Nos encontramos en plenos años noventa, en la época en la que Sony Playstation y Sega Saturn habían dejado atrás sistemas fallidos cómo Atari Jaguar de 64 bits y 3DO de Panasonic, que a pesar de llegar a convivir con ellas, no tenían la suficiente potencia para generar mundos 3D.
En 1996, la conocida fiebre por los entornos poligonales hizo que los juegos en dos dimensiones -que habíamos admirado durante muchos años- pareciesen anticuados y obsoletos. Pero podemos decir que a pesar de todo hubo compañías que murieron fieles a sus principios y sus hábitos, creando juegos bidimensionales hasta su desaparición. Muchas se tuvieron que adaptar a los nuevos tiempos y muchas otras cayeron por el camino.
El gran público quería algo diferente, quería perderse en entornos fantásticos o disfrutar de la velocidad cómo nunca antes lo habían hecho, y más cuando unos meses antes del lanzamiento del videojuego de hoy apareciese la piedra angular de los plataformas en 3D: Super Mario 64.
La nueva aventura del fontanero de Nintendo ofreció la experiencia más increíble para un plataformas en 3D: entornos totalmente libres y una jugabilidad medida al milímetro donde los saltos y carreras conjugaron un juego sobresaliente.
Durante los posteriores años quienes querían crear un plataformas en 3D miraban a Super Mario 64, pero la compañía Toys for Bob creó un juego atípico, ya que nos encontramos ante un plataformas que conservaba su jugabilidad bidimensional pero lo adornó con gráficos poligonales.
En busca de la máquina del deseo
La historia en realidad es una de tantas que nos pone cómo excusa apenas un pequeño hilo argumental para dejarnos a los mandos de un arlequín y una acróbata que se verán embarcados en una aventura en la que deben buscar una máquina capaz de resolver el problema en el que ellos mismos se meten, ya que jugando con el libro de hechizos liberan sin querer al malvado Jungo, un monstruo que amenaza a la ciudad. Para evitar la catástrofe deben encontrar la maquina mencionada.
Podremos elegir a uno de estos dos personajes al empezar la aventura: mientras que el arlequín tiene un salto normal, los ataques contra los enemigos son más fuertes que los de su compañera la acróbata, que por contra y por lógica, disponía de un doble salto tan útil que la convirtió en el personaje preferido de los que lo jugaban.
Gráficamente nos encontramos con un plataformas clásico, que engrandece la aventura con unos caminos en los que los giros de cámara para doblar una colina sorprenden, pero, sobre todo, da una sensación de entornos realmente grandes y en algunos momentos los saltos dan verdadero vértigo.
Juegos cómo la saga Trine o Donkey Kong Returns en la actualidad nos demuestran que se pueden hacer plataformas verdaderamente bellos aunando la jugabildad de antaño, pero lo verdaderamente notable de Pandemonium es que contiene un plataformas en el que las fases son realmente divertidas, donde nos encantó perdernos buscando una llave por todos los recovecos posibles y donde los saltos y ataques a todos los enemigos están muy bien medidos.
No nos dejemos engañar, Pandemonium es una oda a los videojuegos clásicos de plataformas, ya que recoge los elementos más clásicos y conocidos por todos para darle una vuelta más y sorprendernos, a pesar de que en aquella época no parecía que existiera algo más allá de los nuevos juegos con jugabilidad totalmente en 3D.
Es un juego largo, ya que sus 18 fases nos harán sudar si queremos llegar hasta el final de la aventura, ya que su aparente facilidad en las primeras fases contrastará con los últimos niveles en los que la dificultad sube a cotas bastante altas.
La banda sonora, algo desangelada en ocasiones y con tracks algo más inspirados en otros momentos, acompaña a la acción de manera corecta, aunque los efectos de sonido son lo que parece completar este apartado para bien y no bajar enteros, ya que todos los sfx fueron muy cuidados y tenían personalidad propia.
Pandemonium cuenta con una sencilla jugablidad, donde saltar y atacar serán casi exclusivamente nuestros únicos problemas durante esta genial aventura. Gracias a su pulida jugabilidad, nos encontramos ante uno de aquellos clásicos que en 16 bit jugábamos hasta completar el 101% y conocíamos al dedillo cuál sería el resultado de los saltos y sus movimientos.
La cantidad de retos, saltos medidos y maneras de despachar enemigos y encontrar llaves nos hará volver a acordarnos de aquellos videojuegos con los que uno se enganchaba de manera irremediable, pero con un nuevo envoltorio, con gráficos en 3D.
Pandemonium fue uno de esos videojuegos que siguió prefiriendo contar una historia de un plataformas arcade en 2D con los grandes medios que le disponía la nueva generación, o cómo dijeron en aquellos tiempos "la jugabilidad de siempre con la tecnología de hoy". Algo que logró que muchos jugadores se enganchasen a una aventura en la que los cambios de plano y saltos vertiginosos significaban algo más que no se había vivido de aquella manera, hasta que fue posible.
Desgraciadamente sabemos que este tipo de videojuegos fue desapareciendo en detrimento de los plataformas "con total libertad de movimientos" y muchos vieron en este tipo de videojuegos en los que "no eras libre del todo" un aire arcaico que explica la época en la que los videojuegos en dos dimensiones eran despreciados. Pero Pandemonium fue un juego notable, en el que se nota el mimo puesto para que lograse ser una aventura larga, divertida y que fue convertida a múltiples sistemas, incluyendo plataformas móviles. Este juego de 1996 se puede disfrutar en nuestros días y sigue manteniendo la misma diversión que hace 20 años.