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Juegos Retro

Una mirada semanal al pasado, recordando grandes juegos clásicos y momentos de la historia del videojuego.

Pokémon Snap

Los fotografiamos a todos para rememorar uno de los mejores y más originales spin-offs de las míticas criaturas de Game Freak.
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Actualizado: 14: 0/0/16:16

Que 20 años después de su lanzamiento siga sin existir nada parecido a Pokémon Snap nos deja muy claro lo especial y único que fue este spin-off desarrollado por HAL Laboratory para Nintendo 64, una obra única en su especie que nos ha tenido a muchos fans rogando por una secuela durante dos décadas enteras. Por suerte, la semana pasada se anunció New Pokémon Snap, la esperada continuación para Switch de este clasicazo, una grandísima noticia que nos ha dado la excusa perfecta para dedicarle su correspondiente homenaje en nuestra columna retro.

Gameplay comentado

El arte de la fotografía

Para quienes no sepáis nada de este peculiar título, comentar que nos encontramos ante una aventura bastante atípica en la que nuestro objetivo no es capturar Pokémon, coleccionarlos y entrenarlos para convertirnos en el mejor entrenador que habrá jamás, sino fotografiarlos en su hábitat natural para sacar las mejores instantáneas de cada especie. Esta premisa que ya de por sí resulta bastante original, se acabó plasmando en una suerte de "shooter" sobre raíles en primera persona en el que debíamos aprovechar nuestro carrete al máximo sacando todo tipo de instantáneas con nuestra cámara en un intento por obtener puntuación más alta posible en cada fase.

En el juego encarnaríamos a Todd, un fotógrafo que conocimos en el anime de Pokémon.

Una concepción muy arcade que en la práctica funcionó a las mil maravillas, ya que éramos mucho más que meros espectadores y se nos invitaba constantemente a que experimentáramos con las diversas herramientas que iríamos consiguiendo para así provocar que estos monstruos de bolsillo realizaran acciones especiales que nos diesen más puntos e incluso provocar que aparecieran Pokémon que de otra manera nunca llegaríamos a ver. Por ejemplo, podíamos lanzarle una manzana a una criatura para provocar que se acercara a nosotros y así tomar una instantánea desde una posición mucho más cercana, o golpear con ella a un Electrode para que explotase e inmortalizar ese momento concreto.

Precisamente, uno de sus grandes aciertos radicaba en el hecho de que, a diferencia de otros juegos de la serie, aquí nos mostraban parajes naturales en los que estas criaturas vivían libremente sin ningún tipo de interacción con el ser humano, permitiéndonos conocer algo más sobre sus costumbres y su forma de ser, e incluso los diferentes tipos de relaciones que podían tener entre ellas y cómo se llevaban ciertas especies entre sí.

Experimentando con nuestras diferentes herramientas podíamos conseguir que los Pokémon tuviesen reacciones únicas.

Como podréis suponer, se trataba de un juego extremadamente rejugable en el que debíamos prestar muchísima atención a nuestro entorno y probar todo lo que se nos pudiese ocurrir para descubrir nuevos Pokémon y obtener las mejores fotografías, una experiencia que resultaba tan simple como divertida y que siempre conseguía "picarnos" para que intentásemos superar nuestras propias puntuaciones.

Hablando de puntos, este usaba un sistema de puntuación bastante peculiar y con un toque táctico muy interesante, ya que al final de cada nivel no se haría un recuento de todas nuestras fotos, sino que teníamos que escoger, de entre todas las que hubiésemos hecho, una sola de cada especie fotografiada, obligándonos a seleccionar con mucho cuidado las mejores de cada uno. Una vez hecho esto, el profesor Oak valoraría cada una atendiendo a varios criterios, como su tamaño, la pose, las acciones que estuviese realizando, lo centrada que estuviese e incluso si aparece más de un monstruo de bolsillo.

Elegir bien las fotos que queríamos enseñarle a Oak era fundamental.

En realidad se trataba de un juego muy corto que podía ser completado en apenas tres horas, ya que no había muchas rutas, pero era tan adictivo y rejugable que resultaba imposible no echarse una partida tras otra para intentar superar nuestras propias marcas hasta conseguir la puntuación perfecta de cada especie. Además, tal y como hemos comentado, cada fase estaba plaga de un sinfín de posibilidades y secretos que nos tocaría descubrir por nosotros mismos para poder verlo todo, haciendo de cada recorrido una especie de campo de juego para que experimentásemos sin parar y nos divirtiésemos simplemente probando cosas.

Si a esto le sumamos un apartado audiovisual fantástico para la época que nos permitió contemplar a nuestras criaturas favoritas brillantemente modeladas en 3D, entenderéis fácilmente por qué es un juego que tantos jugadores recuerdan con tantísimo cariño y añoranza.

Ahora no impresiona, pero os podemos asegurar que ver a un Charizard con estos gráficos fue toda una experiencia en su momento.

Sin duda, un grandísimo spin-off y uno de los juegos más originales que han pasado nunca por nuestras manos y que ahora va a tener una nueva oportunidad de conquistar a miles de fans con su secuela. ¿Y vosotros? ¿Llegasteis a jugarlo en su momento? ¿Conseguisteis fotografiar al esquivo Mew? ¿Qué Pokémon os dio más problemas? ¿Cuál fue el momento que más os sorprendió cuando lo descubristeis? ¡Esperamos vuestras respuestas!

Redactor
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