Desde que salió Tropico 5 han cambiado muchas cosas para la serie. Lo más decisivo ha sido que Kalipso ha pasado el desarrollo del nuevo capítulo de Haemimont Games -veterano estudio búlgaro especializado en juegos de estrategia que se encargó de las tres últimas entregas- al también veterano alemán Limbic Entertainment, que tiene varios Might & Magic en su cartera. Limbic ha respetado buena parte de las mecánicas y el estilo del juego, pero le ha ampliado posibilidades y ha incorporado el motor Unreal Engine.
La estrategia y construcción de Tropico tiene la peculiaridad de que convierte a sus jugadores en gobernadores primero y luego presidentes de una república bananera. Con Tropico 6 volvemos a tener como subalterno al servil Penúltimo para dirigir la vida de los tropicanos y decidir si vamos a ser un presidente democrático que quiere lo mejor para los ciudadanos o un capitoste corrupto con una abultada cuenta en Suiza engordada a base de falsificar el precio de construcción de los edificios públicos y que asesina a los disidentes.
La diversidad entre las dos opciones y espectro de posiciones intermedias son el principal valor de Tropico y Limbic lo ha potenciado ofreciendo la posibilidad de afinar en decisiones o funcionamiento de edificios.
Tampoco es que cambie sobremanera la jugabilidad, pero sí hacía falta un cambio en la serie y parece que el nuevo estudio lo ha logrado.
Al empezar una partida lo primero que llama la atención es que ahora hay varias islas para controlar, lo que lleva a pensar cómo vamos a trasladar las materias primeras y los productos manufacturados para no perder demasiado tiempo, y qué edificios son necesarios en cada isla. Tropico ha pasado de transcurrir todo en un mismo espacio a tener hasta 12 islas; ninguno de los cuatro mapas que hemos visto tenía menos de cuatro islas, que se pueden unir entre sí por tierra con un puente, por mar y, suponemos que en las épocas más recientes, aire.
Además de las maneras habituales de conseguir dinero y nuevos habitantes, tenemos la cala de piratas (en la época colonial, en otras avanza a otro edificio de inteligencia) en la que se pueden ordenar robo de recursos o de maravillas del mundo que concederán alguna ventaja a Tropico como eliminar la enfermedad. Otra fuente de ingresos es el inversor, que nos hará propuestas poco honestas para desviar fondos a la cuenta presidencial en Suiza o podremos pagarle de este dinero para conseguir algo.
En la beta que hemos jugado estaban disponibles, además de un completísimo tutorial para acostumbrarnos a las mecánicas de juego, dos mapas de paraíso tropical, en el que jugamos decidiendo las condiciones dos de los 15 mapas que tendrá el juego y dos misiones, una en la que hay que conseguir la independencia de Tropico de la metrópoli y otra con una isla con un gran volcan que entra en erupción con frecuencia, de forma que lo difícil es que sobrevivan las instalaciones y, por tanto, la economía de Tropico. Este último mapa puede poner las cosas bastante difíciles pero es un indicador de que las misiones que habrá serán variadas.
La construcción de los edificios es intuitiva aunque y hay gran variedad de recursos para elegir aunque hay que estar pendiente de qué terreno es el mejor para colocar cada uno, ver cuáles nos interesan más y comprobar si los suministros llegan donde deben. Cada partida es muy diferente según las decisiones que vayamos tomando, si apoyamos a una facción o a otra, cómo tratamos a nuestros ciudadanos, si optamos por un equilibrio entre las facciones que hay o nos decantamos por una abiertamente… cada gesto trae sus consecuencias y por eso las partidas mantienen el interés del jugador.
El motor Unreal 4 está sentando muy bien al juego, que ahora tiene mucha mejor definición y muestra a Tropico como un país exuberante y hermoso aunque también da la sensación de que ha perdido algo de personalidad en el diseño de algunos edificios y los menús y ahora su aspecto en la época colonial es un poco más genérico y menos parecido a, pongamos como ejemplo ficticio, La Habana, es menos tropical y más europeo. También nos ha dado la sensación de que esto consigue que Tropico parezca mucho más diferente según la orientación política que tomemos y si lo convertimos en una especie de Puerto Vallarta, un centro turístico, o en un estado opresor y militarista.
El doblaje se mantiene en la misma alta calidad que en juegos anteriores, lo que es muy de agradecer y da valor al juego, aunque algunas de las traducciones de los textos necesitan un lenguaje más natural.
Las sensaciones al probar Tropico 6 son buenas, Limbic parece ir en la dirección correcta y seguro que en los meses que quedan hasta el lanzamiento el estudio ha podido pulir los bugs de gestión y los gráficos, algunos de los cuales han sido realmente muy graciosos como solo una beta puede serlo. Aunque parece que el género quiere repuntar tímidamente, siempre es de agradecer que lleguen juegos que mantienen la esperanza de disfrutar diseñando ciudades y políticas y de convertirse en el tirano que nunca hemos querido ser.
Hemos escrito estas impresiones tras probar en PC la beta del juego con una clave facilitada por Meridiem Games.