Análisis The Survivalists, de náufragos y monos (PC, Xbox One, Switch, PS4)
Desde su lanzamiento en 2015 la franquicia The Escapists ha ido creciendo exponencialmente: un año después de su estreno en PC, la editora Team17 adquirió a la desarrolladora Mouldy Toof Studios, encargada de la concepción y desarrollo del primer juego. Al año siguiente, en 2017, se publicó una segunda parte en la que el equipo de producción se multiplicó, integrándose ya en las filas de la propia editora. Ahora, ya con el sello de Mouldy Toof Studios prácticamente desaparecido, absorbido por Team17 Digital, llega a todas las plataformas actuales un nuevo juego ambientado en el mismo universo pero sin prácticamente nada que ver con lo dos anteriores.
Hablamos de The Survivalists, un juego de supervivencia en una isla no tan desierta, que se estrena ahora en PS4, Xbox One, PC y Nintendo Switch con textos en español. Rebuscando entre los créditos finales no encontraremos muchos nombres relacionados con el primer título de esta peculiar franquicia, pero algunos hay. Las conexiones no se quedan ahí: desde la estética al nombre pasando por la jugabilidad troncal, todo recuerda a The Escapists, aunque ahora juguemos como náufragos en vez de como presos.
Supervivencia de la de toda la vida
Lo que plantea The Survivalists no es ni más ni menos que un juego de supervivencia casi genérico: llegas a una isla en una balsa de madera que se cae a cachos y lo primero que tienes que hacer es improvisar un hacha con guijarros que hay en la playa para poder cortar una palmera, que a su vez te dará madera, hojas y cocos. Partiendo de esa receta original, escalamos hasta desbloquear nuevos objetos: armas, mesas de crafteo, camas, paredes, teletransportadores…
De base es un juego de supervivencia común, una recreación en pixel art 2D de lo que hemos visto ya repetido en muchísimos juegos del género. Tienes un inventario, un sistema de crafteo, una barra de vida y otra de resistencia, armas, herramientas, comida, ingredientes, recetas, enemigos y mazmorras.
The Survivalists no inventa nada en ese terreno, todo lo que hace es aplicar esa fórmula al sistema de juego y las estéticas de la franquicia; y aun así, funciona de maravilla.
Quizás es por la simpleza que su estilo visual transfiere a la experiencia de juego, pero naufragar en la isla y comenzar a prosperar en ella es un reto especialmente divertido. Cierto es que juega muy bien con los límites que marca al jugador: al principio el entorno se muestra rígido y parece que se le puede sacar poco provecho, pero en cuanto construyes una balsa (receta que no especialmente sencilla) descubres un mundo, o mejor dicho un archipiélago, de posibilidades.
Progreso en la isla: del hacha al teletransportador
De forma completamente orgánica, The Survivalists plantea varios loops de progreso: primero nos hacemos con las mecánicas de construcción y combate, después exploramos la primera isla en la que naufragamos, nos hacemos con ella, nos asentamos hasta que descubrimos la receta de la balsa y otras tantas más, y entonces partimos allende los mares para descubrir que hay más islas, con más biomas, enemigos, armas, mazmorras, ingredientes, coleccionables y posibilidades, en general.
Por eso, aunque al principio parezca que hay pocas cosas que hacer, a poco que rascamos en la superficie descubrimos que eso no es cierto. Si en The Escapists el objetivo era fugarnos de la cárcel, en The Survivalists no es sólo sobrevivir en mitad del océano, sino también abandonar el archipiélago en el que hemos encallado. Y eso no lo conseguiremos con la balsa, sino explorando cada rincón de cada isla para desbloquear el camino de vuelta a casa.
Nuestra rutina en la isla, que cuenta con un ciclo de día y noche, consistirá en explorarla para encontrar nuevos recursos. Cuando más o menos tengamos eso controlado, pasaremos a buscar otro tipo de estímulos muy probablemente en las múltiples mazmorras que hay diseminadas por el entorno. También en los laberintos, espacios más grandes y ramificados que no se generan procedimentalmente, como el resto de escenarios, sino que tienen un diseño concreto. O simplemente sobreviviremos haciendo nuestras cosas, esperando que las a la civilización no humana que habita el archipiélago no le de por asaltar nuestro campamento.
Hay muchas formas de jugar a The Survivalists, en realidad, por lo que no podríamos hablar de una partida tipo: a la hora de crear un servidor para jugar con amigos o desconocidos -porque se puede jugar tanto en solitario como en cooperativo- el menú nos permite señalar qué tipo de experiencia buscamos, si una de combate, de exploración, de búsqueda de tesoros o una común. Así favorecemos que los jugadores que se unan a nosotros entren en una partida que se adapte a sus gustos.
Monos: mayordomos, guerreros, leñadores...
Mientras que en la mayoría de aspectos The Survivalists tira en gran medida de la fórmula básica del género, hay un añadido concreto que le aporta un rayo de vitalidad y frescura que consigue hacerle destacar entre obras similares: los monos. En nuestro viaje de supervivencia en la isla nos iremos encontrando con pequeños primates que se unirán a nuestras filas si les ayudamos, ya sea liberándoles de sus jaulas o dándoles algo de comida.
Podemos ir reuniendo monos hasta formar un ejército. Incluso podemos personalizar el color de su pelaje y su nombre, al igual que se pueden modificar las características estéticas del personaje principal, y cada uno tendrá una serie de habilidades y niveles que se irán mejorando a medida que avancemos junto a ellos: recolección, caza, tala de árboles, minería e incluso combate.
Antes de que podamos darnos cuenta tendremos a nuestro alrededor una tropa de monos mayordomos que harán lo que nosotros le digamos, una forma de juego que si se explota con rotundidad puede acabar convirtiendo a The Survivalists en una suerte de RTS en miniatura, aunque no tenga tanta profundidad como un juego de estrategia en tiempo real. Y es que, dejando a un lado las posibles tiranteces con los derechos de los animales, domesticar primates convierte la rutina isleña en algo cada vez más practicable y divertido.
Sensación real de exploración
La decisión de ir acompañados o no de monos es completamente nuestra, al igual que lo es la forma en la que queremos aprovechar nuestro paso por la isla. Los recursos están ahí, pero somos los jugadores quienes escogemos qué hacer con ellos: asentarnos y mejorar nuestro refugio, dedicarnos a la caza y recolección, asaltar todas las mazmorras y laberintos…
Para ello The Survivalists dispone de un excelente diseño orgánico que te da pistas acerca de lo que hay a tu alrededor, así como establece unas normas muy sencillas para sobrevivir a los posibles peligros: si ves un barrizal tienes que estar atento porque cerca habrá jabalíes, así que esa es una muy mala zona en la que asentarte. Si hay pantanos hay mosquitos, así que para explorar ese área necesitarás fabricarte roba.
Con esa forma tan orgánica que tiene de hablarle al jugador, la supervivencia de esta obra transmite una sensación real de exploración, lo que es especialmente loable cuando hablamos de un juego dibujado en un estilo tan minimalista. Eso sí, todo lo que tiene de emergente en este aspecto lo pierde en los esquemas de controles: ya sea con teclado y ratón o con mando, hacerte a ellos te llevará unas cuantas horas, y aun así tendrás que mirar de vez en cuando a qué botón realiza qué determinada acción.
Otro apartado en el que The Survivalists cojea es en la gestión de sus partidas multijugador. Hemos podido probarlo en partidas cooperativas con un sistema que permite conexiones rápidas y fluidas, pero que no está preparado para mantener el progreso de todos los jugadores de una sala: en cada partida multijugador habrá un anfitrión y será esa persona la que tenga todos los privilegios, incluyendo la construcción y el reclutamiento de monos. Al menos en esta versión preliminar del juego las partidas cooperativas no están pensadas para que los integrantes compartan progreso.
Conclusión
Partiendo de un acercamiento básico al género de supervivencia, The Survivalists consigue con poco plantear una experiencia interesante y profunda en la que la exploración prima por encima de todas las cosas. Su sistema orgánico te ayuda a comprender el entorno en el que te mueves, al mismo tiempo que no te fuerza a jugar de una determinada manera. Y todo es mejor cuando dominas el control de los monos y puedes jugar acompañado de un ejército de primates que atacan, recolectan y construyen para ti. Sus puntos más negativos, el obtuso sistema de controles y la progresión en el multijugador, son tan fácilmente solucionables que no empañan la consistencia final de una obra tan divertida como atractiva.
Hemos realizado este PC con un código para Steam proporcionado por Team17.