Análisis Stela, aventuras 2,5D perdidas en el Limbo (Xbox One, PC, Switch, iPhone)
Muchos recordarán esa época en la que Microsoft revolucionó Xbox Live ofreciendo auténticos juegazos durante esa «revolución independiente», que demostraba la inmensa cantidad de talento que podíamos encontrar lejos de los grandes estudios. Lejos quedan esos años de Xbox 360, pero muchos de los juegos que descubrimos entonces se han convertido en referentes de la industria. Uno de ellos es Limbo, que ha inspirado muchos títulos desde su lanzamiento, y ahora vuelve a hacerlo con Stela.
El camino a las estrellas
Stela es un juego de plataformas y puzles en 2,5D (con una cámara al estilo Pandemonium! o Klonoa), aunque la inmensa mayoría del tiempo el desarrollo será en dos dimensiones. Es un juego tremendamente sencillo, que apenas ofrece desafío en ningún momento, pero que consigue entretener gracias a su puesta en escena, su buen ritmo y una razonable variedad de situaciones.
Como decimos, recuerda inevitablemente a los juegos de Playdead, y no sólo por su jugabilidad, sino también por su presentación. Es muchísimo más colorido que Limbo o Inside, pero juega con esa ambientación extraña y misteriosa, un tanto onírica, en la que nunca sabemos muy bien qué está pasando. Personalmente, nos gusta esa sensación, que nos invita a seguir avanzando para entender la historia, aunque en este caso la narrativa es un tanto difusa.
Por la descripción oficial sabemos que controlamos a una joven que es testigo del final de un mundo antiguo, pero en realidad nos ha parecido más la justificación para crear ese mundo que parece sacado de un sueño que otra cosa. Aun así, nos parece genial que no se sacrifique la visión artística por la historia, ya que es, para nosotros, el auténtico pilar de Stela.
A lo largo de la aventura vamos a encontrar pequeños puzles, algunos integrados en el escenario –llega a tal sitio, empuja tal cosa, avanza– y otros más tradicionales, como mover palancas para crear un dibujo con luz. Todos son extremadamente fáciles, y muchas veces los vamos a hacer sin querer. Es decir, es posible que encontremos un camino secundario, que vamos a explorar primero por inercia, y por el que vamos a resolver el puzle antes de que sepamos siquiera de qué se trata.
Los otros desafíos, generalmente, son de infiltración. Hay una serie de criaturas u objetos que pueden matarnos, y necesitamos escondernos y movernos en el momento adecuado para evitar que nos cojan. De igual manera, es muy fácil completar estas secuencias, que básicamente se basan en esperar a que el enemigo de turno se vaya.
Es una pena que no sea un juego algo más complejo, al menos en el diseño de niveles, porque es un paseo de principio a fin, y teniendo en cuenta que dura dos horas –un logro es completarlo en 90 minutos–, al menos la adición de secretos para rejugarlo habría estado bien.
Perdidos en un mundo irreal
Stela, como hemos destacado varias veces, es un juego que se disfruta sobre todo por el mundo que crea y cómo te transporta a él. Técnicamente no es ninguna maravilla; de hecho, en Xbox One X va a 60 imágenes por segundo, y para lo sencillo que es, tiene más caídas de las que nos gustaría en el framerate. No es nada grave, pero son pequeños detalles que afean un poco el conjunto. Por lo demás, nos gusta mucho su diseño artístico, sus animaciones y su desarrollo, al que –faltaría más– no le sobra ni un segundo.
También queremos destacar la música, que nos ha encantado. De los compositores de Wandersong y Rogue Legacy, la banda sonora ambiental es un pilar fundamental de la experiencia, que incluso eclipsa, positivamente, los efectos de sonido. Así se compensan muchas de sus carencias jugables, y favorece las sensaciones generales.
Onírico y efímero
No es fácil un juego al estilo Limbo y conseguir algo sobresaliente, pero Stela demuestra que es una fórmula que, a poco que la sepas entender, te puede ofrecer una aventura muy entretenida. Tiene problemas notables, como la falta total de desafío, que apenas llega a las dos horas y que no ofrece casi ninguna razón para rejugarlo. Aun así, es muy entretenido, muy bonito y te deja con muy buen sabor de boca, y aunque los 20 euros que cuesta nos parecen demasiados, sí que lo recomendamos a menor precio o a través de algún servicio de suscripción, como Apple Arcade.
Hemos realizado este análisis en Xbox One X con un código de descarga proporcionado por Stride PR.