La transición generacional no afecta a todos por igual, y más si te llamas Call of Duty. Tienes la hegemonía en ventas y una comunidad de usuarios que pocos títulos pueden igualar. Lógicamente eres el objetivo de todas las miradas, una situación nada cómoda. Con Ghosts tienen un reto complicado: no perder la esencia que les ha dado el éxito sin llegar a dormirse en los laureles. Para mantener este equilibrio se ha apostado por llenar el juego de contenido. Quieren que Call of Duty sea todavía más social, con miles de opciones de personalización y modos de juego para todos. No hemos tenido acceso a todo este contenido, pero sí nos han dejado jugar con tranquilidad al modo multijugador. Han recibido feedback de los usuarios para hacer de su modo estrella un sitio sobre todo más justo, y por lo probado, no solo es más justo, sino que es muy divertido.
En esta versión (que parecía ser la de PC con un mando de Xbox One) se intuía un gran potencial en la creación de nuestro personaje. Además de la novedad de poder elegir soldados femeninos, vuelven las rachas divididas por categorías de Modern Warfare 3. De Black Ops 2 también se recogen algunos elementos, como la administración de los puntos a la hora de crear clases. Por decirlo de alguna manera, hay un popurrí de buenas decisiones que se tomaron en el pasado.
De hecho solo se han utilizado las papeletas ganadoras, haciendo desaparecer características muy criticadas como los apuñalamientos a larga distancia o los Quick Scope. Además de reciclar lo bueno y descartar lo malo tenemos novedades como un escenario cambiante, que sin permitir la destrucción de Battlefield sí da lugar a curiosos mecanismos con los que interactuar y explosivos que hacen cambiar la estructura del escenario de manera radical.
Teníamos muchas ganas de jugar, para qué negarlo. Sigue siendo ese juego frenético que te pide una y otra partida, y si encima lo han cuidado a petición de la comunidad, seguro que merecía la pena darle un tiento. Dicho y hecho, nos pusimos a los mandos desde la creación de personaje, donde por supuesto optamos por la chica, Marco. Las opciones de clases predeterminadas son más numerosas que nunca, no falta ninguna, ni siquiera la que lleva el escudo. Probamos a personalizar una de ellas, descubriendo una nueva categoría de armas llamada Marksman, compuesta por fusiles de baja cadencia (con modelos como el MK14). Hay armas nuevas y también versiones de otras ya vistas (Vector CRB y MTAR-X). En cuanto a fusiles de asalto tenemos un tal Honey Badger que ya lleva silenciador de serie, y una escopeta llamada MTS-255.
La clase que creamos apostaba por la movilidad del subfusil, añadiendo ventajas que nos dieran una mayor velocidad tanto de recarga como de apuntado. El equipo elegido se componía por una granada flash y un I.E.D, un dispositivo de funcionamiento similar al de las minas de proximidad. Así saltamos al campo de batalla, en un primer mapa llamado Strikezone dentro del modo Blitz, que debuta en esta entrega. Del mapa poco podemos deciros, solo que parecía estar situado en los aledaños de un campo de beisbol derruido. Sin embargo, sí podemos contaros mucho sobre Blitz. En este nuevo modo gana el equipo que más puntos haga, obviamente. Su peculiaridad es que no se trata de hacer muchas bajas, sino de llegar a la base enemiga para pisar un portal que nos devuelve al inicio del mapa. En este modo no favorece que seas el mejor matando, sino el más inteligente evitando al enemigo hasta hacer el "touchdown". Sin duda muy dinámico y divertido, aunque como siempre, la comunidad dictará sentencia.
También pudimos ver dos modos de juego más, como son Cranked y Search and Rescue. El primero tratará de evitar el juego pasivo, ya que tenemos una cuenta atrás sobre nuestra cabeza que nos hará explotar si llega a 0 ¿Cómo aumentarla? Matando, claro está. Tenemos 30 segundos hasta desaparecer, y obviamente añadiremos segundos con cada baja, siendo recompensados tras cada una de ellas con ventajas extra, radar perpetuo y demás. Search and Rescue fusiona con acierto el modo Baja Confirmada con Search and Destroy (Buscar y Destruir). No hay reaparición, pero si recogemos la chapa que ha dejado nuestro compañero le daremos una segunda oportunidad.
Continúan por supuesto el resto de modos clásicos, a los que también hemos jugado en este evento. Por ejemplo, con Dominio pudimos conocer Whiteout, un mapa bastante grande situado en un pueblo marítimo prácticamente enterrado por la nieve. También probamos varios Deathmatch en Octane, en lo que parecía ser Las Vegas. En este mapa además descubrimos sin querer una de novedades anunciadas: la destrucción. Cada cierto tiempo aparecía un maletín en el mapa, que al ser recogido nos ponía un reto, tales como matar al siguiente enemigo mientras saltamos o hacerlo con el arma secundaria. Lo conseguimos en alguna ocasión, y como premio se nos entregó un paquete de ayuda que nos ofreció una bomba llamada Odin Strike. Al activarla destruyó el escenario por completo, dejando un área de escombros totalmente diferente al mapa original.
En estas partidas también le dimos uso a algunas de las nuevas rachas, destacando la del famoso perro, activable al llegar a 5 bajas consecutivas. Este acompañante canino nos echará una mano mordiendo a rivales despistados y ladrando para avisarnos de una amenaza enemiga, por lo que es importante que le prestemos atención. Seguro que pasamos por alto alguna novedad más, pero en el fragor de la batalla apenas tuvimos tiempo de estudiar el entorno. Sigue siendo un juego rápido y directo, aunque ahora hay nuevos movimientos para interactuar mejor con unos escenarios bastante más complejos. Podemos asomarnos desde una esquina o deslizar de rodillas después de una carrera.
Sobre su apartado técnico nos quedamos con el sonido, mucho más contundente que en entregas anteriores. Porque sin embargo, y pese a que sigue funcionando a 60 fotogramas por segundo, en lo gráfico nos ha resultado demasiado familiar. Hay mejoras en la carga poligonal, iluminación y efectos, pero no se aprecia un gran avance. Quizás es su mayor problema, que parece "más de lo mismo". De hecho seguramente lo sea, pero apostar por mayor contenido nos ha parecido un acierto.
Esa esencia que nos encandiló hace más de 5 años sigue ahí, y aunque la saga ha pasado por malas épocas (descompensaciones en rachas de baja, malos diseños y demás), parece que con Ghosts se va a continuar la senda de Black Ops 2. No podemos olvidarnos tampoco de una de las mayores novedades, el uso de los servidores dedicados, algo que esperemos equilibre un online que lo ha pedido a gritos desde su popularidad. A la espera de saber más y conocer todas las novedades de primera mano, parece ser que Ghosts contentará a los fans más exigentes, e intentará abrir un mundo Call of Duty que quiere apuntarse a la moda de lo social, llegando más lejos si cabe.