Shenmue III es un título que, desde antes de salir, ya había alcanzado el estatus de leyenda. Una saga que revolucionó los videojuegos, apostando por unas posibilidades prácticamente inéditas hasta entonces. Claro que la calidad de los juegos no siempre determinan las ventas –que le pregunten a Wii U– y Dreamcast pereció antes de que Yu Suzuki pudiese terminar su ambicioso proyecto. Ahora, por fin, ponemos nuestras manos sobre la esperada tercera parte.
Gameplay comentado
Un viaje hasta Dreamcast
No vamos a negar lo evidente: Shenmue III no es un juego que intente adaptarse a 2019. Es un juego totalmente desfasado en muchos aspectos, cuyo objetivo es, literalmente, continuar lo visto en Shenmue II. Sí, técnicamente utiliza tecnologías de renderizado actuales, pero todo lo demás –interacciones, minijuegos, animaciones…– podrían ser perfectamente de Dreamcast. Es como cuando le ponen ray tracing al Quake original; la tecnología es de hoy, pero el núcleo es de hace décadas.
Dicho esto, podemos dejar claro que Shenmue III no es para los que quieran un juego de esta generación. Yu Suzuki se ha centrado en hacer un título que mantiene la esencia de la saga intacta, para bien y para mal.
Habrá quien estará encantado con ver una nueva entrega que apenas toca nada, y otros que no podrán ocultar su decepción.
Nosotros tenemos sentimientos enfrentados. Por una parte, ver un juego tan tosco no nos enamora, precisamente, pero por otra parte, como fans, el mero hecho de poder jugar a Shenmue III después de tantísimo tiempo nos hace increíblemente felices. Emociones aparte, os contamos de una manera más objetiva lo que nos ha dejado ver esta demostración de 15 minutos, que hemos disfrutado acompañados del mismísimo Yu Suzuki.
Todo justo como lo dejamos
La demo nos llevaba a un pequeño pueblecito en el que teníamos que encontrar a alguien, un hombre con una cicatriz. Tal y como cabía esperar, tenemos libertad absoluta para afrontar esta misión. Podemos preguntar a los aldeanos, que nos darán pistas, o incluso nos ofrecerán la posibilidad de participar en pequeñas actividades.
A la entrada del pueblo tenemos máquinas de gashapon, donde conseguir figuritas coleccionables como la de la mítica carretilla elevadora. También podemos hablar con el dueño de una tienda, que nos ofrece la posibilidad de trabajar de manera casual con él, cortando troncos, y ganarnos un dinerillo extra. Dinerillo que podemos gastarnos en una pequeña feria repleta de minijuegos.
Entre los minijuegos tenemos una carrera de tortugas. Sí, una carrera en la que cuatro tortugas compiten por la victoria. En realidad, tenemos que machacar botones que van cambiando para que nuestra tortuga corra y, aunque sobre el papel no suene muy emocionante –y, seguramente, en la práctica tampoco lo sea–, cuando tienes a Yu Suzuki animándote a tu lado, hasta una carrera de tortugas tiene su gracia.
Pudimos probar el combate, que nos ha parecido tremendamente decepcionante. Creemos que puede ser porque hay que subir de nivel para desbloquear nuevos movimientos y combos, pero para estar detrás uno de los padres de la lucha en tres dimensiones, nos ha dejado bastante fríos. Además, las animaciones durante el combate nos han parecido muy, muy flojitas.
Una novedad que nos ha gustado es que la salud y la resistencia de Ryo no se recargan, y tenemos que comer y descansar para recuperarlas. Es importante estar siempre en forma, ya que meternos en una pelea con la salud o la resistencia baja nos dejaría totalmente vendidos. Son pequeños detalles que aportan su grano de arena al realismo que siempre ha buscado la saga, y que encajan perfectamente en la fórmula.
Shenmue III es un juego en el que perderse. Tenemos, como no podía ser de otra manera, nuestro diario para saber cuál era el siguiente paso, pero si lo preferimo, podemos darnos una vuelta y explorar, porque siempre vamos a encontrar gente con la que hablar, minijuegos que realizar o incluso, simplemente, ir a una tienda a comprar o abrir cajones a ver qué encontramos. Es Shenmue en estado puro.
Un título divisor
Shenmue III es un título que va a estar dirigido a los seguidores más hardcore de la saga, a aquellos que llevan esperando una tercera entrega décadas y que, por fin, van a poder jugarla. Las limitaciones son obvias, y sus prioridades son claras. Es un juego cuyo núcleo parece seguir estando atrapado en Dreamcast, que quiere continuar contando una historia e invitarnos a descubrir un mundo único. Y aun así, es un juego único y con encanto, y estamos deseando jugar más.
Esto no quita que nos habría gustado ver una mayor ambición técnica, aunque fuese simplemente en hacer animaciones modernas. Como decíamos antes, tenemos sentimientos enfrentados. Seguramente, no habríamos disfrutado tanto esta demo sin Yu Suzuki a nuestro lado, y también es cierto que 15 minutos de Shenmue es casi como ojear un libro. Shenmue III llegará a PS4 y PC en noviembre, un mes en el que tendrá que enfrentarse a varios triple A; triple A que acentuarán aún más sus carencias, pero ¿quizás también sus virtudes?
Hemos realizado estas impresiones tras jugar a puerta cerrada en el stand de Deep Silver en el E3 de 2019.