Corrupción y dinero. Dos términos que a menudo se llevan bien a la hora de conformar una historia en este mundillo. Y es que tras una destacable primera parte repleta de acción, Pandemic Studios vuelve a la carga con Mercenaries 2: Word in Flames. La secuela de este notable título que mezclará destrucción masiva con todas las particularidades de una Venezuela corrupta por el vil metal y los intereses de los hombres con más poder. Violencia y pocos escrúpulos llaman a nuestra puerta, pues es hora de enfundarnos como auténticos mercenarios
Egoísta finalidad
Sacado a relucir en innumerables películas de acción sin tregua, lo cierto es que el envilecimiento desmesurado que veremos en Mercenaries 2: Word in Flames sitúa al jugador al frente de una Venezuela dominada por los turbios negocios, donde los peces más gordos de la ciudad sacian sus ansias de poder contratando a curtidos mercenarios. De esta forma, se nos concederá la posibilidad de tomar el control sobre cualquiera de los cuatro personajes posibles a elegir, llevando a cabo toda una serie de arriesgadas misiones. Por supuesto, nuestra única motivación personal no será otra que la de agrandar nuestra cuenta corriente relacionándonos con altos mandos en busca del absoluto control del petróleo en el país. No en vano, el dinero dará precio y forma a cada una de nuestros osados encargos a la carta.Con ello, la básica premisa inicial encerrará un título sumamente divertido y nada manco en cuanto a posibilidades jugables. Tal y como apuntábamos, podremos manejar a diversos asesinos a sueldo, de entre los que destacará un viejo conocido de la anterior entrega de la serie. Por supuesto, cada uno de los personajes a elegir contará con sus habilidades predefinidas, así como sus distintas predilecciones a la hora de adjudicarse el equipo entre el nutrido y basto armamento con el que causar destrozos.
Sin barreras
Profundizando en la mecánica del título, nuestros quehaceres pasarán por ir cumpliendo los diversos encargos por parte de la facción que haya contratado nuestros servicios. Al más puro estilo del absorbente Crackdown, jugaremos con una vista en tercera persona que nos permitirá interactuar con todo aquello que nos rodee, al tiempo que disparamos por mediación de la típica mirilla centrada en pantalla.Será en dicha interacción donde la entrega de Pandemic Studios demostrará como Mercenaries 2: Word in Flames posee un robusto potencial a la hora de gestionar asombrosas explosiones y derrumbamientos por doquier. Desde edificios de todo tipo, hasta diversas clases de vehículos en mitad de la carretera y emplazamientos varios, nuestro poderoso armamento pesado será capaz de tirar abajo infinidad de elementos perfectamente integrados en el entorno, consiguiendo así unos resultados tremendamente vistosos que desembocarán en más de una cara perpleja ante el despliegue pirotécnico.
Además, estas destrucciones supondrán nuevas vías de escape para recorrer otros recovecos del escenario, llegando incluso a sacarles utilidad en forma de improvisadas barreras de escombros para frenar una acometida enemiga.
En cuanto a nuestros adversarios, nos tocará batallar con innumerables milicias que se organizarán correctamente a la hora de asaltarnos por diferentes flancos y tendernos peligrosas emboscadas. El nivel de empatía hacia nuestra persona vendrá determinado por el grado de caos y destrucción que consideremos oportuno crear entre sus filas. No en vano, llegar a provocar más o menos exterminios (mobiliario y humano) sobre nuestros objetivos será una elección que residirá en nuestras manos.
Centrándonos en la conducción, nuestro personaje principal podrá hacerse con el control de cualquier vehículo que se encuentre a su alcance. Algunos no serán mas que simples utilitarios de algún incauto civil que nos serán de especial ayuda a la hora de pasar desapercibidos o salir corriendo a la fuga. Otros en cambio, conformarán verdaderas máquinas de arrollar, perfectas para destrozar cualquier objetivo que se ponga a tiro.
En este sentido, podremos pilotar poderosos tanques así como versátiles jeeps equipados con torretas para lanzar mortíferas ráfagas de disparos, llegando incluso a controlar enormes lanchas y camiones. De manera acertada, el manejo de dichos vehículos podrá efectuarse por mediación del juego cooperativo, característica que nos dejará disfrutar de la aventura en compañía de un amigo elevando, claro está, la diversión del título a niveles mucho más satisfactorios.
Si bien no supone una novedad en el genero que nos ocupa, lo cierto es que Mercenaries 2: Word in Flames hará uso de las secuencias de botones para acciones varias. En una de las demostraciones recientes a las que hemos tenido acceso pudimos comprobar de primera mano como a raiz de una secuencia animada, el jugador iba pulsando los botones indicados en pantalla para encaramarse a un tanque, colar un granada de bajo poder destructivo en su interior, y finalmente hacerse con el control del carro de combate.
A tenor de lo visto en el desarrollo hasta la fecha, Mercenaries 2: Word in Flames presenta un apartado técnico trabajado y potente que hará especial hincapié en la destrucción masiva de los escenarios, con unos efectos demoledores. Del mismo modo, la ciudad y todos sus elementos estarán recreados con un magnífico grado de detalle, añadiendo precisión a unos personajes que contarán con unas animaciones totalmente realistas y variadas en su repertorio. De nuevo, la interacción y la física jugarán un papel sumamente importante en el apartado visual del título.
Mercenaries 2: Word in Flames y su venidera salida al mercado no está carente de destacable cierta desaprobación por parte del gobierno Venezolano. Polémicas aparte, y con una visión más o menos alejada de la realidad tangible, lo cierto es que la apuesta de Pandemic Studios viene dispuesta a reforzar todo lo visto en el anterior título de esta misma serie. Con un grado de libertad en nuestras acciones que nos permitirá recrearnos en nuestra crapulosa necesidad de destrozar el entorno, no podemos sino apuntar en nuestro calendario la salida de uno de los títulos más pirotécnicos para el año que acabamos de comenzar. Y es que en la vida de un mercenario, todo tiene un precio.