Hay sagas que parecen malditas, y Prey podría ser una de ellas. Todo empezó con un juego anunciado en 1995, que terminó saliendo en 2006, y que como suele ocurrir con estos desarrollos tan largos, no con los resultados esperados, aunque fuera una aventura de acción en primera persona con ideas interesantes. Y luego el culebrón de su fallida secuela, anunciado oficialmente en 2011, y que como pudimos ver en una presentación tenía una pinta estupenda, pero que por diferentes motivos a lo largo de su desarrollo, Bethesda decidió cancelar en 2014.
La sorpresa fue ver de vuelta esta saga tan problemática en el pasado E3 con el anuncio de Prey, un reinicio o reimaginación de la serie, que poco tiene que ver con los dos anteriores juegos, más allá de que nos enfrentamos a unos alienígenas. Ahora están al mando los franceses Arkane Studios, creadores del genial Dishonored y su inminente secuela, y eso es algo que se nota en el nuevo Prey, como hemos podido comprobar en una presentación durante la gamescom 2016.
La aventura se desarrolla en el año 2035 en la Talos I, una estación espacial de investigación y desarrollo que orbita alrededor de la Tierra, y en la que una extraña y peligrosa forma de vida alienígena que está siendo investigada, Tifón, ha escapado de su control, causando el caos en las instalaciones, y dejando muy pocos supervivientes.
Nosotros nos meteremos en la piel de uno de ellos, Morgan Yu, un sujeto con el que han estado investigando para intentar que asimile alguno de los poderes alienígenas de los Tifón, que nos serán muy útiles para sobrevivir.
Cuando decimos que se nota el toque de Arkane, es en detalles como una ambientación muy elaborada, con escenarios repletos de detalles y un gran diseño artístico, y porque, aunque se puede considerar un juego de acción, quieren que juguemos de una manera creativa. Con estrategia y sigilo, utilizando los extraños poderes que adquirimos, las originales armas y herramientas que tenemos a nuestro alcance, y todo esto combinado con las oportunidades que nos brindará el entorno, y unos enemigos desconcertantes, con habilidades y poderes muy especiales.
Nos enfrentaremos a diferentes tipos de alienígenas, y cada uno de ellos requerirá una táctica distinta, ya que son muy diferentes entre sí. Los más pequeños y en apariencia inofensivos son los miméticos, un tipo de Tifón capaz de camuflarse en el entorno transformándose en objetos, como sillas, papeleras o tazas de café, por lo que nunca deberemos bajar la guardia, ya que cualquier objeto del escenario puede ser un enemigo en potencia.
Lo bueno es que nuestro protagonista puede asimilar los poderes de estos alienígenas, y cuando obtengamos esta habilidad también podremos transformarnos en objetos. Algo que podremos aprovechar para pasar desapercibidos, o en situaciones tipo puzle, como transformarnos en una taza y pasar rodando por un hueco muy pequeño. Estamos ante una aventura con una estructura abierta, y podremos explorar la estación espacial con bastante libertad, siempre y cuando tengamos las habilidades o herramientas oportunas para acceder a las diferentes zonas. Por decirlo de otra manera, tiene una estructura tipo metroidvania.
Además de los miméticos, vimos otro tipo de enemigos, los fantasmas, unos espectros con forma humanoide capaces de teletransportarse, y tan pronto los tenemos a unos metros de distancia, como enfrente de la cara, o lo que es peor, en nuestra espalda, por lo que deberemos estar muy atentos a sus movimientos. Nos parece algo muy destacable de este juego, el haber conseguido a estas alturas, en una aventura con una ambientación de ciencia ficción, haber creado unos enemigos bastante originales.
Con todas estas criaturas se puede acabar a tiro limpio, pero la munición será muy escasa y además no habrá muchas armas (no quieren que juguemos como en un clásico shooter), por lo que tendremos que ser creativos, y aprender a usar los pocos recursos a nuestra disposición para acabar con los enemigos.
Una de las herramientas/armas más peculiares que vimos en esta presentación fue el cañón GLOO, que dispara una especie de pasta que se solidifica rápidamente, y con la que podemos atrapar a los enemigos, para después dispararles y golpearles con una llave inglesa, y que se rompan en pedazos, como si fueran cristal o hielo. Esta herramienta también la podemos utilizar para crear plataformas y caminos en el escenario, para llegar a zonas que de otra manera serían inaccesibles, o tapar fugas de gas llameante de tuberías, o zonas electrificadas que nos impiden el paso.
Además de las armas y herramientas que encontraremos explorando, habrá un sistema de creación de objetos, y con los recursos que recojamos de los escenarios podremos crear nuevos gadgets o mejoras para las armas. Por ejemplo, para poder explorar el exterior de la estación espacial, había que fabricar un sistema de propulsión Artax, una mochila para movernos en gravedad cero, que nos permitirá desplazarnos por las zonas exteriores, que también tendrán su protagonismo.
Una manera rápida de obtener recursos para crear objetos será usar una granada muy peculiar, que crea una especie de agujero negro que absorbe los objetos de los alrededores, dejando sobre el suelo los materiales clave que podemos utilizar. Este recurso no solo servirá para recolectar ingredientes de creación, sino que también lo tendremos que utilizar en determinadas partes para limpiar el paso y poder seguir avanzando, en un ejemplo más de que todas las armas y herramientas tendrán diferentes usos.
Vimos en acción varios de los poderes especiales que podremos adquirir, como Supertérmica, una trampa de proximidad que hace que los enemigos ardan, o Estallido cinético, con el que podemos empujar a enemigos y elementos de los escenarios, y que si nos hemos transformado en un pequeño objeto, al usarlo nos permitirá acceder a zonas elevadas dando un enorme salto.
En la estación espacial nos encontraremos con otros supervivientes, que imaginamos nos tocará echarles una mano y otras veces nos ayudarán, y de la historia no sabemos mucho más allá de su premisa, que pinta interesante. Por su estructura, su cuidada ambientación, y por plantear unas escenas de acción en las que tenemos que ser creativos y utilizar poderes especiales, es un juego que nos ha recordado bastante al primer BioShock, aunque no se parezca visualmente.
En la demo que vimos los gráficos nos sorprendieron muy positivamente, el juego se ve muy bien y, como le ocurría al primer Dishonored, que no era un portento técnico, la cuidada dirección de arte hace mucho, una marca de la casa de Arkane. Nos gustan mucho las elaboradas físicas y la gran interacción que hay con multitud de elementos de los escenarios, y su ambientación de ciencia ficción, con esos extraños y fantasmagóricos alienígenas a los que nos enfrentamos, hacen que estemos ante un juego con una gran personalidad visual. Como un detalle curioso, utiliza el motor gráfico CryEngine, algo que no entendemos muy bien, cuando actualmente varios juegos de Bethesda están apostando por el id Tech, incluido Dishonored 2.
Uno de los juegos más prometedores de 2017
No podemos disimular nuestro entusiasmo: nos ha encantado lo que hemos visto de Prey. Hay que aclarar que somos unos enamorados de Dishonored, nos chifla la ciencia ficción, y las aventuras de acción que intentan sorprendernos con sus mecánicas, en las que no tenemos que limitarnos a disparar, sino que tenemos que ser creativos. A eso le unimos una estructura abierta que invita a la exploración, algunos puzles, una premisa argumental interesante, y un apartado artístico y gráfico muy potente, y tenemos un juego que tiene una pinta estupenda, y que es desde ya uno de los que más esperábamos para el 2017, cuando se lance en Xbox One, PS4 y PC.
Hemos escrito estas impresiones tras asistir a una presentación del juego en el stand de Bethesda en la gamescom 2016.