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Una mirada semanal al pasado, recordando grandes juegos clásicos y momentos de la historia del videojuego.

Commodore, su padre nos dijo adiós

Recordamos que significó una de las mayores obras de Jack Tramiel, quien nos trajo en los ochenta los ordenadores asequibles.
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Actualizado: 17: 0/0/21:31

Hace pocos días conocimos la triste noticia del fallecimiento de Jack Tramiel. Cientos de artículos recordando quién fue, han inundado revistas del sector y nosotros, desde esta pequeña columna queremos recordar quién fue y su importancia en el mundillo.

Quizás sin poder hacer desde aquí el especial que merezca el bueno de Jack, sí que podemos decir que hoy recordaremos, aunque sea de manera breve, la huella que dejó en el mundo de los ordenadores, el software y los videojuegos, centrándonos en su legado, como fueron los grandes Commodore 64 y Commodore Amiga.

Tramiel nació en Lódź, Polonia, en el lejano 1928. Después de que los nazis la invadieran en 1939, la familia fue llevada a un barrio judío en Lódź, donde trabajó en una fábrica de ropa. Los guetos fueron desapareciendo, hasta llegar al que se encontraba Jack y su familia, donde esta fue llevaba al tristemente conocido campo de concentración de Auschwitz.

Allí, perdió a su madre, y su padre desapareció en extrañas circunstancias. Pero después de este duro episodio de su vida, fue rescatado en el año 45 y voló a Nueva York dos años más tarde. Llegó a Estados Unidos gracias a la comunidad judía, quien le pago el billete, y puso los pies en tierras americanas con 10 dólares en el bolsillo.

Estando allí, llegó a ser soldado del ejército americano y empezó a mostrar su habilidad arreglando maquinaria de oficina, oficio que mantuvo mientras también trabajaba de taxista. Tramiel, con su decisión por tener su propio negocio luchó por su sueño, y empezó un viaje que seguramente ni él pudo imaginar.

Nace Commodore, el negocio de las máquinas de escribir

Si Nintendo tiene en sus orígenes haber empezado fabricando barajas de cartas, Tramiel compró en Bronx una tienda que bautizó como Commodore Portable Typewriter. Se dedicó a la exportación de máquinas de escribir provenientes de Europa y venderlas en los Estados Unidos. Pero, ¿por qué Commodore? Tramiel quería un nombre militar, pero los nombres como los de General o Almirante ya estaban registrados, y en una reciente entrevista cuenta como en la parte trasera de un coche vio escrito Commodore (Comodoro, que es un capitán a cargo de más de tres buques) y de ahí surgió la idea para el nombre de su empresa.

No con pocos problemas -debidos a las restricciones de importación- hicieron que el espíritu de emprendedor de Jack saliera a flote y fue superando obstáculos y fuera creciendo hasta que en 1962, su empresa salió a la bolsa y empezó a vender acciones. De las máquinas de escribir, se pasó a las calculadoras, y de estas, la empresa de Jack lanzó el Commodore PET en 1977 y posteriormente el Commodore VIC-20 (no confundir con el Bic naranja y el Bic normal). Pero con estos dos ordenadores en el mercado, Jack tenía una idea clara en mente a la hora de promocionar sus ordenadores.

Debemos hacer computadoras para las masas, no para las clases

Este fue el eslogan que hizo a mucha gente replantearse si los ordenadores en aquellos momentos eran tan solo un lujo al alcance de pocos ya que, por ejemplo, Apple y sus precios así lo decían. De hecho, cuando fue lanzado en 1982 el legendario Commodore 64, Apple fue en quien se centraron para criticar los altos precios de los ordenadores personales hasta ese momento, si no, veamos algunos de los anuncios de la época:

Directos y explícitos. Así fueron los anuncios de Commodore: hablando directamente sobre el rival sin tapujos y siendo muy gráficos, si el rival era la compañía de la manzana, Commodore pretendía comérsela. Pero estos no fueron los únicos, ya que las comparaciones directas también tenían cabida en los anuncios de Commodore:

¿Qué mejor manera que mostrar lo que se podía hacer con cada uno? Así fueron los anuncios de la época. Si nos sorprendíamos en la época en la que Sega o Sony regalaba al mundo con anuncios transgresores y polémicos, ya en esta época se hacía uso de este tipo de "guerras" donde cada uno ponía a su máquina como la mejor.

Pero queriéndonos centrar en los videojuegos que nos regaló Commodore 64, podemos hablar de que el crash de los videojuegos del 83, contribuyó a que en Estados Unidos muchos dejaran un poco de lado las consolas para jugar en los ordenadores.

La fama de Commodore 64 creció como la espuma, y pronto el parque de estos ordenadores fue enorme. Programas y juegos inundaban las estanterías y durante largos años el nombre de Commodore fue recordado y ligado al éxito. En este programa podemos ver como Commodore 64 era una gran herramienta para estudiar en la escuela, programar y jugar:

Conversiones de los juegos más exitosos tenían su conversión a los ordenadores de Commodore, ya que después de Commodore 64, se lanzaron Commodore 128 y el Commodore Amiga (después de la comprar de Amiga por parte de Commodore).

Todos estos ordenadores tenían la misma premisa: a sus increíbles capacidades multimedia y su asequible precio de entrada, se le sumaba la parte en la que los videojuegos para estas plataformas eran tan buenos o más, como las consolas de la época, por lo que le confirió una gran popularidad entre los amantes de los videojuegos.

A diferencia que los PC y Macintosh de la época, el sistema operativo era multitarea, algo que hoy nos parece totalmente común, pero que en aquella época era algo realmente excepcional a lo que se sumó la subcultura informática de la "demoscene" en la que Commodore Amiga contribuyó enormemente. Eran ordenadores totalmente adelantados a su época, y años por delante de los otros sistemas y compartiendo ideas de hardware que se han copiado y hoy son estandartes.

Pero la parte en la que los videojuegos tomaron protagonismo en estas máquinas podemos decir que los cientos y cientos de juegos que salieron para los múltiples sistemas Commodore, muchos han sido grandes obras maestras: la saga Barbarian, Uridium, Turrican, Push Over, San and Max, Shadow Of The Beast (http://www.vandal.net/retro/shadow-of-the-beast) y muchos que harían interminable la lista, nos demostraron que si bien muchos de estos no fueron exclusivos, si mostraron en muchos casos su mejor versión para un sistema Commodore.

¿Y qué pasó entonces con Commodore y Jack? Pues Jack se desligó muy temprano de la empresa para formar la suya propia, y tras la compra de Atari Inc de Warner Communications en 1984, Tramiel fue apartándose poco a poco de aquel mundo, hasta que a finales de los ochenta nombró a su hijo presidente de la empresa y él se dedicó más bien al mundo de los negocios mientras la marca de Commodore seguía su camino en la historia.

Los últimos años de Tramiel los dedicó en parte a cofundar el Museo del Holocausto, el cual abrió en 1993. Se retiró y estuvo viviendo en Monte Sereno, California, donde junto a su esposa Helen vivió los últimos años de si vida hasta que el 8 de abril de 2012 nos dejó con 83 años, dejando viuda y huérfanos de padre a sus tres hijos y a todos los que algún día disfrutaron con un Commodore en casa. Descanse en paz.

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