En los noventa se vivía una época donde las dos dimensiones caminaban sin preocupaciones, sorprendiendo con nuevo hardware capaz de mover sprites gigantes, enemigos cada vez mejor animados en un mundo, el de los arcades, en pleno apogeo. No está de más decir que el mundo de los recreativos en aquel entonces era el mayor exponente gráfico, donde cada compañía, en ocasiones, fabricaba su propio hardware en el que lanzar sus juegos.
La Capcom de entonces disponía de un hardware entre manos colosal. La placa CPS-2, donde salieron, según muchos, los mejores juegos de la compañía. Un hardware muy recordado por sus grandes juegos, pero Capcom también lo es por crear grandes personajes.
Mega Man para NES, los carismáticos personajes de Street Fighter y un sinfín de personajes recordados fueron la bandera de esta compañía, escribiendo hoy sobre uno de ellos, olvidado y algo maltratado. Para ello nos remontamos a los ochenta, donde en juegos como 1942, Mega Man, Trojan o Commando, aparece este personaje, con un aire totalmente diferente a su posterior imagen.
No es hasta el año 1989 cuando Capcom se decide replantear la imagen de este, modificando su aspecto para hacerlo más próxima a un piloto del espacio, donde se le rejuvenece y presenta en las instrucciones de Mega Man 2, Willow, Ducktales y Strider. Esto nos lleva al año 1991, en el que Capcom se da cuenta de que su personaje está listo para aparecer con su propio mundo, universo y con un hardware detrás que hará honor al nombre de la mascota elegida por Capcom en aquellos años.
En recreativa primero
En 1991 es lanzada la recreativa de este personaje como principal protagonista, Captain Commando, bajo los circuitos del laureado CPS-2, y lo hace irrumpiendo en Metro City, la ciudad que dio vida a la historia de Final Fight, pero en una versión futurista de esta.
El juego nos mostraba un beat 'em up, de corte clásico, donde podíamos elegir a cuatro personajes: Baby Commando, Mummy Commando, Ninja Commando y el glorioso Captain Commando, cuatro personajes que beben de cómics famosos y en los que, a pesar de tener nombres propios en este juego, se unen para formar un comando, capitaneado por el personaje elegido por Capcom.
El juego, como decíamos, nos presentaba un beat 'em up futurista, donde los parecidos con juegos de la época es más que evidente: los beat 'em up están viviendo su edad dorada y las múltiples propuestas hicieron que la compañía de Osaka se sacase de la manga un juego de los que echamos de menos.
Con la posibilidad de jugar con los cuatro personajes a la vez -en el arcade-, nos encontramos con un juego con gráficos sobresalientes, donde se nos muestran unos personajes ágiles, con poderes específicos para cada uno ellos, bastando apenas un par de botones para realizar todas las acciones.
Los escenarios, donde vemos una cambiada versión de Metro City con sus característicos barriles, tenemos que recorrerlos de maneras diferentes, ya sea montados en una tabla propulsada para surcar el mar, o atravesando un museo con miedo a que los dinosaurios despierten.
La variedad en este juego es una de sus mejores bazas, ya que no sólo los personajes son los que ponen las evidentes diferencias entre ellos, sino que los enemigos evidencian que estamos ante un juego diferente, donde nos puede atacar un ninja, seguido de un mecha, para acabar con un clon del pequeño Baby Head.
La música en este caso como en muchos otros, acompaña a la acción en intensidad y velocidad, haciendo de las luchas un festival de mamporros difícil de olvidar. Los ocho escenarios recompensaban el tesón y cantidad de monedas de monedas invertidas, ya que es un juego de los de antes, con una dificultad medida y con una épica lucha final contra un enemigo que a las primeras de cambio nos deja fuera de combate.
El arcade confirmó que Captain Commando disfrutó de su momento de gloria, con un gran juego, pero que desgraciadamente Capcom no volvió a recuperar. El juego, a pesar de ser conocido y ser muy bueno, no logró quizás los objetivos que quería en Capcom para que fuera consolidado como su mascota, por lo que dejó en el olvido a este personaje en detrimento de otros, y sólo con el tiempo se acordó de él en la serie Marvel vs Capcom.
Ni que decir tiene que el personaje es recordado por este gran juego, que muchos disfrutamos y sufrimos al quedarnos sin monedas, y seguimos disfrutando de vez en cuando en alguno de sus recopilatorios. ¿Y tú? ¿Te habrías quedado con Captain Commando como mascota de Capcom?