Análisis Sekiro: Shadows Die Twice, obra maestra de FromSoftware (PS4, Xbox One, PC)
Análisis completo: Actualizado y con nota.
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Nos resultaría imposible contar con los dedos la cantidad de veces que Sekiro: Shadows Die Twice ha puesto en nuestro camino obstáculos que parecían insuperables. Ver a un jefe volver a levantarse tras un durísimo combate en el que lo habíamos dado todo y que creíamos haber ganado a duras penas, ser acribillados sin piedad por francotiradores mientras intentamos cruzar un puente o contemplar cómo un letal minijefe nos lamina en cuestión de segundos junto a su agobiante legión de secuaces, son momentos diseñados para hacerte entrar en pánico y que pienses que no vas a poder pasar de ahí.
Pero tras esa impresión inicial, algo cambia. De repente, empiezas a ser consciente de tu entorno y de las posibilidades que te ofrece, comienzas a ser capaz de leer a tu enemigo, ese ataque que al principio creías imposible de esquivar o bloquear ha dejado de parecerte tan temible, y antes de darte cuenta ya has superado otro reto más y te estás dirigiendo al siguiente.
Videoanálisis
Sí, en el camino vamos a caer numerosas veces, pero cada vez que nos levantemos lo haremos más fuertes y experimentados que antes, y poco a poco notaremos cómo nosotros, como jugadores, evolucionamos, nos volvemos más habilidosos y aumentamos nuestra confianza en nuestras capacidades.
Como bien dice cierto personaje a lo largo de nuestro viaje, dudar es fracasar, una máxima que ejemplifica a la perfección la filosofía por la que se rige todo el juego y que tendremos que interiorizar si queremos llegar a ver alguno de sus cuatro finales.
Pocos estudios son capaces de desarrollar títulos que nos inviten de una manera tan insistente a superarnos a nosotros mismos para hacernos ver que no hay reto imposible, y en FromSoftware son ya todos unos expertos en estas lides. No en vano, cualquiera que haya jugado a Demon's Souls, Dark Souls o Bloodborne conoce muy bien estas sensaciones, y, por supuesto, es justo lo que aquí nos van a recordar.
Hidetaka Miyazaki, su director, ha vuelto a firmar otra obra maestra. Una que esta vez va por unos derroteros muy diferentes a lo visto en sus trabajos anteriores y que nos obligará a aprender a jugar partiendo de cero, pero que mantiene en todo momento su sello de identidad y una calidad inigualable en todos y cada uno de sus aspectos.
La búsqueda de la inmortalidad
Esta vez nos encontramos ante un juego de acción y sigilo que nos llevará a explorar una oscura versión del Japón feudal. Nosotros encarnaremos a Lobo, un shinobi caído en desgracia que busca recuperar su honor rescatando a su maestro.
La narrativa en esta ocasión es muchísimo más clara y directa, así que no tendremos problemas para enterarnos de la trama principal. No en vano, se detiene a explicarnos lo que está ocurriendo y lo que tenemos que hacer, y la forma de presentarnos el "lore" es considerablemente menos sutil.
Eso sí, esta sigue funcionando a diferentes niveles y hay muchísimo trasfondo oculto que tendremos que buscar de multitud de formas distintas para recomponer el puzle y enterarnos de todo lo que sucede (especialmente en la recta final): leyendo descripciones de habilidades y objetos, prestando atención a los escenarios, interactuando con los personajes para sonsacarles más información, completando misiones secundarias, etcétera.
Como viene siendo habitual en el estudio, el mundo que han creado es fascinante y tiene una enorme profundidad, recogiendo conceptos y leyendas japonesas para retorcerlas hasta dejarlas irreconocibles y que dan lugar a una historia que atrapa desde el primer momento y que te invita a explorar para conocer más detalles sobre todo lo que te rodea, algo que también se aplica a su variopinto elenco de personajes.
Una nueva propuesta
En lo jugable tenemos que dejar claro que no estamos ante un juego de rol. Si buscas algo similar a Dark Souls donde puedas crear tu propio héroe y desarrollar builds con numerosas piezas de equipo según el reparto que hagas de tus puntos de experiencia para subir unos u otros atributos, lo mejor será que mires en otra parte.
Puede gustarte más o menos, pero Sekiro es un título centrado al completo en la acción y en el sigilo, y valorarlo de la misma manera que los anteriores trabajos del estudio es un gran error, ya que busca ofrecernos una propuesta muy distinta en su planteamiento que no los hace comparables.
Es perfectamente posible que te guste la fórmula Souls y aborrezcas este nuevo juego, y lo mismo puede pasar al revés, lo que no significa ni que sea mejor ni peor, simplemente diferente.
De hecho, Lobo es un personaje con su trasfondo ya desarrollado, habla durante las conversaciones (poco, pero lo hace), tiene su propio estilo de combate y cuenta con unas habilidades muy definidas a las que nos tendremos que adaptar para sobrevivir.
El arte de ser un shinobi
Así pues, al ser un ninja contaremos con una movilidad enorme que nos permitirá saltar, impulsarnos sobre las paredes y utilizar un gancho para llegar a todo tipo de zonas elevadas, algo que se utiliza constantemente y de forma activa, tanto en los combates como en la exploración de escenarios.
Como podréis suponer, esto ha derivado en un diseño de niveles muy vertical, algo que en FromSoftware han sabido aprovechar para hacer auténticas virguerías a la hora de esconder secretos, caminos ocultos, interconectar zonas e incluso marcarnos el camino principal, con muchísimo plataformeo que nos obligará a usar la cabeza para averiguar cómo alcanzar ciertos lugares.
Los juegos de Miyazaki siempre se han caracterizado por tener algunos de los mejores mapas de la historia de los videojuegos, algo que aquí se ha llevado al siguiente nivel con todo lo que os acabamos de comentar, por lo que os podéis hacer una idea del espectacular trabajo que se ha realizado en esta ocasión y lo tremendamente satisfactorio que resulta ponerse a explorar.
Es más, gracias a esto la variedad de situaciones que se ha conseguido es gigantesca y cada tramo supone una nueva aventura completamente diferente de la anterior, conjugando a la perfección sigilo, combates, plataformas e incluso algún que otro puzle muy original y sorprendente.
De hecho, algo que nos ha gustado muchísimo es lo bien que se combinan las mecánicas de sigilo y combate. El título da mucho protagonismo a ambas y no tardaremos en sorprendernos realizando todo tipo de silenciosas ejecuciones mientras combatimos como auténticos maestros ninja, según lo requiera la situación. Ninguno de estos dos enfoques son opcionales y vais a tener que usar ambos para avanzar.
Los enemigos son capaces de eliminarnos con tan solo un par de golpes y se comportan de forma muy agresiva, por lo que separarlos con sigilo y reducir su número suele ser una buena estrategia si pretendemos mantener la cabeza sobre nuestros hombros. Estas mecánicas no van mucho más allá de lo que estamos acostumbrados a ver, pudiendo ocultarnos en zonas de hierba, pegarnos a las paredes, usar objetos para llamar la atención de nuestros rivales y realizar eliminaciones directas si los pillamos desprevenidos. Evidentemente, tampoco faltarán los clásicos indicadores sobre las cabezas de nuestros enemigos para mostrarnos su nivel de alerta.
Lo importante es que todo esto funciona a la perfección y combinado con la alta movilidad de nuestro héroe da pie a momentos enormemente satisfactorios que nos harán sentirnos como verdaderos expertos en el arte del asesinato desde las sombras.
El único punto relativamente negativo que hemos encontrado en este sentido sería la IA enemiga, ya que resulta demasiado fácil despistar a nuestros adversarios después de que nos detecten, lo que hará que pierdan el interés rápidamente y se den la vuelta para regresar lentamente a su posición. Además, no son pocas las veces en las que son capaces de detectarnos viendo a través de obstáculos, aunque por algún motivo también son frecuentes las situaciones en las que tienen serios problemas para encontrarnos incluso cuando nos tienen prácticamente de frente.
Ojo, todo esto, en la práctica, no estropea un conjunto que suele funcionar muy bien y que no para de plantearnos situaciones únicas que podemos afrontar de numerosas formas distintas, consiguiendo que nuestros avances siempre sean muy satisfactorios y estimulantes.
Maestros espadachines
Los combates tampoco se quedan atrás. Sus bases son muy sencillas de entender: los enemigos tienen dos medidores, uno de vitalidad (rojo) y otro de postura (amarillo), y cada vez que golpeamos haremos que baje el primero si acertamos y que suba el segundo, independientemente de si bloquean o no. Para acabar con la mayoría de nuestros adversarios nos bastará con reducir a cero su barra de vitalidad, aunque la clave de todo reside en la de postura.
Esto se debe a que si conseguimos llenar al máximo dicho medidor a base de golpes, paradas (si bloqueamos sus ataques también subirá) y contraataques, quedarán expuestos a una ejecución, lo que nos permitirá acabar con ellos automáticamente. Las cosas se empiezan a complicar en el momento en el que nos damos cuenta que pueden regenerar su postura si nos tiramos un tiempo sin hacer nada que ayude a aumentarla, lo que nos obligará a luchar de forma constante y sin respiro alguno. Por suerte, cuanta menos vitalidad tengan, más les costará recuperar su posición.
Todo esto va a más en los enfrentamientos contra los minijefes (por llamarlos de algún modo, que de "mini" tienen poco) y los jefes. Estos peligrosísimos rivales tienen varias barras de vitalidad y la única manera que tendremos de acabar con ellas será poniendo en práctica una ejecución, lo que nos obligará a rellenar el medidor de postura al máximo varias veces hasta poder rematarlos definitivamente (también es posible ejecutarlos reduciendo su vitalidad a cero, aunque esto suele ser un proceso mucho más largo, costoso y considerablemente menos efectivo).
Gracias a este sistema, el título nos ofrece unos combates muy agresivos y con una intensidad abrumadora que pondrán a prueba nuestros reflejos, habilidad con el mando y nuestra concentración. No han sido pocas las veces en las que nos hemos olvidado hasta de respirar contra algunos jefes y no exageramos si decimos que son los mejores que jamás han hecho en FromSoftware, dejándonos para el recuerdo algunas de las batallas más épicas y memorables que hemos vivido nunca con un videojuego. Cada victoria contra ellos es indescriptiblemente satisfactoria y nos dejará agotadísimos tanto a nivel mental como físico, lo que habla espectacularmente bien de lo que aquí se ha conseguido.
En cuanto a nuestras posibilidades de acción, dispondremos de un botón de ataque y otro de bloqueo, así como de un tercero para utilizar las herramientas de nuestro brazo protésico, todas ellas muy diferentes y con usos bien diferenciados, incluyendo hachas para romper escudos, shurikens para atacar a distancia, un paraguas para bloquear golpes desde todas las direcciones y un cañón de fuego para prender a quien ose interponerse en nuestro camino, entre otras muchas
A todo esto hay que sumarle multitud de técnicas especiales y movimientos que iremos aprendiendo a lo largo de la aventura, ya sea a través del árbol de habilidades, derrotando jefes concretos, leyendo algún pergamino, etcétera.
Evidentemente, los combates son mucho más que esto y nuestros enemigos disponen de numerosas formas de atacar que tendremos que aprender a leer a la perfección, ya que cada una requiere de una respuesta diferente. Por ejemplo, para parar una estocada podremos bloquear o realizar una contra mikiri (una espectacular técnica con la que pisaremos el arma de nuestro adversario para dejarle vendido y hacerle muchísimo daño de postura), para evitar barridos tendremos que saltar y darle una patada en la cara a nuestro contrincante y los agarres requerirán que nos quitemos de en medio con una esquiva.
Aquí conviene detenernos en la mecánica de paradas, ya que no nos bastará únicamente con mantener el botón de defensa pulsado. Sí, esto nos evitará sufrir heridas, pero hará que nos suba mucho el daño de postura (y, por tanto, seremos susceptibles de que nos rompan la guardia y nos dejen vendidos durante unos segundos), pero la clave de nuestra defensa reside en desviar los ataques del contrario.
Para ello, tendremos que sincronizar el momento de bloquear con el instante justo en el que vayamos a recibir un golpe. Si lo hacemos correctamente desviaremos por completo la ofensiva del rival, apenas nos subirá el daño de postura e incrementaremos el de nuestro agresor, convirtiendo de este modo nuestra defensa en una forma de ataque.
Tal y como podréis intuir, esto es algo que requiere mucha práctica, ya que no nos bastará con pulsar repetidas veces el botón de bloqueo mientras esperamos el golpe, pero a la hora de la verdad nos ofrece momentos tremendamente espectaculares y satisfactorios al ver cómo chocan los aceros y no son capaces de tocarnos.
Como podréis imaginar, existen infinidad de tipos de enemigos distintos, todos ellos con numerosas mecánicas y animaciones que más nos vale aprendernos, propiciando que siempre nos tengamos que adaptar para luchar adecuadamente y no equivocarnos al leer sus movimientos.
En general, combatir en Sekiro es una experiencia única e inigualable que nos deja con duelos que son todo un espectáculo. Cuando jugamos bien, lo que vemos en pantalla son bellas danzas de espadas dignas de las mejores coreografías, algo que nunca habíamos visto representado de una forma tan redonda tanto en lo visual como en lo jugable.
La muerte golpea dos veces
Como hemos señalado ya varias veces, nos encontramos ante un juego muy difícil y exigente que pondrá a prueba nuestros nervios y paciencia, pero que nunca resulta injusto y que siempre ofrece desafíos lógicos. Aquí si morimos va a ser única y exclusivamente culpa nuestra.
No vamos a engañaros: el nivel de habilidad que requiere es altísimo, especialmente a la hora de combatir jefes y minijefes, y las primeras horas pueden resultar hasta traumáticas si no estamos acostumbrados a este tipo de retos. A fin de cuentas, hay que aprender a jugar y es normal morir más de la cuenta al principio mientras nos hacemos a sus mecánicas y a su sistema de combate.
Una vez pasado este tramo, el juego se transforma y notaremos cómo el camino se allana ante nosotros, haciendo de nuestro progreso una experiencia mucho más cómoda, equilibrada y satisfactoria, a pesar de que el nivel de dificultad no para de ascender, como bien demuestra la batalla final, una de las más perfectas y complicadas jamás diseñadas y en la que nos van a obligar a poner en práctica absolutamente todo lo aprendido durante nuestro viaje.
No es para nada un título imposible y, de hecho, la exploración del mapa es sorprendentemente accesible (a excepción de algún que otro punto que nos hará querer estampar el mando contra el televisor), pero os recomendamos tener muy claro que es un juego en el que vais a sufrir y que requiere que juguemos realmente bien, además de nervios de acero para soportar la tensión de los enfrentamiento.
Por suerte, el juego nos hace una pequeña concesión como jugadores e incluye un sistema para resucitar bastante útil, pero que no hace las cosas más sencillas. Así pues, si tenemos una carga de resurrección activa (se recargan matando enemigos, realizando ejecuciones y descansando en puntos de control) podremos decidir volver a la vida tras ser eliminados. Nos levantaremos con tan solo la mitad de nuestra vitalidad, aunque si jugamos bien nuestras cartas podremos darle la vuelta a la situación y tener otra oportunidad de acabar con nuestro asesino.
Evidentemente, durante los jefes y minijefes esta mecánica está limitadísima, ya que solo podremos resucitar una vez por cada una de sus fases, y eso contando con que tengamos las cargas activas, así que no os penséis que esto facilita demasiado los enfrentamientos.
El ninja perfecto
Como era de esperar, también se ha incluido un sistema de progresión que nos permitirá desarrollar y evolucionar a nuestro personaje para hacerlo más fuerte, resistente y letal. Los enemigos nos darán experiencia al ser eliminados y cuando acumulemos la suficiente, esta se convertirá en un punto de habilidad que podremos invertir en alguno de los árboles de talentos que desbloquearemos, donde encontraremos técnicas especiales de combate y mejoras pasivas.
Por otra parte, también existe un árbol de progresión para las herramientas de nuestro brazo protésico (aunque primero tendremos que encontrarlas). La diferencia es que estas mejoras la conseguiremos invirtiendo dinero y materiales de fabricación.
También será posible aumentar nuestra barra de vitalidad y postura reuniendo cuentas de oración, unos ítems que encontraremos ocultos por el mundo, estando la mayoría de ellos en posesión de algún minijefe. Además, los recuerdos de los jefes que derrotamos nos servirán para incrementar nuestro poder ataque, aunque existe cierto método secreto para hacer lo propio a cambio de puntos de habilidad...
La cosa no termina aquí, ya que también es posible obtener nuevas habilidades y técnicas leyendo ciertos pergaminos, eliminando a enemigos muy concretos e incluso completando misiones secundarias.
En líneas generales, el sistema de progresión nos ha gustado mucho gracias a ese toque tan "Metroidvania" que tiene al permitirnos encontrar multitud de mejoras y habilidades mediante la exploración, lo que le da un toque fresco y muy dinámico al desarrollo de nuestro héroe.
Una larga aventura
Por supuesto, estamos hablando de un juego largo que nos llevará una media de 40 horas completar, una cifra que puede variar muchísimo dependiendo de nuestro nivel de habilidad y de lo que nos queramos parar a explorar.
Lo mejor es que es un título extremadamente rejugable y con numerosas misiones secundarias que pueden tener conclusiones muy distintas. Y todo ello por no hablar de sus numerosos finales, lo que nos invitará a darle nuevas pasadas.
Aquí tenemos que destacar el completo acierto que nos ha parecido su modo Nueva Partida+ (Nueva Partida 2 como se llama en este caso), ya que nos dará a escoger, de forma completamente opcional, si queremos que en la siguiente vuelta suba el nivel de dificultad o no. En el caso de que escojamos la senda difícil, tendremos que enfrentarnos a enemigos muchísimo más fuertes y con una resistencia considerablemente mayor para que encontremos un reto a la altura de un personaje potenciado al máximo.
Obviamente, esto también se traducirá en mayores ganancias de experiencia y oro, aunque en el caso de que nos frustremos siempre nos dejarán desactivar este modo de dificultad. Eso sí, una vez desactivado no hay vuelta atrás y tendremos que volvernos a pasar el juego para volverlo a escoger.
Gracias a esto, aquellos que quieran disfrutar de una segunda vuelta relativamente relajante y rápida con un héroe bien entrenado para desbloquear más finales y ver contenidos que se perdieran la primera vez podrán hacerlo, mientras que quienes quieran un nuevo reto también lo encontrarán.
El arte de FromSoftware
En el terreno gráfico, no es un título que destaque precisamente por su poderío técnico, aunque no podría ser más sólido en lo visual gracias a su maravillosa dirección artística, repleta de escenarios detalladísimos e impresionantes (especialmente en exteriores) y un diseño de enemigos y criaturas magistral y muy creativo. Además, los modelados y las animaciones están muy logrados, destacando estas últimas durante las ejecuciones.
La parte negativa la pone su rendimiento. Si bien se ha intentado llegar a los 60 fps en consola, lo cierto es que es incapaz de mantenerlos y experimentaremos caídas de forma más o menos frecuente, algo que suele depender de la zona en la que nos encontremos. Por lo general, se mueve de forma fluida y se deja jugar perfectamente, aunque la realidad es que están ahí y es algo que debemos señalar.
Finalmente, la banda sonora es una pasada y nos regala multitud de temas de corte muy japonés (no podía ser de otro modo) que utiliza muchos de los instrumentos clásicos de dicho país. Nos ha sorprendido mucho lo intensa que es la percusión de las composiciones, con golpes a toda velocidad que, además de meternos todavía más presión, se sincronizan con los choques de espada y crean una ambientación sonora única que nos hará sentirnos dentro de una película de ninjas y samuráis. Señalar que esta vez siempre está presente y se comporta de forma dinámica, según si nos han detectado o no.
Los efectos también están cuidadísimos y son muy variados, y el doblaje español no está nada mal, con voces muy conocidas del cine y la televisión. Existe un selector de idiomas y, por defecto, está configurado para que las escuchemos en japonés, toda una declaración de intenciones de cómo quieren que juguemos. En nuestra opinión, tras haber probado ambos, nos quedamos con el doblaje nipón original sin pensárnoslo dos veces, con unas interpretaciones mucho más convincentes y trabajadas. Además, de esta manera la inmersión es total.
Conclusiones
Sekiro: Shadows Die Twice es una nueva obra maestra de FromSoftware y Hidetaka Miyazaki. Se trata, sin duda alguna, de uno de los mejores juegos de la generación y una experiencia imprescindible para cualquier amante de las aventuras de acción y sigilo y de los grandes retos. Su alta dificultad hace que no sea un título para todo el mundo, pero tampoco lo pretende, ya que tiene muy claro el público al que va dirigido.
Si esto no te intimida, tienes ante ti un gran viaje repleto de emocionantes combates y espectaculares jefes en un mundo apasionante y con un diseño de niveles sobresaliente por el que da gusto perderse explorando hasta el último de sus recovecos. Desenfunda tu katana, prepárate para morir y no dudes, pues la derrota es solo un paso más en el camino hacia la victoria y la gloria.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS4 que nos ha facilitado Activision.