podemos interactuar para volar, caminar por las paredes y, en definitiva, llegar a sitios inaccesibles por nuestro propio pie, siempre y cuando tengamos un espíritu guardián concreto equipado.
Combates más veloces y profundos
De entre todos los soulslike, probablemente Nioh sea el que tenga un combate más directo, dinámico, veloz y satisfactorio, y eso sigue siendo así, con golpes que dan gustito y sistemas que dejan ver los orígenes del Team Ninja. Más todavía con esta tercera entrega, que introduce un estilo ninja que encajaría en un hack and slash más puro. Aunque habrá momentos en los que se pueda jugar durante un buen rato solo como ninja o solo como samurái, la idea es alternar entre ellos incluso dentro de un mismo combate, pues el cambio se hace al vuelo, e introducir esa dinámica en nuestros combos.
El estilo samurái es casi idéntico a los anteriores Nioh, pero se añade una capa estratégica de conseguir diferentes bonificaciones al llenar un indicador realizando ataques y guardias. Se ha tomado una decisión que nos parece adecuada para introducir a los novatos, pero que puede ralentizar la experiencia para los veteranos: el samurái no tiene distintas posturas desde el principio, sino que se desbloquean con el árbol de habilidades.
En cuanto al ninja, es un placer a los mandos, se centra en la evasión y dispone de movimientos desbloqueables como esquivar con el salto. De hecho, se pueden desbloquear un montón de técnicas Ninjutsu, algunas de ellas muy poderosas, con las que adaptar nuestro estilo de juego o afrontar de diferentes maneras desafíos específicos; son técnicas diferentes para cada arma, de las que también hay una amplia variedad de arquetipos — conviene, eso sí, centrarse en las que escalen con las mismas estadísticas de personaje que las armas que usemos en la forma samurái.
Además de por eficiencia y estrategia, el juego tiene maneras de obligarte a alternar entre los dos estilos. Por ejemplo, solo el samurái puede usar los pulsos de ki para despejar las áreas que dejan los yokai, y hay campamentos de enemigos que claramente están pensados para afrontarlos en sigilo con el ninja, que hace mucho más daño por la espalda. Y los jefes tienen ataques imbloqueables a los que hacer un contragolpe cambiando de estilo de manera precisa o usando ciertas habilidades de espíritu.
Ahora, además del ritual de encarnación (magias poderosísimas que transforman muestro personaje temporalmente), cada espíritu tiene dos habilidades que integramos con naturalidad en nuestros combos, útiles para disminuir el ki del oponente, y en algunos casos, también en la exploración. Conforme se avanza en la historia se conoce a personajes que nos darán a sus compañeros espectrales.
Puede parecer muy complejo, y lo es, pero os aseguramos que no es difícil interiorizar todas estas mecánicas y muchas más que hay. Como en los anteriores Nioh, todo se puede personalizar un montón. Cada enemigo suelta armas, armaduras y consumibles cual piñata. Hay ocho mil árboles de habilidades. La caja Omnyo otorga diferentes recompensas utilizando núcleos de alma que se consiguen al derrotar adversarios poderosos. Probablemente intimidarían menos si los menús no fueran tan engorrosos.
Con todo, esas minucias quedan en segundo plano porque a los mandos es divertidísimo y gustosito, sobre todo al combatir a los jefes finales, tanto humanos como demoniacos (en ciertos casos podemos pedir ayuda desde un sello de invocación). Los hay realmente originales, como fue el caso de un adversario pétreo, casi inamovible, que cambiaba a una forma tentacular que se movía erráticamente.
No todos los que vimos estaban al mismo nivel, e incluso nos encontramos algún minijefe más estimulante que alguno de los grandes. En cuanto a la dificultad, el desafío de la primera parte de la demo se había adaptado para esta sesión, y excepto por el boss final no tuvimos problemas para avanzar. Sin embargo, Team Ninja promete "la experiencia más desafiante hasta la fecha". No sabemos si será cierto, pero os aseguramos que los jefes de las partes posteriores de la demostración no eran moco de pavo.
En lo que sigue sin convencernos Nioh 3 es en lo referente al apartado audiovisual. La banda sonora, excepto en alguna batalla concreta, pasa desapercibida, y en la calidad de la imagen no se aprecia un salto generacional. De hecho, los tiempos de carga son un poco largos para lo que estamos acostumbrados, la imagen es borrosa y los 60 FPS son inestables en PS5 Pro. Además, aunque hay localizaciones que destacan, la mayoría son repetitivas por abusar de una paleta de colores limitada y de la pringue demoníaca que lo impregna todo.
El año del ninja continúa el 6 de febrero
Pero confiamos en una mejora de aquí al lanzamiento en PC y PS5 el 6 de febrero; pasa en todos los juegos, pero especialmente en los desarrollos japoneses, que en poco tiempo los aspectos técnicos de los juegos cambian considerablemente. Ojalá que así sea, porque sería una lástima que lo audiovisual empañara un juego de acción muy satisfactorio a los mandos, con unas mecánicas fantásticas, con jefes variados que nos ponen contra las cuerdas y con una premisa, recorrer diferentes épocas de un Japón feudal invadido por demonios, que puede ser muy interesante si se le saca provecho.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar a una versión en desarrollo para PS5 Pro en un evento invitados por Premier.