Análisis de Assassin's Creed: Altair's Chronicles (NDS)
Hace poco tiempo que apareció en el mercado Assassin’s Creed para PS3 y Xbox360 . Este título llegó arropado por un cuidado técnico, historia, narrativa y apartado jugable que lo elevaron a esa categoría de juegos especiales que todo aficionado al mundillo y poseedor de algunas de las plataformas mencionadas debería tener en su colección. Por todo ello, no deja de sorprender que la NintendoDS, una consola portátil que no puede compararse en capacidad de proceso con las plataformas de sobremesa actuales, reciba una versión de Assassin’s Creed, por lo que a priori uno puede suponer que se ha realizado un título para cubrir expediente y aprovecharse del renombre y tirón mediático para obtener un buen ratio de ventas. Nada más lejos de la realidad.
El juego nos transporta a plena edad media y en Medio Oriente, donde Ricardo Corazón de León encabeza las tropas de los reinos cristianos haciendo frente a los sarracenos por el dominio de esas tierras. Manejaremos a Altair, un joven y destacado miembro de la Orden de los Asesinos. A diferencia de las otras versiones, no hay una historia paralela ni nada por el estilo, sino que toda la trama transcurre en la misma época.
Al inicio de la aventura, Altair tendrá que realizar pequeños encargos que servirán para que el jugador se vaya haciendo con los controles más básicos, y poco a poco las dificultades, nuevos personajes y como no, enemigos más fuertes, nos irán curtiendo y envolviendo en una historia muy bien elaborada y que atrapa de tal forma que hasta su resolución final siempre nos dejará con ganas de saber qué vendrá después.
Una de las características más sobresalientes de Assassin’s Creed era la de saber cómo mezclarse entre la multitud para pasar lo más desapercibido posible mientras se llevan a cabo las misiones. En esta versión portátil también ocurre lo mismo, y si nos dedicamos a correr por las calles, trepar por las paredes o tropezarnos con los transeúntes, los guardias se alertarán y empezará una persecución de la que no será fácil escapar con vida. Sin embargo hay que decir que esta característica del juego no funciona todo lo bien que se desearía, pues inexplicablemente y sin que hayamos realizado ninguna acción sospechosa, los soldados se percatarán de nuestra presencia con la consecuente búsqueda y captura de nuestro personaje.
Para librarnos de nuestros persecutores, sólo caben dos soluciones. La primera de ellas es tratar de encontrar un lugar lo suficientemente elevado como para que cese la alarma, y la otra opción es enfrentarse al grupo de soldados tratando de darles muerte. En muy pocas ocasiones el tratar de camuflarse en algún gentío logrará confundirles, y a poco que uno se acostumbre al sistema de juego, la segunda opción será la más socorrida y preferible, pues aporta mayor dinamismo, es relativamente fácil acabar con todos, y por cada soldado que nos carguemos obtendremos un orbe de salud que nos restablecerá parte de la barra de energía vital que estará maltrecha de forma continua debido a los saltos y acrobacias constantes por los tejados.
La rutina de ataques de los enemigos es simple, y aunque normalmente tendremos a Altair rodeado de soldados, sólo atacarán de uno en uno. No obstante, podemos cambiar de contrincante siempre y cuando queramos, de tal forma que por ejemplo podemos tirar un enemigo al suelo sin llegar a matarlo, y no hace falta esperar a que se levante para continuar la reyerta, sino que podremos continuar la lucha con otro soldado que, pacientemente, estaba aguardando su turno. Para luchar haremos uso de los botones X e Y de la consola, utilizándose uno de ellos (Y) para ataques rápidos pero poco potentes, y el otro (X) para ataques lentos pero que infligen un mayor daño. Luego, a medida que vamos progresando en la aventura, se nos irán dando combinaciones de botones que funcionan a modo de combo y nos facilitarán la tarea. Cuando tenemos la espada en la mano, el botón R también nos permitirá bloquear ataques enemigos, pero en este sentido la defensa no siempre saldrá bien y gracias a los combos, que suelen ser la combinación de tres pulsaciones de teclas, tendremos la salud de los contrincantes en nuestro bolsillo sin tener que recurrir a la defensa.
Las misiones se han simplificado enormemente, limitándose a llegar a una ciudad y alcanzar un objetivo; además, a pesar de que los escenarios están en tres dimensiones, en todo momento sabremos el camino que debemos seguir gracias a la presencia de orbes estratégicamente situados, y sólo nos veremos en apuros en cuanto a orientación si en algún momento hemos caído desde los tejados y sólo se puede volver a las alturas por algún punto cercano al inicio de la misión, entonces puede que nos veamos en apuros al no poder distinguir claramente el camino a seguir. De todas formas es cuestión de poco tiempo encontrar la ruta porque las opciones que hay no gozan de gran variedad. De cuando en cuando, nos encontraremos con dos tipos de submisiones que harán uso de la pantalla táctil: robar y extorsionar.
Para los hurtos habrá que limpiar de zonas oscuras la pantalla y luego llevar la llave hasta la boca de la bolsa sorteando los diferentes objetos, de tal forma que si los tocamos la barra de tiempo descenderá más rápidamente, y si agotamos el tiempo sin cumplir el cometido, fracasaremos y habrá que volver a repetir. El caso de extorsión para sonsacar algún tipo de información es más entretenido y recuerda a juegos musicales como el célebre Élite Beat Agents . Se nos propone presionar determinados puntos débiles y retorcer miembros de la siguiente forma: van apareciendo unos puntos numerados en la pantalla, y en cada uno de ellos hay un círculo concéntrico que va disminuyendo de tamaño, y debemos presionar con el lápiz justo cuando ambos círculos coincidan; también veremos que en algunos puntos además de tocar también hay que arrastrar el círculo a través de un recorrido sinuoso. Lo cierto es que estas dos pruebas aportan variedad a un juego donde prima la aventura, pero sólo aparecen en contadas ocasiones.
Otro elemento que está bastante logrado en esta aventura, es el tema de los asesinatos. Y es que no todo es avanzar y luchar, sino que llegado un momento de la aventura se nos brindará la posibilidad de acercarnos sigilosamente a algún guardián despistado y acabar con él a sangre fría y con un único movimiento de cuchillo. Sin lugar a dudas nos hace sentirnos en la piel de un asesino, eso sí, en el caso de que seamos descubiertos habrá que luchar a brazo partido y cimitarra en mano. En el caso de que, por el motivo que sea, el enemigo se encuentre semi-inconsciente en el suelo, también podremos ejecutar ese movimiento letal. Otra forma de abatir enemigos es enviarlos al vacío desde algún lugar bastante elevado, y lo cierto es que es bastante llamativo porque jamás veremos a nuestro personaje caerse como ellos por estar (queriendo o no) cerca de un precipicio; sin embargo, el caso contrario quizás hubiese afectado negativamente a la jugabilidad y a la diversión.
A pesar de que el juego es una aventura en toda regla, hay una gran presencia de plataformas, postes, cuerdas y vigas para escalar, saltar y pasar con precaución, y además, salvo en los límites del escenario en los que no se puede ejecutar acción alguna pese a haber sorteado situaciones iguales o peores, prácticamente podremos acceder a cualquier lugar que se quiera. También a medida que uno se ve más y más inmerso en el juego, aparecerán nuevas formas de sortear los obstáculos, como por ejemplo la posibilidad de escalar mediante saltos entre dos paredes que se encuentren lo suficientemente juntas entre sí. Hay que mencionar como puntos negativos que nos encontraremos con algunos saltos de fe, en los que sabemos que debemos saltar sin saber exactamente qué nos vamos a encontrar al otro lado, y también ciertos lugares en los que atinar con la situación exacta para saltar a una cuerda o poste no se es capaz de ubicar perfectamente la situación de este tipo de elementos en el entorno en tres dimensiones que se nos presenta.
A nivel gráfico Assassin’s Creed para Nintendo DS es sorprendente, haciendo uso de un motor gráfico en 3D tanto en la arquitectura como en los personajes, mezclando algunos elementos en 2D, pero estando todo muy bien conjuntado y dando una apariencia muy creíble del escenario. Tan sólo se le podría achacar que las diferentes ciudades tienen un aspecto idéntico, de tal forma que realmente no sabes en qué lugar estás más que por el nombre y que las animaciones de los personajes son bastante escasas, incluidas las de Altair. Además, apenas encontraremos variedad en cuanto a diferentes tipos de soldados y ya ni hablemos de la gente que puebla el escenario. Eso sí, todo se mueve con bastante fluidez y apenas nos encontraremos con situaciones en toda la aventura en las que el paso de imágenes se ralentice. Algo que también llama poderosamente la atención es que entre fase y fase (y también cuando se nos muere el personaje), hay unos segundos que la consola necesitará para cargar el juego, algo poco habitual y cuestionable dada la naturaleza del soporte del juego, pero perfectamente comprensible dada la carga poligonal de las fases y el gran tamaño de estas. En cuanto al apartado sonoro tanto las músicas como los efectos cumplen perfectamente, aunque hay cierto desfase en cuanto a la duración del cambio de música que nos indica que hay una situación de alerta.
Conclusiones
Assassin’s Creed pasa y con nota la prueba de ser trasladado a la Nintendo DS. No sólo nos encontramos con un juego sorprendente a nivel visual y con un apartado artístico muy elaborado, sino que pese a las diferencias más que obvias con las versiones para PS3 y Xbox360, sabe mantener el espíritu del juego presentándonos una historia que engancha, mucha acción pese a no ser muy variada, y una combinación de lucha y plataformas muy bien equilibrada, que nos mantendrá en vilo hasta la resolución final. No cabe la menor duda de que este juego se ha hecho un hueco entre los mejores títulos del género aventurero para Nintendo DS.