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Género/s: JRPG / Rol
Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Game Freak
Producción: Nintendo
Distribución: Nintendo
Precio: 59,99 €
Jugadores: 1
Formato: Tarjeta
Textos: Español
Voces: -
Online: Sí
ANÁLISIS

Análisis Pokémon Escarlata y Púrpura - La saga evoluciona con el paso al mundo abierto (Switch)

Paldea, la región inspirada en España, es el recipiente de una mejora de la fórmula clásica con una renovada estructura que nos permite vivir nuestra propia aventura.
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Actualizado: 19:43 18/11/2022
Análisis de versión Switch.

  • Guía Pokémon Escarlata y Púrpura: trucos, consejos y secretos
  • Pokémon Escarlata y Púrpura, la novena generación de la saga que llega a Nintendo Switch este 18 de noviembre, es la entrega más revolucionaria de la serie principal desde el lanzamiento de Pokémon Rojo y Azul. Los Entrenadores que se aventuren en Paldea, la nueva región inspirada en la Península Ibérica, se encontrarán con cambios que hacen la experiencia mucho más ágil, con una estructura que permite que cada cual construya su propia aventura, con criaturas y poderes inéditos que revolucionarán los enfrentamientos, y por supuesto, con un mundo abierto amplio que es un placer explorar. Pokémon, en sus juegos principales, ha sido una saga conservadora, de mejoras acumulativas tras cada entrega. Escarlata y Púrpura respeta la fórmula tradicional, pero la agita mucho más fuerte que cualquiera de sus predecesores, por lo que se percibe como una experiencia mucho más fresca . ¿Cómo consigue todo esto? Lo explicamos en las siguientes líneas.

    Paldea, un auténtico mundo abierto genialmente diseñado

    De Pueblo Cahíz a Sierra Napada, pasando por Ciudad Meseta y otros pueblos, urbes, desiertos, bosques y olivares que dibujan un pastiche de la geografía española. Paldea deja de lado las zonas divididas con las que Game Freak trasteó en Leyendas Pokémon Arceus para construir un auténtico mundo abierto con el que nos podemos mover con una libertad que crece conforme avanzamos en la aventura: poco a poco podremos trepar montes escarpados para llegar a cierto objeto que nos llamó la atención la primera vez que pasamos por ahí, nadar hasta el islote con un poderoso Pokémon teracristalizado que divisamos desde la costa muchas horas antes, y planear sobre varias áreas al lanzarnos desde un risco para sortear en segundos un camino que hasta entonces nos habría llevado varios minutos o tener que utilizar el viaje rápido, disponible en los Centros Pokémon exteriores y en torres que encontramos por el mundo.

    Paldea es una región amplia con numerosos ecosistemas donde viven distintas especies de Pokémon y se encuentran pueblos con distintas culturas.

    Paldea es también un mundo abierto bien diseñado, muy vertical, repleto de cuevas, y de lugares en el horizonte que llaman nuestra atención; es un lugar por el que da gusto moverse. Parte de su atractivo reside en cómo funciona su mapa. Desde prácticamente el principio de la aventura se marcan en él las actividades principales: los líderes de gimnasio, las bases del Team Star y los Pokémon dominantes. Hay muchos iconos que indican la presencia de teraincursiones y los mencionados puntos de vuelo conforme los vayamos desbloqueando, pero no se nos indica nada más. Así, vale la pena salirse constantemente del camino establecido y poner marcadores en los accidentes geográficos del mapa para descubrir nuevos Pokémon, para conseguir los objetos y los ataques (MT) repartidos por todo el escenario, para dar con Pokémon teracristalizados… Hay zonas amplias, y hasta algún pueblo, por las que el camino principal no te obliga a pasar.

    El paso al mundo abierto supone que la estructura del juego cambia del todo. Pokémon Escarlata y Púrpura deja de lado la linealidad de la serie al permitir, en parte, que afrontemos cada reto en el orden que queramos. Tras una breve sección al principio de la aventura que funciona a modo de tutorial dirigido, nada nos impide montarnos sobre Koraidon o Miraidon, el Pokémon que funciona como montura, y viajar hasta el norte del mapa, avanzando a la fuerza. Pero es cierto que hay un orden estipulado, aunque no obligatorio, que guía el avance. Por un lado está la ausencia de un ajuste automático del nivel: los Pokémon y los entrenadores tienen más nivel conforme más al norte vayamos. Por otro lado, hay zonas a las que no podremos acceder hasta que nuestro Pokémon montura haya aprendido cierta habilidad, y por supuesto, está la dificultad de los retos principales: se deja más o menos claro en el mapa el nivel que tiene cada líder, cada base del Team Star y cada Pokémon dominante. Esta estructura también permite que la duración del juego sea variable.

    Tres historias con sorpresas jugables y argumentales

    Como ya hemos mencionado, esta vez la aventura Pokémon se divide en tres cadenas de misiones cuyos objetivos podemos afrontar en cualquier orden. La Travesía de la victoria nos llevará a convertirnos en Campeones de la Liga Pokémon tras derrotar a los ocho líderes de gimnasio y al Alto Mando. La Senda legendaria recoge la mecánica de los Pokémon dominantes de Pokémon Sol y Luna para llevarnos a distintas zonas de Paldea para hacer frente, junto a otro personaje, a versiones gigantescas de varias especies de Pokémon. Por último, la Vía Stardust es el equivalente al Team Rocket o al Team Skull, pero en lugar de ser un grupo de villanos que ponga freno a nuestras andanzas de cuando en cuando, se ocultan en bases repartidas por Paldea a cuyo líder, asociado a un tipo de Pokémon, hay que derrotar.

    Podemos hacer que un Pokémon nos acompañe a pie, que recoja objetos y que derrote a otras criaturas para obtener experiencia grupal y materiales útiles.

    Aquí está uno de los claroscuros de un juego que quiere percibirse fresco siempre aunque los elementos que introduce para ello no siempre dan la talla. El mejor ejemplo lo tenemos en esas bases del Team Star, que se componen de dos fases. En la primera se hace uso de una nueva mecánica: el Combate Libre. En cualquier momento, siempre y cuando estemos fuera de un edificio, podemos sacar al primer Pokémon de nuestro equipo, e indicarle que recoja objetos y que ataque a otros Pokémon (a los variocolor no les pega); esos combates automáticos se resuelven sin nuestra intervención teniendo en cuenta el nivel y los tipos, pero hay elementos para impedir que abusemos de ellos, pues los Pokémon no aprenderán nuevos movimientos ni evolucionarán al subir de nivel de esta manera.

    Así, lo primero que haremos en una base del Team Star será usar a nuestros tres primeros Pokémon para derrotar en Combate Libre a 30 criaturas. No tiene ninguna ciencia, pues solo tenemos que elegir Pokémon con un tipo que contrarreste el de los rivales, y aporrear el botón para ir lanzando las criaturas. Tampoco supone reto alguno, pues por el escenario hay máquinas para revivir a nuestros amigos y el tiempo límite marcado es demasiado amplio. Se agradece el intento de hacer algo diferente, pero ha quedado bastante fofo. Todo lo contrario que los enfrentamientos contra los líderes del Team Star, que siempre y cuando lo abordemos en niveles similares, nos exigirá una buena estrategia para derrotar al equipo contrario. Lo que más destacamos de esta sección del juego, sin embargo, es la historia, algo que nos sorprende al hablar de un Pokémon. Sin entrar en detalles, es una trama que trata el acoso escolar; hay que aplaudir a Game Freak por introducir una cuestión tan importante en un juego cuyo público objetivo son precisamente los más jóvenes.

    El diseño artístico de muchos líderes de gimnasio y de los líderes del Team Star es increíble.

    A colación de eso que comentamos de afrontar los retos sin tener los Pokémon a un nivel muy superior a los contrarios, la posibilidad de acceder a las Cajas en cualquier momento tiene más importancia que en Pokémon Espada y Escudo. Con la nueva estructura y esa opción introducida en la generación anterior, somos nosotros los que marcamos el nivel de reto, por lo que si no queréis que la aventura se convierta en un paseo, os recomendamos ir variando vuestro equipo para ajustarlo al nivel de la zona en la que estéis, lo que de paso os permitirá ir evolucionando criaturas que se quedarían olvidadas, completar la Pokédex y descubrir nuevas estrategias.

    Esto mismo también es útil, claro, en los combates contra los líderes de gimnasio, que también se dividen en dos fases. Lo destacable aquí no es el enfrentamiento contra el líder en cuestión, que no supone un reto salvo por la utilización de Pokémon teracristalizados que nos pueden sorprender. Aquí se pone fin a la estructura clásica de enfrentarse a varios entrenadores antes de enfrentarse al líder de gimnasio, aunque en algunos casos muy concretos también ocurre esto. En su lugar, se introducen minijuegos, algunos más inspirados que otros, y ninguno de ellos especialmente brillante, pero que sirven para agitar el ritmo jugable. Además, hay algún que otro líder cuya historia es más que decente, y en algún caso, desternillante, algo que se puede achacar a una de las mejores localizaciones a nuestro idioma que hayamos visto en la serie.

    Así todo el rato. El nuevo Pokémon es graciosísimo.

    Por último, las misiones de los Pokémon dominantes se basan, por lo general, en detectar o perseguir a un Pokémon enorme por un área y combatirlo dos veces, una en solitario y otra junto a Damián, cuya trama en desarrollo a través de estas actividades también nos ha resultado muy atractiva (teniendo en cuenta, de nuevo, la edad del público objetivo de estos juegos). No son un reto, ni son especialmente divertidas, pero cumplen dos objetivos muy importantes. Primero, llevarnos a explorar zonas del mapa que podrían pasar inadvertidas y que esconden más de lo que parecen si pasamos por ellas de puntillas. Segundo, y más importante todavía, ir desbloqueando nuevas capacidades para el movimiento de nuestro Pokémon montura, desde correr hasta escalar.

    Todas estas historias parten de, y se aúnan, en la Academia, de la que formamos parte en cuanto creamos nuestro avatar, esta vez con más opciones de personalización que nunca. Aunque no se nos exige volver hasta el final de la trama, es útil, sobre todo si se es novato en la saga, volver conforme se vayan desbloqueando nuevas clases. En esas clases aprendemos los pormenores del sistema de combate, las variaciones estadísticas, la crianza, las nuevas mecánicas, el pasado de Paldea y otras tantas asignaturas, de las que, por supuesto, hay exámenes. Lo curioso es que esto se ha estructurado de una manera similar al desarrollo de las relaciones de la serie Persona, desbloqueando tramas para cada uno de los profesores conforme asistamos a clase y avancemos en la aventura. Es bastante simple, pero el sistema le sienta como un guante a Pokémon, y esperamos que se profundice en él en próximas entregas de la saga.

    Las clases funcionan como un tutorial de los elementos más profundos de Pokémon, como el porcentaje en el que se incrementa la potencia de los ataques.

    El Pokémon más ágil, profundo y divertido

    Pokémon Escarlata y Púrpura es el juego de la saga más fluido a los mandos por ese mundo abierto sin límites ya comentado, pero también por varias novedades que construyen sobre los cambios realizados en este sentido en Espada y Escudo. Un ejemplo de ello son los picnics. En cualquier lugar del mundo podemos establecer un campamento donde jugar con los Pokémon y limpiarlos, pero que también funciona como sustituto de las guarderías, lo que hace mucho más ágil la crianza. También en los picnic podemos preparar bocadillos con un minijuego sencillo que sirven para que sea más fácil encontrar en el mundo lo que buscamos: incursiones de un tipo concreto, manadas de Pokémon de cierto tipo, hacer más fácil la captura de algunos Pokémon y hasta aumentar las probabilidades de que salgan criaturas variocolor. Además, en los pueblos y las ciudades encontramos restaurantes con comidas que sirven para lo mismo: crepes, churros, helados y platos preparados de todo tipo influenciados por la gastronomía española y de otras regiones.

    Asimismo, tiene mucha relevancia en la agilidad que los Pokémon transiten por el mundo abierto sin que haya combates aleatorios (aunque el método de captura sigue siendo el tradicional, no como en Arceus), y que ahora los entrenadores no nos paren en el camino, sino que seamos nosotros quienes tengamos que retarlos.

    Paella no, arroz con cosas.

    Además, se dan más posibilidades que nunca a la hora de construir un equipo competente con la existencia de muchos objetos consumibles para potenciar sus estadísticas, el añadido de objetos equipables que prometen agitar mucho el competitivo, el encontrar muchísimas MT por el mundo abierto, la fabricación de MT utilizando materiales conseguidos al capturar y derrotar Pokémon y en las incursiones, y por supuesto, estas mismas incursiones. Como en la generación previa, se trata de actividades en las que otros tres Entrenadores, ya sean jugadores o estén controlados por la máquina, hacen frente a la vez (esta vez no hay que esperar a las acciones de los compañeros, por lo que es mucho más fluido) a un poderoso Pokémon para capturarlo y conseguir objetos que agilizan tanto el entrenamiento como la compleción de la Pokédex.

    Pero esta vez se trata de Pokémon teracristalizados. La teracristalización es la novedad en el sistema de combate de esta entrega, y tiene muchísimo más potencial estratégico y de composición de equipos que anteriores gimmicks, como el Dinamax y las Megaevoluciones. Cualquier Pokémon tiene un teratipo, en la mayoría de los casos el mismo que uno de los tipos originales de la criatura. Sin embargo, en el mundo abierto y en las teraincursiones nos encontraremos Pokémon con otros teratipos. La teracristalización se puede activar en un solo Pokémon una vez por combate, y sirve para cambiar el tipo de esa criatura y para potenciar los movimientos de ese tipo. Las posibilidades a la hora de construir el equipo y de sorprender a los rivales son más que evidentes. ¿Os imagináis que un Dragonite pasa de repente a ser de tipo Fuego en un combate contra un Pokémon Hada? No hay que imaginárselo. El competitivo va a ser más variado que nunca.

    Uno de los motivos para explorar Paldea de cabo a rabo es encontrar Pokémon con teratipos muy jugosos.

    No acaban aquí las mejoras en la parte del combate. En cada nueva generación de Pokémon, uno de los atractivos principales es ir descubriendo nuevas especies. Aquí las hay, y muchas: algunas son curiosas, otras graciosas, y tampoco faltan las épicas y las que quizá se pasan un poco de la raya en lo que es un Pokémon. Pero entre los varios centenares de especies disponibles de manera nativa en el juego destacan un puñado de ellas por distintos motivos: las nuevas mecánicas de evolución (algunas darán mucho que hablar), el añadido de habilidades que abren nuevas posibilidades, y la mezcla de tipos pensada para romper con las composiciones de equipo y las estrategias más habituales.

    Un endgame algo flojo y un multijugador muy mejorado

    Que hayan dedicado tanto esfuerzo en pulir y agilizar los sistemas de crianza y de construcción de equipos se debe, principalmente, a que el contenido de juego tras los créditos se centra 100 % en el online. Sí, hay un breve endgame orientado a conseguir Pokémon muy curiosos para completar la Pokédex, a la captura de legendarios que nos obligará a recorrer de cabo a rabo Paldea para encontrar unos objetos (eso sí, es menos pesado que con Spiritbomb en Leyendas Pokémon Arceus, en parte porque moverse por el mundo es muchísimo más divertido), y a superar varios enfrentamientos complicados. Pero tras ello, quedan las teraincursiones (a las que se añadirán Pokémon especiales mediante eventos) y los combates online, tanto amistosos como competitivos, y con distintos set de reglas.

    Al hacer bocadillos con varios jugadores, el pan es más grande, por lo que caben más ingredientes, y por tanto, los efectos se potencian.

    Por suerte, el multijugador local y online es mucho mejor que en Espada y Escudo. Está, como siempre, la opción de intercambiar, combatir y hacer teraincursiones con otros jugadores en conexión local o en línea. Pero la novedad principal está en el Círculo Unión, que permite hasta a cuatro jugadores explorar Paldea juntos. Cada uno de ellos puede estar en cualquier lugar del mapa y realizando cualquier tipo de actividad, incluso las actividades de la historia. Así, es muy útil a la hora de buscar Pokémon, por ejemplo, o para hacer picnics cooperativos con bocadillos y efectos mejores. Además, es ágil: uno de los usuarios puede activar una incursión o un intercambio, y a los demás les saldrá una notificación para aceptar participar en esa actividad o seguir a lo suyo.

    Sin embargo, no es perfecto. Una vez creada una sala, no se pueden unir más jugadores; es decir, si van a jugar cuatro amigos juntos, no se pueden unir tres y que más tarde se una el que no ha llegado a tiempo a la quedada. Y aunque es bastante divertido hacerse selfis juntos las primeras veces y cooperar para encontrar los Pokémon que quedan por conseguir, pronto se echan en falta más funciones. Habría estado bien poder combatir contra los Pokémon salvajes en cooperativo, hacer frente juntos a entrenadores difíciles… Algo que motive a jugar en el mismo mundo tras hacerlo varias veces, porque al final acabaremos usando directamente las funciones de siempre.

    Los jugadores de Escarlata que visiten un mundo de Púrpura podrán encontrar los Pokémon exclusivos de esa edición, y viceversa.

    El Pokémon menos pulido técnicamente jamás lanzado

    La novena generación de Pokémon, como veis, es un juego ambicioso: los cambios en el combate, la agilización de la aventura, el cambio en la estructura, y por supuesto, el mundo abierto. También quiere ser ambicioso en lo visual. Se pasa de un estilo cel-shading a un 3D más tradicional. Los personajes, especialmente los secundarios, tienen muchísimos detalles. Los Pokémon, que vagan por los escenarios, tienen más animaciones y actitudes, y su diseño es más realista, con texturas de pelo, brillos metálicos, etc. Los pueblos y las ciudades son, por lo general, más grandes, y tienen muchos recovecos, aunque esta vez no podemos acceder al interior de las casas ni de otros edificios; los pocos interiores que hay, eso sí, están repletos de detalles. Y la región de Paldea, aunque está vacía (tan vacía como podría estar el Hyrule de Breath of the Wild), tiene más densidad y detalles que en el anterior mundo abierto de Pokémon, pero queda muy lejos de títulos como el reciente Xenoblade Chronicles 3.

    Sin embargo, esa ambición le juega una mala pasada al título, y también al jugador. Pokémon Escarlata y Púrpura es el lanzamiento menos pulido de la saga, incluso después del enorme parche de lanzamiento que estuvo disponible durante el periodo de análisis. No hablamos solo de que un popping atroz, que a veces provoca que nos choquemos con Pokémon y empecemos un combate porque la criatura ha aparecido de la nada. Ni de que las sombras aparezcan y desaparezcan cuando les dé la gana. Ni del contraste entre el detalle de algunos modelados. Ni de que veamos cómo las texturas de las montañas, de los árboles y de los edificios lejanos se van formando a nuestro avance. Ni siquiera de que haya momentos en los que la fluidez gráfica se va al traste, sobre todo cuando hay un puñado de Pokémon en pantalla presenciando el combate o cuando entramos a un área muy frondosa. Hablamos, sobre todo, de muchos momentos en los que se ve el cartón, en los que la cámara se coloca de manera que se ve a través del suelo; de situaciones en las que el juego se para completamente durante un segundo; de cuelgues del programa que nos hacen agradecer el guardado automático (que se puede desactivar). Pokémon Escarlata y Púrpura es bonito, pero es también un desastre técnico.

    Los momentos en los que el juego se 'rompe' son más frecuentes de lo que nos gustaría.

    El contraste está en la música. Sí, sigue chocando que los personajes no tengan voces, sobre todo ahora que hay más escenas cinematográficas. Pero la banda sonora es fantástica, amplia y variada; sus temas se mezclan con tino dependiendo de la situación, y no duda en dejar nuestros oídos a merced del sonido ambiente al escalar los riscos más altos o al estar en las profundidades de una cueva. Por cierto, no podemos más que aplaudir la localización al español. La saga siempre se ha caracterizado por tener una traducción repleta de expresiones propias y localismos, pero en este juego inspirado en España se ha llevado a otro nivel: es muy, pero que muy gracioso.

    Conclusión

    No nos tiembla el pulso al decir que Pokémon Escarlata y Púrpura son las mejores ediciones de la saga en muchos años, y sin duda, las más revolucionarias desde las primeras entregas de Game Boy. El mundo abierto está genialmente diseñado, siempre llevándonos a explorar, a entretenernos en nuestro camino, y es un placer movernos por él a lomos de nuestro Pokémon montura. Esa apertura viene acompañada de un cambio en la estructura de juego que permite a cada uno vivir la aventura como le plazca y completar los retos en el orden que prefiera. Las novedades en torno a la crianza de Pokémon son todo un acierto que acercarán el juego competitivo a muchísimos más jugadores. La teracristalización revoluciona los combates y la composición de equipos, y la búsqueda de Pokémon teracristalizados y de teraincursiones, ahora mucho más divertidas, dan mucho juego, sobre todo en el multijugador. Incluso nos atrevemos a decir que la historia, un punto flojo siempre en la saga, es más que decente.

    Game Freak ha representado la cultura española a la perfección.

    Eso no quita que haya puntos flojos, como la introducción de minijuegos muy vagos, el desaprovechamiento de la parte visual novel de la Academia, el endgame en solitario casi inexistente porque el contenido de final de juego está orientado cien por cien al multijugador online, y por supuesto, ese elefante en la habitación que es un apartado técnico deficiente. Aun así, las nuevas ediciones que llegan a Switch este viernes son imperdibles para cualquier fan de la serie, una puerta de entrada magnífica para quienes lleguen de nuevas, y para aquellos que llevan años sin adentrarse en la serie, un cambio lo suficientemente notorio en distintos apartados como para que se perciba como algo fresco. A Pokémon le ha sentado genial el paso al mundo abierto, y no podemos más que alegrarnos con que haya sido en una región inspirada en España.

    Hemos realizado este análisis gracias a un código para Switch ofrecido por Nintendo España.

    NOTA

    8.6

    Puntos positivos

    El diseño del mundo abierto.
    El modo multijugador es más completo y fluido que nunca.
    La teracristalización va a sacudir la composición de equipos y los combates.

    Puntos negativos

    Un apartado técnico deficiente.
    Los minijuegos y otras actividades nuevas, como la Academia, son algo pobres.
    El endgame para un solo jugador es escaso.

    En resumen

    El mundo abierto y el cambio estructural que supone son los protagonistas principales de la versión más revolucionaria de Pokémon en mucho tiempo, que se ve lastrada por un apartado técnico deficiente.