Need for Speed ProStreet se ha convertido en el emblema de lo que Electronic Arts nunca más hará para mantener su ritmo de publicación y, por lo tanto, su nivel de ingresos. La compañía americana, cuyo primer puesto en el mercado se lo disputa ahora la recién fusionada Activision Blizzard, lleva meses iniciando un proceso de cambios en su imagen, línea de productos y proceso de desarrollo, y con Need for Speed Undercover pretenden recuperar el gancho de una saga que, tras revolucionar el mercado en 2003 con su entrega Underground, ha ido perdiendo tirón entre los jugadores, y el año pasado, con ProStreet, tocó fondo.
ProStreet no era un juego malo, pero cambiaba muchas de las cosas que los fans de Need for Speed adoraban, y además salió al mercado con muchos fallos gráficos que deslucían. Con Undercover, la saga vuelve a sus raíces, o a sus últimas raíces, para ser más exactos, volviendo a mostrar escenarios abiertos y carreras de todo tipo a las que podremos acceder libremente desde el mapa.
Cuenta también con una historia espectacular, producida en Hollywood y con actores famosos (Maggie Q es la imagen del juego), aunque en los minutos que probamos el juego durante el Tokyo Game Show no tuvimos tiempo para deleitarnos con las cinemáticas.
Undercover tiene lugar en una gran ciudad o, mejor dicho, metrópolis compuesta por tres ciudades o zonas claramente diferenciadas. El juego une estas zonas por autopistas, que no solo se usarán para las misiones y carreras estándar sino que son protagonistas de un modo exclusivo llamado "Highway Battle". Este tipo de carrera, como ya os contamos en la Games Convention, al probar por primera vez el juego, nos sitúan en una autopista con un rival al que habrá que dejar atrás sacándole una ventaja mínima de 300 metros. Además de tomar las curvas tendremos que evitar chocar contra el numeroso tráfico, y procurar en la medida de lo posible aprovecharnos de él para obstaculizar a nuestros rivales, obligándolos a frenar para no chocar contra ellos, o directamente provocando que colisionen.
Nuestro segundo contacto con este modo ha sido aun más positivo dado que al ser una versión más avanzada ya estaban disponibles tanto los nitros como la posibilidad de poner a cámara lenta el juego y esquivar coches u obstáculos in extremis. Tras unas carreras contra un coche superior al nuestro, acabamos dominando el modo y apreciando su forma de mezclar conducción extrema con "juego sucio" contra el rival. No es el centro del juego ni por asomo podría serlo, pero es un modo extra divertido.
Las misiones, el retorno más esperado de esta nueva entrega de Need for Speed, son tan interesantes como se esperaba. Con sus correspondientes introducciones con escenas cinemáticas, nos piden conducción temeraria y efectiva par beneficiar a la organización criminal en la que estamos infiltrados. Una de las que podíamos probar combinaba otro de los elementos que vuelen en esta entrega: la policía. Teníamos que hacer de chófer de un robo, conduciendo a toda velocidad, con un tiempo límite, por toda la ciudad hasta llegar al casino que hacía de guarida para los ladrones.
Poco después de comenzar a conducir, ya teníamos a la policía en los talones, no a coches normales sino a unidades especiales que tenían la suficiente velocidad, organización y, sobre todo, número, para ponernos en un serio aprieto. Teníamos que evadir a la policía haciendo todo tipo de movimientos, esquivando los controles y las barricadas como mejor podíamos y teniendo cuidado de no estar atrapados entre varios coches; algo importante era ceñirse a la ruta y no desviarse demasiado; aunque nuestro GPS recalcula en todo momento por dónde tenemos que ir, y cuál es la ruta par volver al camino idóneo, esto no será siempre fácil por la velocidad a la que vamos y el número de coches de policía que nos persigue. Era especialmente útil usar el nuevo sistema de derrapes, que nos permite tomar las curvas deslizándonos por ella, y dar giros de 180 grados con facilidad para cambiar nuestro rumbo.
Aparte de misiones y el modo lucha en el autopista, contamos con las habituales exhibiciones de carreras, sprints o estilo, además de libertad para correr por la ciudad, contando con la policía como único obstáculo; ésta nos comenzará a perseguir si hacemos demasiadas locuras con el coche, y el juego entrará en una especie de submodo "persecución policial", en la que nos indican a qué distancia está la policía. Dependiendo de la duración de la persecución y los daños causados, recibimos dinero extra.
Need for Speed Undercover continúa progresando adecuadamente para devolverle a la saga gran parte de la expectación y el éxito de los últimos años. Aunque se encontrará con la dura competencia de Midnigh Club Los Ángeles, resulta mucho más competente a nivel gráfico que ProStreet y Carbono, y tanto el diseño de la ciudad como el estilo de las misiones resultan muy adecuados y divertidos. A finales de noviembre, Need for Speed intentará redimirse mezclando la fórmula que le dio mayores éxitos con algunas nuevas ideas.