En los ochenta nacieron grandes películas que quedaron cinceladas en nuestros corazones. Regreso al futuro, Los Goonies y un sinfín de aventuras fantásticas hicieron volar la imaginación de muchos de nosotros, en aquella época, cuando aún éramos apenas unos niños con ganas de vivir nuestra propia aventura.
Willow fue una de esas películas en las que podíamos dejar volar nuestra imaginación. Un joven Val Kilmer y el inolvidable Warwick Davis fueron los encargados de protagonizar este film, ideado por el mismísimo George Lucas y dirigido por el genial Ron Howard, que dirigió películas del calibre de Cocoon, Apolo 13, Splash y la ya mencionada Willow.
Curiosidades como que uno de sus primeros films detrás de las cámaras (después de su etapa de actor) fue en el año 1977 con Grand Theft Auto, acompañaron a la vida de este director que dio vida al rico universo de Willow. La película, que muchos de nosotros disfrutamos fue trasladada al mundo de los videojuegos por Capcom, tan sólo un año después de que saliera en los cines, y lo hizo con un plataformas de calidad y difícil como pocos.
La placa CPS-1 fue la elegida para acuñar este gran juego, y lo hizo maravillando con unas luchas al final de cada nivel donde se nos presentaban unos jefes que quizás, fueron el detalle más recordado por muchos al hacer retrospectiva. ¿Recuerdas el arcade de Willow?
La maravilla olvidada
Las adaptaciones por aquellos entonces, de películas hechas videojuegos, tenían resultados dispares, quizás como hace unos años, y en menor medida hoy en día. En nuestros días, donde los videojuegos que traspasan el celuloide también pasan por crisis de identidad o decepciones generales, pasa algo parecido: son dos mundos diferentes, donde suele hacerse difícil adaptar cada mundo de manera fiel a su idea original.
Pero ni que decir tiene que a finales de los años ochenta, tras ver la aventura de la película, todos teníamos ganas de ponernos a los mandos del querido Willow y el valiente Madmartigan, sin más excusas que sacar rápidamente nuestra moneda del bolsillo y presionar el botón de inicio.
Willow fue un plataformas clásico, donde debíamos hacer lo mismo que vimos en la película: la malvada reina quiere matar a Elora Danan, y el pequeño Willow es el encargado de protegerla mientras se nos une el guerrero Madmartigan para ayudarnos en tal cometido, hasta dar con la reina y acabar con la amenaza.
La unión de Lucasfilm y Capcom resultaba esperanzadora, ya que dos expertos, cada uno en su ámbito, se unieron para dar vida a este olvidado videojuego. El plataformas mostraba unos escenarios ricos en detalles, tal y como en la película, y representando la mayoría de los elementos vistos en esta con gran acierto.
La placa donde se movía el arcade demostraba su robustez moviendo al pequeño héroe y mostrando unos enemigos de buen tamaño y buenas animaciones. Gráficamente se llegaba al clímax en los enemigos de final de fase, donde el tamaño asustaba en aquella época, y donde las manos temblaban mientras nos aprendíamos las rutinas de cada monstruo.
Las seis fases de las que constaba el juego nos llevaban a diferentes parajes que pudimos ver en el film, con todos los seres mitológicos de este fantástico mundo, y cambiando en ocasiones al héroe principal, ya que también controlábamos a Madmartigan, cambiando incluso el control para este.
Hablando de la jugabilidad, ¿qué podemos decir de un plataformas hecho por la Capcom de aquellos años? Pues hablamos de un salto preciso, de un disparo con el que Willow empieza su aventura, y que constaba de una barra, la cual, se cargaba apretando el botón de disparo para causar un daño mayor.
Los exquisitos controles de los que hacía gala el plataformas, se redondeaban haciendo uso de ítems, pudiendo ser comprados en una tienda donde pagábamos con las monedas recogidas en el juego. Y además podíamos adquirir varios elementos de mejora, que acercaban un poco a este plataformas a un RPG, el cual demostraba que, con las ideas claras, se podía potenciar enormemente la jugabilidad y diversión de un plataformas clásico.
Estos elementos hicieron que el juego aumentase en calidad general, junto a una maravillosa banda sonora digna de recordar:
El juego era difícil, quizás para muchos demasiado, ya que ya en la segunda pantalla se ponían las cosas muy difíciles. Pero una vez pasada esta parte -imposible para algunos- las demás pantallas hacían gala de una dificultad no menos alta, pero un poco mejor ajustada.
Willow fue un juego que muchos olvidaron, a pesar de haberlo probado hasta la saciedad. Quién sabe si esa dificultad algo descontrolada en las primeras fases tuvo la culpa, pero sólo podemos decir que fue un arcade sobresaliente, una aventura tan épica, quizás, como su propia dificultad.