Análisis Ys IX: Monstrum Nox, un genial ARPG de Falcom (PS4, PS5, PC)

El excelente Ys VIII: Lacrimosa of Dana subió el listón de lo que podíamos esperar en la saga, y si bien Ys IX: Monstrum Nox es otro brillante ARPG de Falcom que ningún fan debería perderse, será inevitable comparar la nueva aventura de Adol Christin con su predecesor. Que nadie se engañe: quien haya disfrutado de Lacrimosa of Dana o cualquier otro Ys encontrará aquí lo que pide de la saga: acción rápida, jefes imponentes y una cañera banda sonora. Que esté un peldaño por debajo del episodio anterior no debería ser visto como un problema grave.

Ys IX: Monstrum Nox ya está a la venta en PS4 y en los próximos meses llegará a Nintendo Switch y PC. Esta vez el tono y ambiente del juego es un giro de 180º respecto a la paradisiaca isla que vimos hace unos años, aunque el desarrollo no se aleja mucho de él. Eso sí, ahora no somos un náufrago sino un prisionero que en los primeros compases de su huida se encuentra con una misteriosa mujer; su ayuda para escapar es un arma de doble filo: un tipo de maldición que otorga poderes sobrehumanos pero a cambio no puede marchar de la Balduq, sólo obedecer a su salvadora para eliminar la corrupción de Grimwald Nox, una dimensión poblada por demonios que amenaza a la ciudad.

El tono y ambientación de Monstrum Nox es oscuro y monótono, algo que en cierta manera no se ha trasladado bien al juego –de esto hablaremos más adelante- con el escaso músculo gráfico de Falcom. Nos llega con textos –y voces- en inglés y, aunque hay un montón de guiños y referencias a pasados juegos, es lo suficientemente independiente como para que puedas disfrutarlo sin experiencia en anteriores Ys –no obstante, recomendamos jugar antes a Ys VIII si se tiene la oportunidad-.

Unas habilidades que cambian la exploración de Balduq

Ya os contamos en nuestras impresiones que la base jugable de Ys IX no tiene nada que envidiar a otros títulos de la serie, e incluso se puede argumentar que sobre el papel tiene las mecánicas más refinadas de Ys. Estamos ante un RPG de acción rápida, casi cercano al slash’em up, donde podemos alternar de personaje al instante para aprovecharnos de sus estilos de combate y habilidades, algo fundamental contra los poderosos jefes o enemigos muy específicos. Ataca a los enemigos, acumula SP y aprovecha las técnicas especiales de tus compañeros, otros Monstrum con extraños poderes; activa el Boost mode para aumenta el ataque y mejora la defensa durante un breve periodo de tiempo, o usa una habilidad extra única para cada personaje. Gracias a un combate frenético con doble salto, evasiones y bloqueos podrás hacer auténticas virguerías, esquivar las embestidas de los enemigos y machar a los monstruos por tierra o aire según sus debilidades.

A esto se suma la auténtica gracia de Ys IX, que principalmente tienen un uso durante la exploración, pero a ciertas habilidades también se las saca provecho durante la acción. Crimson Line es el primero que aprendemos y consiste en viajar automáticamente a puntos destacados de la arquitectura: podrás saltar a zonas altas, superar saltos imposibles y atravesar objetos sólidos. Durante el combate te lleva directamente al enemigo que has marcado, e infringe daño a las criaturas que cruzas. Tenemos la carrera por paredes, alas para planear, la visión especial que descubre secretos, la transformación en una sombra que pasa por lugares estrechos y evade enemigos –o ataques-, o la rotura de muros resquebrajados con un golpe contundente. Como es lógico, el diseño de los mapas y mazmorras está pensado para hacer uso de estos movimientos, con multitud de secretos y pasadizos en lugares donde, en otros Ys, nunca se te ocurriría mirar simplemente porque no puedes correr por una vertical como si fueras Spider-Man. El aprendizaje de las habilidades es progresivo y los jefes suelen poner a prueba la habilidad que has conseguido más recientemente.

El juego está dividido en capítulos donde conocemos más la personalidad de los miembros del equipo. En general para el progreso hay que conseguir una puntuación Nox, ya sea derrotando enemigos en la ciudad –una tarea fácil pero repetitiva, porque aporta poca puntuación- o resolviendo misiones opcionales. Esto último aunque no se sale de los encargos habituales de un RPG –búsqueda de personajes, derrota de enemigos, etc.- siempre resulta más recomendable: da variedad al juego y los aliados terminarán por ayudarnos en Grimwald Nox, una especie de minijuego tipo defensa de torres donde hay que proteger un pilar de las oleadas enemigas; a medida que progresamos, los recursos y amigos nos servirán para hacer estas batallas un poco más fáciles –fortalecer la torre, colocar señuelos-, así que el tiempo que inviertes en estas tareas tiene su recompensa. Todo este ciclo irá abriendo nuevos barrios en Balduq, más compañeros y sus poderes, mazmorras, etc.

En pocas horas ya tendrás un buen puñado de movimientos que cambiarán tu manera de explorar Balduq, y zonas que conocidas vuelven a ser interesantes en cuanto puedes subir a sus tejados o sobrevolar las calles. Sin duda la fluidez de la navegación o como mecánicas para hacer el combate más creativo convierten a este Ys en el más divertido, al menos cuando todo funciona como debe. La cuestión es que en global no da la impresión de ser tan redondo como Ys VIII: un progreso que se puede hacer repetitivo, por momentos las largas conversaciones rompen el ritmo de un RPG orientado a la acción y hay sensación de que fuerza a cumplir misiones que al final, no son tan opcionales. Ninguna pega al estupendo combate de Ys IX, pero las mazmorras no siempre sacan partido de sus posibilidades -no de una manera inteligente- y otros apartados que forman una aventura RPG de este tipo, a veces con casi tanto peso como el propio combate, no alcanzan el mismo nivel. Es como si Falcom hubiera puesto toda su atención en el núcleo jugable, algo vital en un título de acción, pero no tanto en la parte de narrativa que hereda del rol.

Un apartado gráfico muy mejorable

Si hay un aspecto en el que Ys IX decepciona ese es el gráfico. Nadie podría esperar que Falcom nos sorprendiese con una producción visualmente potente, pero en Monstrum Nox se unen dos problemas: las limitaciones artísticas y técnicas. Ys IX continúa con ese estilo tipo anime en los personajes como hemos visto en Ys VIII o la serie Tails of Cold Steel, pero supone un gran contraste con el entorno, que ha bajado muchos puntos respecto a su predecesor. Balduq es un lugar gris, las mazmorras –en especial las primeras- pecan de repetitivas y artísticamente sin inspiración, con cloacas y túneles en interiores, o campos y montañas en zonas abiertas, que habremos visto en decenas de RPG. Si bien no todo transcurre en pasillos laberínticos, Ys IX no entra por los ojos.

Por otra parte, en los aspectos técnicos es uno de los Ys más anticuados relativo a las plataformas en las que se lanza que podemos recordar. Se trataría de un juego modesto incluso para consolas de hace 15 años -se nos ocurren muchos títulos de PS3 con mejor factura-, sufre ligeros problemas de rendimiento en PS4 –no así en PS5, donde mantiene los 60 fps, aunque necesitará algunos parches para solucionar cuelgues ocasionales-, aparición súbita de objetos en los mapas más abiertos, abundantes texturas borrosas y una ausencia de buen antialiasing que elimine unos dientes de sierra bastante visibles en la ciudad. Una lástima, pero Ys IX en este sentido parece un paso atrás si lo comparamos con Ys VIII, se han agotado las excusas para que Falcom no renueve su tecnología.

La desarrolladora no suele decepcionar en la banda sonora y, pese a que la de Ys no es de las más memorables de la saga, siempre acompaña bien se trata de los momentos más calmados –misiones en la ciudad, paseos por catacumbas- como en los combates, donde las guitarras eléctricas roban protagonismo a los instrumentos más clásicos, una música que puedes escuchar perfectamente fuera del juego.

Conclusiones

Ys IX: Monstrum Nox encantará a los fans veteranos en la saga, e incluso es apto para novatos por su buena curva de dificultad y duración razonable, más de 20 horas en su historia principal que se duplica si queremos ver todo. Nuestra única recomendación a quienes disfrutaron de Ys VIII es que controlen las expectativas: Monstrum Nox es incluso mejor en ciertos aspectos jugables y la historia esconde sus giros sorpresa, pero en otras áreas se siente más irregular, y el conjunto no está tan pulido, cae más rápidamente en la repetición, por no hablar de un incomprensible rendimiento deficiente en los modelos originales de PS4. En cualquier caso, Falcom siempre es garantía de calidad, y la aventura de Adol no debería faltar en la colección de cualquier aficionado al rol japonés.

Hemos realizado este análisis principalmente en PS5 con un código que nos ha proporcionado por Bandai Namco.