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Fecha de lanzamiento:
PC, PS3, X360, XBOne, PS4:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: BioWare
Producción: Electronic Arts
Distribución: Electronic Arts
Precio: 59,95 €
Jugadores: 1
Formato: DVD
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: hasta 4 jugadores
ANÁLISIS

Avance Dragon Age Inquisition

La esperada y deseada nueva entrega de la saga de juegos de rol y fantasía llegará este 2014 de la mano de Bioware a las nuevas consolas sin olvidar al PC y a las veteranas máquinas de Sony y Microsoft.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versiones PC, PS4, PS3, Xbox 360, Xbox One. También disponible en PlayStation 3, Xbox 360, Xbox One y PlayStation 4.

Dragon Age ha conseguido, en muy poco tiempo, asentarse como una sólida franquicia y como todo un referente para los aficionados a los títulos de rol. Con su primera entrega, Bioware asentó las bases de un rico universo de fantasía, de capa y brujería, con una serie de memorables personajes y situaciones, aunando en uno de esos raros casos, a crítica y público en los elogios. Tras un arranque espectacular en consolas como Xbox 360 y PlayStation 3 -Dragon Age: Origins cosechó un éxito de ventas y puntuaciones en prensa digno de mención-, y tras una segunda parte que aunque hacía méritos, no convenció a todo el mundo, la comunidad de jugadores deseaba y esperaba un nuevo movimiento de cara a la saga, que debía recuperar la confianza de muchos aficionados y volver a asentarse como uno de los referentes del género.

En Bioware y Electronic Arts tienen en sus manos revitalizar el universo de Dragon Age con una nueva entrega, que recoja el testigo del juego original, potenciándolo al mismo tiempo con refrescantes ideas y fórmulas jugables, que esperemos, casen a la perfección con el estilo planteado. Así nace Dragon Age: Inquisition, una declaración de intenciones que promete traer a las nuevas y potentes consolas de Sony y Microsoft -PlayStation 4 y Xbox One-, así como al PC y a las veteranas PlayStation 3 y Xbox 360, el variado, violento mundo de Thedas.

Con la Inquisición hemos topado

Dragon Age: Inquisition arranca en medio de una crisis que inmiscuye las creencias de un imperio en decadencia, una organización religiosa hecha pedazos declara la guerra al gremio de los magos y un fenómeno extradimensional en forma de brecha en el Velo en mitad del cielo -el lugar que ocupan los demonios y criaturas del inframundo-. Ante tamaño panorama, y en medio de una rebelión y revolución eclesiástica nos encontramos nosotros -el personaje interpretado por el jugador-, como único superviviente de la catástrofe de la brecha y como futuros líderes del movimiento inquisitorial que deberá imponer el orden en la inestable región. Al igual que en el primer Dragon Age, en Inquisition podemos personalizar nuestro protagonista casi de modo absoluto, cambiándole su apariencia, sus aptitudes -desde mago a pícaro, pasando por guerrero o explorador, entre otras muchas- y sus rasgos físicos, empezando por lo raza o especie -el plantel de razas se presupone, en principio, enorme- y terminando por el bastión o base principal desde la que organizar nuestra particular cruzada.

Uno de los aspectos más novedosos de Dragon Age: Inquisition es que, más allá de seguir el argumento del juego -que promete ser apasionante, sobre todo teniendo en cuenta la amenaza a combatir-, tendremos una misión religiosa que acometer, convirtiéndonos en todo un agente de cambio ungido por los dioses. Para ello, tendremos que gestionar, difundir y enarbolar la Inquisición por todo Orlais, convenciendo a poderosos, ricos y pobres, de que somos la única y última opción de salvación antes del fin de los tiempos.

Nuestras decisiones y alianzas tendrán un peso real en el devenir de los acontecimientos del juego, con personajes que reaccionarán a nuestros comentarios, en algo que demuestra la intención de Bioware de que el título sea algo más que un simple intercambio de respuestas pre-fijadas en las conversaciones, otorgando al entorno y al ecosistema -formado por los habitantes de Orlais- una cierta riqueza y permeabilidad próxima a los juegos de Bethesda o Lionhead -como el primer Fable-.

Siguiendo lo comentado más arriba, cabe destacar que, en gran medida, Dragon Age: Inquisition seguirá siendo el mismo juego de siempre, una deliciosa mezcla de rol y acción con toques de hack and slash. Inquisition destila parte de la frenética jugabilidad de su segunda parte -enfrentarnos a un enemigo puede ser una cuestión de un intercambio rápido y constante de simples mandobles y hechizos si así lo queremos-, aunque vuelve a apostar por la gestión del grupo -donde cada personaje atesora una tarea y función- de cara al apoyo en nuestras correrías. El sistema de combate mantiene su esencia, aunque da la impresión de ser un engranaje mucho más perfecto -y accesible-. Podemos marcar rutas a nuestros compañeros, establecer rutinas de ataque y defensa o escoger un rol más activo en las escaramuzas. Atajos, habilidades especiales, cambio de vistas de combate… Parece que Dragon Age: Inquisition atesora muchas de las ideas vistas con anterioridad -algunas de ellas parecen sacadas de títulos como Skyrim o incluso Kingdoms of Amalur- potenciadas y adaptadas de cara a las exigencias de gran parte de los aficionados.

Así mismo, en Dragon Age tenemos un poder real, procedentes de una serie de privilegios derivados de nuestra condición como Inquisidor. Como cabeza visible del movimiento, tenemos una serie de agentes a nuestro servicio, que pueden realizar tareas secundarias y misiones alternativas -servirán como emisarios a nuestros designios-, y de esta manera, no entorpecer nuestra titánica ni enturbiar tarea de salvar el reino.

Uno de los componentes jugables más esperados, y que regresa en esta tercera parte -en Dragon Age Origins: El despertar vimos algo al respecto-, es el relacionado a la gestión de fortificaciones y recursos. En Dragon Age: Inquisition podemos reconstruir colosos caídos -que nos ayudarán en la lucha y en las invasiones dotando de moral a las tropas-, recuperar minas abandonadas -consiguiendo así más recursos y minerales para nuestro grupo- o fortificar castillos como en su primera entrega. Habrá que ver cómo le queda al juego la mayor presencia del componente estratégico, que aunque rudimentario -no han quedado demasiado claras las opciones de momento-, puede suponer un rico matiz jugable al enorme entramado del que ya de por sí hace gala Dragon Age.

Un mundo más rico, detallado y extenso

Los títulos de rol, en mayor o menor medida, suelen tener un cierto grado de exploración. Dragon Age II apostó por la acción, descuidando la profundidad y la riqueza del entorno, ofreciendo entre otros aspectos negativos, una excesiva reiteración de escenarios. Para Dragon Age: Inquisition se ha querido partir desde cero, buscando algunas de las ideas fundacionales de la primera entrega, también vistas en otros títulos del género, como la del desplazamiento libre por grandes extensiones de terreno. Para ello, hace falta un motor potente, y Bioware, lo tiene: Dragon Age: Inquisition hará uso intensivo del potente motor gráfico propietario de DICE, Frostbite 3, adaptado para la ocasión.

De esta manera, Dragon Age: Inquisition abandonará la sensación de escenarios de "quita y pon", de caminos demasiado encorsetados o de pueblos y entornos prefabricados, apostando de manera decidida por brindarle cierta libertad -y realismo- al conjunto de cara al jugador. Bioware está buscando el equilibrio perfecto entre grandes extensiones de terrenos, fortificaciones y mazmorras, evitando así caer en el tedio que podría transmitir su segunda parte -que hacía bastante, quizás demasiado, hincapié en las cavernas-. En los pocos vídeos mostrados, Dragon Age: Inquisition luce vetustos desiertos, inabarcables llanuras, ciénagas frondosas, portentosos castillos y fosos y algún que otro lago plagado de barcos.

La extensión real de Orlais -imperio y reino donde se desarrolla el juego- no ha trascendido de momento -dicen que el juego será entre cinco y seis veces mayor que el visto en el primer título de la serie-, con lo que nosotros apostamos por un escenario lo suficientemente grande como para tenernos deambulando en nuestras consolas por mucho tiempo. No obstante, desde Bioware se ha trasladado que la cantidad de misiones secundarias y objetivos aleatorios a resolver y acceder será mucho mayor que en ocasiones anteriores, con lo que ya podéis entender qué cantidad de NPC -personajes no jugables en sus siglas en inglés- y mazmorras tendremos distribuidos y diseminadas por el mapeado.

Dragon Age: Inquisition será un juego intergeneracional, es decir, lanzado de manera simultánea en consolas de nueva generación, como Xbox One y PlayStation 4, y máquinas veteranas como las actuales Xbox 360 y PlayStation 3 -además de tener una versión para PC-. A tenor de los escasos vídeos, y de las capturas e imágenes -algunas de ellas impresionantes-, lucirá bastante bien en el nuevo hardware de Microsoft y Sony, con texturas en alta definición más ricas y llenas de matices, modelados mucho más complejos de los habituales y animaciones más realista, así como los cada vez más habituales efectos de luz y partículas -algo que puede venir genial teniendo en cuenta la naturaleza del juego. No son géneros ni juegos equiparables, pero si habéis visto Battlefield 4 en alguna de las máquinas actuales -de pasada y presente generación-, bien podéis haceros una idea de los cambios gráficos y técnicos que pueden darse en el versátil Frostbite 3 entre versiones.

Uno de los juegos más prometedores de 2014

Hasta la fecha, no se saben más detalles. Bioware está sacando la información con sumo cuidado, a través de contados videoblogs, contadas entrevistas y pequeñas sesiones de juego en algunas de las importantes ferias del sector. No es para menos: Dragon Age: Inquisition es uno de los títulos más prometedores y con más potencial de 2014. Dragon Age: Inquisition llegará a finales del presente año -presumiblemente, de cara a las Navidades-, con una enorme cantidad de novedades, actualizaciones jugables y con el incentivo técnico y visual de poder disfrutar de una nueva entrega de la popular franquicia en las nuevas máquinas de Microsoft -Xbox One- y Sony -PlayStation 4-.