Análisis Foregone, un metroidvania con toques roguelite (Switch, PC, Xbox One, PS4)
La lluvia de lanzamientos independientes de cierto calado se está intensificando en las últimas semanas, probablemente por todo lo relacionado con la proximidad en el calendario de fechas tan importantes como Halloween, Black Friday o la campaña navideña. Por desgracia, muchas de estas producciones van a quedar eclipsadas por la también creciente llegada de grandes producciones que desde ya mismo están comenzando a aterrizar, y eso sin contar con todo lo que "absorbe" en cuanto a la atención general se refiere la salida de Xbox Series X y S así como PS5. Y no podemos evitar pensar que el título que nos ocupa, Foregone, va a ser uno de estos casos, es decir, una obra que a pesar de presentar unas muy buenas credenciales, lo más probable es que termine pasando casi de puntillas por el panorama actual.
La razón principal de nuestro pesimismo también guarda relación con el juego en sí. Y es que si bien y como acabamos de comentaros (y en un momento explicaremos con detalle) se trata de una producción muy estimable, es cierto que carece de la personalidad necesaria y la entidad individual suficiente como para sobresalir entre tanto juegarral, siendo uno de esos títulos que parece estar construido a base de piezas y elementos muy característicos de otras obras muy relevantes.
Sin ser un defecto, este hecho puede pasarle factura. Un juego por cierto que está disponible en todos los formatos actuales a través de sus respectivas tiendas online.
Aventuras metroidvania con toques roguelite
La narrativa resulta bastante llamativa… al menos de inicio, dado que ciertamente conforme va transcurriendo la aventura esta pierde bastante protagonismo. Y esto es culpa tanto de su guion, demasiado vago y poco elaborado, como del ritmo que ostenta el juego y su dinámica, en la que como en un momento os vamos a comentar las constantes muertes que sufrimos ralentizan el transcurso de los acontecimientos. La aventura nos transporta a un lugar llamado Calagan, una urbe que ha vivido tiempos mucho mejores dado que acaba de ser invadida y devastada por unas tropas extranjeras. Y ahí es donde entramos nosotros, dado que en el papel de una especie de soldados creados expresamente con la tecnología más avanzada de Calagan tenemos que tratar de acabar con el ejército rival. Una misión nada fácil, os lo podemos asegurar.
Eso se debe a que el título sigue la línea establecida por los títulos de estilo Dark Souls, es decir, que poseen un nivel de dificultad bastante exigente y resulta casi imposible no acabar mordiendo el polvo cada cuarto de hora. ¿Y qué pasa cuando perecemos? Pues que perdemos la totalidad del oro y la experiencia acumulados hasta ese punto, siendo necesario regresar al lugar exacto en el que hemos fallado para poder recuperarlos. Os suena, ¿verdad? Eso sí, en esta ocasión es posible dialogar con un personaje determinado que se halla en el hub central que posee la aventura y que nos permite recuperar la mitad de nuestro botín sin necesidad de tener que volver al punto fatídico. Algo es algo… Además ambos elementos, experiencia y oro, resultan fundamentales, dado que la primera nos permite aprender nuevas aptitudes en el árbol de habilidades correspondiente y mejorar nuestras estadísticas; mientras que con el oro es posible potenciar nuestro arsenal.
Precisamente el tema de las armas tiene mucha miga, dado que existe un amplio ramillete de armas (con su correspondiente nivel de potencia y características adicionales) que podemos ir recogiendo a medida que avanzamos. Todas pertenecen a dos categorías diferentes, cuerpo a cuerpo y a distancia, pudiendo empuñar desde lanzas y espadones a recortadas o arcos. Los combates, muy rápidos y fugaces, nos animan a combinar la utilización de unas y otras, dado que para recargar la munición de las armas a distancia es necesario hacer uso de las de cuerpo a cuerpo. Unos combates algo desajustados en ocasiones debido a que la curva de dificultad no se ha terminado de equilibrar debidamente en nuestra opinión, siendo el ingrediente principal sobre el que gira esta producción, pero no el único.
La dinámica de juego se acerca mucho a lo plasmado en un metroidvania, aunque la vena roguelite también es muy marcada. Por lo tanto debemos explorar el mapeado con cierta libertad e ir ganando nuevas armas, poderes y habilidades que nos permitan ir alcanzando nuevas zonas de juego. Y una vez conseguido dicho fin, es posible ir de unas a otras rápidamente gracias a los muy socorridos viajes rápidos que efectuamos a través de unos portales. El problema de su estructura es que, por un lado, esta resulta demasiado lineal y, de hecho, gran parte de las zonas que podemos visitar no están interconectadas. El tamaño de dichas estancias tampoco es que sea el más extenso que hemos disfrutado nunca en una aventura de esta naturaleza, y además su diseño en general nos ha parecido demasiado básico, sin demasiados recovecos, secretos ni áreas que planteen situaciones claramente diferentes unas de otras. Básicamente, debemos hacer lo mismo una y otra vez en distintos fondos, lo cual resta frescura a la experiencia. Unos defectos significativos que sustraen trascendencia e interés al conjunto, si bien no son tan graves ni mucho menos como para condenarlo.
Entrando ya en materia técnica, estamos ante una obra que como podéis comprobar luce un muy buen aspecto, el cual a nosotros al menos nos ha parecido bastante similar al recreado en el gran Dead Cells. La protagonista posee un rango de animaciones fantástico y es un placer verla en acción, tanto a la hora de desplazarse por los decorados como haciendo frente a los cuantiosos adversarios que se dejan ver en los decorados. Unos fondos que poseen un grado de detalle más que plausible y que presentan una ambientación formidable, aunque quizá hemos echado en falta una mayor variedad (y cantidad, puestos a pedir) de ellos. Un trabajo estético muy bueno, al igual que sucede con el apartado sonoro. Las melodías aportan su punto de intensidad necesario (especialmente durante los combates), el doblaje en inglés (subtitulado a nuestro idioma) es sólido y los efectos de sonido acaparan un gran protagonismo.
Una aventura sugerente sin llegar a despuntar
Los seguidores del género metroidvania seguramente lleven ya bastante tiempo esbozando una sonrisa, dado que de un tiempo a esta parte son muchos, casi innumerables los títulos de esta misma guisa los que han ido apareciendo constantemente para todos los formatos (si bien casi todos ellos son de carácter indie). El nuevo en llegar es Foregone, una propuesta que se ha visto claramente influenciada por obras muy famosas como Dead Cells o Dark Souls entre otras, asumiendo algunas de sus mecánicas más importantes así como sus elementos estéticos. Una falta de personalidad manifiesta que se deja notar, pero que no ensombrece el buen trabajo realizado por los desarrolladores a la hora de crear una odisea sólida, entretenida y realmente desafiante en determinados momentos del juego. No consigue hacerse un hueco entre los grandes exponentes del género, pero es una obra bastante destacable.
Hemos realizado este análisis en su versión de Xbox One con un código proporcionado por Big Blue Bubble.