Mucho tiempo ha pasado ya en la historia de los videojuegos, en donde recordamos la época en que los matamarcianos llenaban salones arcades de sedientos individuos dispuestos a gastar todo el dinero que poseían. Eso ya casi ni existe, pero lo que sí sigue existiendo, gracias a Treasure, son estos matamarcianos, que a pesar de ser un género pocas veces utilizado, siguen siendo tan frenéticos y divertidos como antes. Y este es el caso que nos toca, Ikaruga: una de las últimas glorias para la blanca de Sega que solo vio la luz en el país del sol naciente. Obviamente esto no limitó a muchos jugadores el poder importarlo, mientras que, por otro lado, quedaban muchos otros sin siquiera probarlo. Tiempo después, por suerte, se confirmó algo que nadie podía sospechar: el juego tendría versión para la nueva consola doméstica de Nintendo. Esta confirmación aseguraba que el juego cruzaría la frontera de su país natal, y que llegaría a América y a Europa. El primer y único matamarcianos para GCN. Veamos algunas características que hacen tan especial a este título.
Un juego de este estilo no necesita de un argumento demasiado elaborado, solo algo que cumpla su cometido, y eso sucede con Ikaruga. La historia cuenta que en un futuro no muy lejano, en donde la tecnología es dominante, la nación budista Hourai se alza en la isla más grande de Japón, Honshu, luego de varios sucesos milagrosos ocurridos en aquella región debido a un gran hallazgo arqueológico. Hourai Tenrou, gobernante del país, dice haber obtenido la capacidad de hablar con los dioses, doctrina que quiere imponer en todas partes del mundo de forma violenta. Ante esto, se forma una resistencia de la organización liberal "Tenkaku".
Un joven de esta organización, llamado Shinra, en un acto de valentía, fue muerto en la batalla, cosa que, temporalmente, supuso la victoria total por parte de Hourai. A pesar de todo, Shinra había vuelto misteriosamente a la vida en una aldea alejada de todos los indicios de la tecnología. En esta aldea, llamada "Ikaruga", se comienza a preparar la venganza contra los tiranos. A él se le confía una nave que toma el nombre de la aldea, fruto del trabajo de los sabios de la región, y que tiene como característica principal, la de crear un escudo a su alrededor.
El juego se desarrolla en 5 diferentes etapas, en las cuales se pondrán a prueba todos nuestros sentidos. La cosa no es sencillamente esquivar infinidad de disparos, sino que además deberemos mezclar la estrategia, y cambiar nuestro escudo cuando sea necesario. Existen dos tipos distintos de escudos, caracterizados por el Ying y el Yang, que además definen la manera en que atacamos. Si el fuego del enemigo es negro (o blanco), y nuestro escudo en ese momento también lo es, absorberemos la energía de dicho ataque, y evitaremos así que nos hieran. Tampoco existen "power-ups". A simple vista es sencillo, pero mezclen esto a cantidad exorbitantes de enemigos, enorme jefes y un raudal de acción que, sin duda alguna, evitará que pestañeemos. A esto agreguémosle tres diferentes tipos de dificultad que harán la tarea casi imposible.
Algo en lo que pecaba la versión de la DC era en los pocos extras que poseía el juego. Esto se ha remediado en parte. Primero se ha agregado la opción de dos jugadores, además de mantener las galerías de arte y el modo tutorial, que nos enseña la mecánica del juego. Se ha añadido, además, un modo de competencia, el cual contiene la opción Arcade y Prototipo, en el que trataremos de lograr la mayor cantidad de puntos; posteriormente se nos dará un código, el cual ingresaremos en la página oficial del juego para ver si somos capaces de entrar al selecto ranking de participantes, y de paso ganar algún premio. El modo Conquista nos presentará cómo se juega este título (Demo Play), y luego tenemos la opción de jugar lentamente (Slow Play), esto quiere decir a la mitad de la velocidad normal del juego.
No se necesitan de grandes alardes gráficos para lograr diversión pura. Se mantendrá este concepto dentro de Ikaruga, aunque presentará gráficos depurados, nítidos y agradables, que, mezclados a los 60 cuadros por segundo, desarrollarán en nuestra televisión un dinamismo pocas veces visto. A esto unámosle enormes jefes finales, miles de explosiones y disparos, sin resentimiento alguno en la suavidad de los gráficos.
En este título se presentan dos franjas negras en el lado izquierdo y derecho de nuestro televisor, para recrear de manera fidedigna a la máquina tragamonedas. Esto es necesario ya que avanzamos verticalmente, y no horizontalmente, como la mayoría de los matamarcianos. También se dice que volteando nuestro televisor lograremos jugar horizontalmente (al estilo clásico), algo obvio, pero cosa que no muchos harán. El aspecto sonoro no es destacable, pero sí cumple con el frenetismo de este título.
Ya ha salido en Japón y en América, donde ha cosechado muy buenas críticas, con notas que superan el 85%. Es de agradecer que los chicos de Infogrames se hayan esforzado por sacar el título de su país natal, en especial por el gran aval que es la pequeña pero prometedora Treasure, que hace gala de un portentoso talento nuevamente entregándonos un título de esta magnitud. Los puristas del género se lanzarán de cabeza sobre el juego, mientras que la mayoría de los otros usuarios lo dejarán pasar. Éste es el momento para decir a los cuatro vientos que no deben dejar pasar este juegazo, y más aún si eres de los que te gustan los retos muy difíciles. Ikaruga lo es. En muy poco tiempo lo tendremos en España, cosa que deben tener muy presente todos los usuarios de GCN. No es un juego del montón, es uno de los máximos representantes del género... cosa que no se da muy a menudo. Los matamarcianos aún se mantienen con vida, ¡y de qué forma!