Análisis Untitled Goose Game, divertirse haciendo el ganso (PC, PS4, Xbox One, Switch)
Para comenzar a hablar del motivo que hace que Untitled Goose Game se sienta tan bien cuando nos ponemos a los mandos antes tenemos que hablar del movimiento en videojuegos, aunque sea de manera burda durante un puñado de frases. En concreto, de cómo se mueven dos tipos de personajes muy distintos: Super Mario y los protagonistas de los juegos de PlatinumGames.
Sobre el movimiento del bigotudo de Nintendo se han escrito ríos de tinta, pero es que no merece menos y es algo que se da por sentado cada vez que sale un nuevo plataformas de la saga. Si saltar, trepar y superar diversos desafíos con Mario es tan divertido es porque la acción más básica, andar, también lo es: hay algo en la forma de dar los pasos, en su inercia cuando soltamos el stick o la cruceta, y en las distintas etapas del movimiento del sprite (o modelo tridimensional, en los Mario 3D) que es satisfactorio. Lo mismo ocurre en Bayonetta o Astral Chain, por poner un par de ejemplos: son juegos en lo que lo importante es la sucesión y combinación de ataques, pero estos no funcionarían sin un movimiento que responda y se represente en pantalla de manera precisa. Simplemente dar vueltas en círculo con los protagonistas de esos juegos se siente bien, gracias a sus animaciones y al preciso timing.
No es complicado llegar a la conclusión, tras coger el mando por primera vez, que buena parte del esfuerzo de House House, el estudio australiano encargado del desarrollo de Untitled Goose Game, se ha centrado en hacer que controlar al ganso protagonista sea satisfactorio.
La animación graciosa y torpe de cada uno de sus pasos, el hecho de que cuando corramos le cueste más girar debido a la inercia (como a cierto señor con bigote y gorra), la postura tan divertida que pone cuando anda agachado, y la representación sonora de cuando sus patas pisan la hierba o el suelo están estudiadas al milímetro. Sienta bien ser un ganso, pero aún más hacer el ganso.
Un ganso montando un pollo
Aun así, la primera acción que hacemos en el juego no es andar, sino un sonido que se convertirá en la pesadilla de los habitantes del pueblo en el que sucede la acción, y en un acto realmente gracioso para el jugador: "Pulsa Y para graznar", nos dice el juego al ejecutarlo por primera vez. Lo primero que hacemos es emitir un sonido tan molesto como cómico, y así Untitled Goose Game define sus bases: es una obra humorística con tintes de juego de puzle y de sigilo basado en importunar a los demás.
A lo largo de las dos horas y media aproximadamente que nos llevará completar la aventura lo que haremos será fastidiar de distintos modos a los habitantes de una pequeña y bucólica aldea, hasta que desencadenemos que hagan algo que nos permitirá avanzar hasta otro punto del pueblo para molestar a otras personas.
Cuando entramos por primera vez en una zona nueva (aunque aquí no hay pantallas de carga, sino que todo el pueblo está conectado de manera inteligente, y poco a poco vamos abriendo vallas y caminos para ir a otros lugares) se nos da una lista de tareas; al completar todas ellas, menos una, se nos da una tarea adicional que nos permitirá avanzar a siguiente sitio con su propia lista de acciones a realizar.
La dificultad y comicidad de esas tareas va incrementándose conforme avanzamos en la aventura. En el primer nivel tenemos que fastidiar a un jardinero, por ejemplo, tirándole su rastrillo a un lago cercano o robándole las llaves que lleva en su cinturón. Pero para hacer cualquiera de esas cosas tendremos que encadenar acciones y hacer uso del sigilo. Los niveles están diseñados de manera que haya atajos inaccesibles para los humanos que nos permitirán escondernos y huir antes de que nos pillen (lo que ocasionará que nos quiten el objeto que llevemos). Así, uno de los métodos de quitarle el rastrillo nos llevará a escondernos en los matojos del jardín, abrir el grifo del bidón de agua cuando no esté mirando hacia ese lado, y cuando el jardinero vaya a cerrarlo, coger el rastrillo y salir corriendo – mientras el rastrillo va tambaleándose y dando tumbos debido a un sistema de físicas no muy preciso cuyo objetivo es, de nuevo, aportar más comicidad al asunto.
Poco a poco, la cosa se va haciendo más compleja, ingeniosa y graciosa porque para cumplir una tarea nos obligarán a hacer varias trastadas seguidas: para quitarle las gafas a un niño, podremos desatarle los cordones, quitarle su juguete para que nos persiga, y cuando se tropiece, quitarle las lentes y sustituírselas por unas que no sean las suyas.
Sin embargo, algunas de las tareas que se nos piden son demasiado rebuscadas, haciendo que nos quedemos atascados durante un buen rato (aunque al final, interactuando con todos los ítems del lugar es sencillo dar con la solución) y esto causa frustración, y la frustración es la peor sensación que puede generar un título que quiere ser gracioso en todo momento.
En ocasiones, puede que nos quedemos bloqueados no por no saber la resolución de la tarea, sino porque esta está mal explicada. El juego está traducido al español (la única voz que hay es la del ganso), pero a veces es menos exacta de lo que debería. Por ejemplo, en el nivel del jardinero, la lista de tareas se refiere a él todo el rato como "jardinero", pero en la última tarea lo mencionan como "el hombre mayor", lo que puede generar confusión – algo que no ocurre en la traducción original al inglés.
Igualmente, hay una serie de tareas en cada nivel que se hacen un poco repetitivas. Son actividades en las que hay que robar una serie de objetos y llevarlos a un punto concreto; la mecánica es siempre la misma: dar con cómo coger dicho ítem, y con un camino para huir con él. Pero como esto se repite en cada localización, al final sí se siente mucho más como una tarea que como algo divertido que hacer.
Lo visual, ya sea por el estilo artístico minimalista elegido, por los colores claros que muestran todos los elementos, o por las graciosas y simples animaciones de los personajes, contribuyen al sentido humorístico del juego – algo que también ocurre con la banda sonora: cuando nos persigue un personaje mientras escapamos con una jarra de cerveza en la boca, o cuando conseguimos que se martilleen el dedo, suenan unas composiciones que recuerdan a las del cine de la comedia física clásica.
Conclusiones
Al final, Untitled Goose Game consigue, desde su título hasta que vemos los títulos de crédito, centrarse en algo que pocos videojuegos tienen como pilar central: el humor y la gracieta. Pero es una gracieta generada desde las bases de un buen diseño de niveles y de animaciones. Es cierto que hay situaciones demasiado enrevesadas que llevan a la frustración; y que, para ciertos jugadores, gastar 16 euros en un título de menos de tres horas (aunque se alarga con nuevas tareas y un modo speedrun al completarlo) puede ser demasiado. Pero quienes decidan darle una oportunidad van a comprobar que encarnar a un ganso malvado es más divertido de lo que se podría pensar.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código que nos ha proporcionado House House.