Cuando faltan tan sólo unas semanas para la llegada de Front Mission Evolved, probamos este juego que lleva al terreno de la acción la veterana saga de robots gigantes de Square Enix. Esta serie es una de las clásicas series de rol de la compañía japonesa, pero esta aparición en las consolas de alta definición ha representado un cambio de estilo notable.
De esta manera, los Wanzers (del inglés wandering panzer) se pasan al elemento de acción directa, dejando de lado toda la vertiente rolera que le ha labrado un nombre a esta saga que, sin embargo, no se ha prodigado mucho que digamos en los mercados occidentales. Pero lo que sí nos encontraremos serán opciones de configuración para ir consiguiendo un robot gigante a la altura de nuestras aspiraciones bélicas.
Claro que la presentación empieza con una enorme falta de ortografía en la pantalla de selección de dificultad, así que aunque comprobamos que está subtitulado en castellano, esperamos que se dé una buena corrección al videojuego en su localización, aunque lo cierto es que no hemos visto nada más de este estilo.
El juego se abre en plena Nueva York, en un futuro en el que ascensores gigantes comunican la superficie con bases espaciales, y esta conquista del espacio exterior tan sólo ha traído más guerra al ser humano, y robots gigantes. Las opciones de personalización del Wanzer son esenciales para conseguir armamento, habilidades y características que resulten aptas para nuestros intereses del juego, y también nuestro estilo de juego, teniendo en cuenta que hay un límite básico de cuatro armas como máximo (dos en cada mano, y en los hombros). La adquisición de mejoras es clave, y la selección de piezas es esencial, pues la combinación de un torso determinado con piernas concretas puede darnos más agilidad, o restarnos velocidad pero convertirnos en algo casi indestructible, por poner unos ejemplos.
Las habilidades de batallas son también importantes, pues hay sólo tres casillas disponibles para rellenar por sección, y pueden convertirse en un factor determinante para conseguir el equilibrio deseado entre las diferentes características de nuestro robot. Por último, la personalización se lleva también al acabado estético, pudiendo modificar -en cada parte del robot, es decir, torso, brazos de manera independiente y piernas- el estilo (trama), colores, brillo, e incluso decorarlo con pegatinas. En todo caso, las mejoras se compran con el dinero que conseguimos por el escenario al conseguir objetivos y derrotar enemigos, así que hay un coste asociado importante a las mismas, y por tanto su progresión se dosifica en función de los ingresos y nuestros intereses.
Esto se desvelará como más interesante en el modo multijugador, donde las diferentes configuraciones dan lugar a combates muy diversificados, pero está claro que hasta donde hemos podido ver, aunque la progresión es quizás un tanto lenta, tendrá importantes repercusiones en el desarrollo del juego. Además, los cambios aplicados se traducen en la modificación del modelo del Wanzer en pantalla, lo que es agradable de ver, sobre todo porque en el menú en el que se aplican los cambios los estéticos no siempre se aprecian bien del todo.
El control del juego varía en su respuesta al mando en función del Wanzer, ya que uno muy pesado o demasiado ligero quedará descompensado, pero el esquema de control general es muy sencillo, y fluctúa entre la sensación de manejar un tanque torpe (cuando anda) o un aerodeslizador extremadamente ágil (cuando se desplaza flotando), por lo que hay que saber adaptarse a ambos estilos, ya que la técnica de deslizamiento está limitada en su uso. Ésta se puede aplicar pulsando el botón B (del mando de Xbox 360) o presionando la palanca analógica izquierda, opción que nos ha convencido muchísimo más.
Del mismo modo, se salta con el botón A (al pulsarlo otra vez flotamos unos instantes), y disparamos con los gatillos, en función del arma (por ejemplo, si hacemos un ataque físico con el brazo izquierdo, pulsamos ese gatillo, pero si cambiamos a una pistola, ese mismo botón disparará), y los botones laterales del mando (por ejemplo, si lanzamos misiles desde el hombro derecho, mantenemos pulsado el botón lateral derecho del mando y lo soltamos para que salgan hacia el objetivo). De esta manera, es fácil asimilar qué hace cada botón, pues se corresponde con un brazo u hombro del robot.
Para luchar contra los enemigos debemos afinar la puntería, pues hay evidentes puntos débiles, y contra enemigos muy contundentes o en número elevado nos puede interesar, por ejemplo, inutilizarles las piernas. Pero no todo son robots gigantes enemigos, pues también hay helicópteros, tanques, torretas… en todo caso, cuando necesitemos más precisión de tiro, pulsamos la palanca analógica derecha y eso acerca la mirilla y es más fácil acertar en puntos exactos.
El modo historia nos está contando una historia que parece que va a ser un tanto previsible, y con algunos giros en el guión que se ven venir de lejos, lo que es un punto de calidad que se pierde con respecto a las entregas de rol estratégico, pero en todo caso es más que suficiente para mantener un buen ritmo de acción y hacernos avanzar, mientras conocemos a Dylan Ramsey y sus motivaciones.
El sistema de energía del juego recupera el cada vez más extendido proceso de recuperación automática cuando no estamos siendo atacados, pero hay que tener un elemento en cuenta: nuestro Wanzer, como los enemigos, puede recibir daño en zonas específicas, y su recuperación puede ser muy lenta, y se centra, en todo caso, en el torso, hasta donde juzgamos por nuestra experiencia en el juego. Esto significa que el Wanzer se puede recuperar y no explotar, pero los brazos pueden quedar muy dañados. Por tanto, debemos buscar por el escenario los contenedores verdes que recuperan energía; los azules recargan la munición.
El modo para un jugador se centra en la campaña, que parece que estará bien guionizada, casi siempre a los mandos de un Wanzer, pero en ocasiones el protagonista abandonará su robot para afrontar objetivos a pie, donde el control se acerca mucho a un título de acción en tercera persona de lo más convencional, pero desde luego parecen aportar un toque de variedad que se agradecerá en el conjunto global de su desarrollo. En todo caso, estaremos muchas veces acompañados de otros Wanzers aliados, controlados por diferentes personajes secundarios, mientras el juego va cambiando de localización, a una escala global… e incluso espacial.
Las batallas con compañeros controlados por la máquina nos están pareciendo equilibradas, aunque lo cierto es que hay probarlas en todos los niveles de dificultad para constatar que se adaptan a los requisitos de batallas más duras, pero en los dos niveles básicos (fácil y normal) no hemos visto nada que nos resulte extraño, lo que resulta en una gratificante experiencia. Además, su colaboración es importante, sobre todo cuando avanzamos un poco y nos encontramos con Wanzers enemigos de diferentes características y estrategias.
El modo multijugador parece apostar por modos muy clásicos en los que la personalización de los robots será lo más destacado. Suma un total de seis escenarios extraídos de la campaña para un jugador, pero evidentemente modificados para adaptarse a los requisitos de una batalla de este tipo. Es posible optar por la búsqueda automática de compañeros de juego con la opción de partida igualada, o bien crear o entrar en partidas privadas.
Nos encontramos, en definitiva, con el clásico todos contra todos (combate a muerte), y su variante por equipos, el modo dominación (hay que tomar el control de unas torretas y destruir las de los enemigos), supremacía (controlar un punto de captura móvil), pero, como decíamos, escoger Wanzer es importante. Se nos dan varios prefabricados (siete tipos, de hecho), y podemos guardar cinco modelos propios, por lo que se aplica una suerte de sistema de clases (muy habitual en el juego en línea de acción en primera persona) que podemos configurar por nuestra propia cuenta y riesgo. Los perezosos no deben tener nada que temer: entre los predefinidos están modelos de francotirador, balístico, ingeniero, lucha cuerpo a cuerpo, y varios niveles intermedios, así que si uno quiere acción directa la tiene sin problemas.
Nuestras experiencias con Front Mission: Evolved están siendo, en definitiva, muy positivas, tanto en el campo de la aventura para un jugador como en su vertiente multijugador. Quizás le falte algo más de chicha en este último punto para lograr un hueco en un mercado competido, pero la sensación es que aunque el cambio de género es algo chocante al principio, estamos ante el que puede ser uno de los mejores juegos de robots gigantes de los últimos años. Y todos hemos querido controlar un robot gigante.