Marvel Studios anunció el año pasado el estreno de Stan Lee, un documental para Disney+ de marcado tinte biográfico que repasa la vida y obra del célebre guionista y editor de Marvel Cómics, ahondando en su niñez, sus momentos de éxito y sus grandes creaciones. Creaciones que, a posteriori, acabarían forjando un imperio del entretenimiento sin igual, inspirando a millones de personas en todo el mundo. En Vandal hemos podido verlo en adelanto -ya está disponible en la plataforma- y os contamos qué nos ha parecido en una crítica especial.
Vida, obra y milagros del gran Stan Lee: Stan Lee es un documental interesante pero que nos parece incompleto y políticamente correcto
Hay muy pocas figuras que puedan equipararse a Stan Lee. Escritor y editor de cómics estadounidense, además de productor y actor ocasional -sí, seguro que recordáis sus cameos en las películas de Marvel o en series de televisión muy conocidas-, Stan “The Man” Lee era una suerte de microcosmos en sí mismo. Hablamos de una persona muy influyente, tanto que cambió para siempre la industria del cómic y dejó una huella en el mundo de la cultura pop que, varios años después de su muerte, sigue resonando con fuerza. Dirigido por el aclamado David Gelb, este documental se trata de una suerte de biografía oficial de su figura, desde sus primeros pasos y desafiante niñez como Stanley Lieber hasta su ascenso meteórico en Marvel Comics.
Cuando se confirmó el proyecto, y supimos que Gelb iba a estar al cargo, nos relajó. Gelb es un prestigioso realizador de documental y docuseries, como la joya Jiro Dreams of Sushi en 2011 y la continuación no oficial, Chef's Table, que podéis disfrutar en Netflix. Tiene talento para presentar la información, condensarla y ofrecérsela al espectador de la mejor de las manares, ayudándolos a entender lo que se está narrando. Aquí lo hace, de manera excepcional y mediante notas de voz, entrevistas antiguas del propio Lee, llamadas telefónicas y las colaboraciones de algunas de las personas que lo acompañaron en vida. Todo ello aderezado con pequeñas animaciones, elegantes y emotivas, que aportan contexto a las vivencias y narraciones del guionista de Marvel. Hay muchísima labor de archivo y se agradece, pero creemos que podría haber dado para más.
Sí, Stan Lee cuenta su propia historia a través de sus propias palabras, en lo que sabemos que es un intento de ser políticamente correctos y no tocar ciertos episodios, más polémicos y difusos, de su vida y obra. El documental examina de manera muy inteligente los inicios de Stan y lo que surgió de ellos, haciendo énfasis en su pasión por la lectura, en su lado más creativo y en su obsesión por conseguir el mejor futuro laboral posible debido a las carencias y la falta de dinero que vivió en su hogar. Aunque tuvo unos padres dedicados, Lee recuerda que siempre tenían problemas para llegar a fin de mes, algo que unido a la Gran Depresión que asoló EE.UU durante finales de los años veinte, lo llevaron a aceptar trabajos para intentar aportar dinero al hogar.
El propio Lee recuerda su fascinación por el cine, por las aventuras de Errol Flynn y, al mismo tiempo, sus primeras desilusiones, como su despido de la fábrica de vaqueros en la que llegó a estar unos meses y la forma en la que se obsesionaba con los seriales radiofónicos de Tarzan. Una década más tarde, en 1939, y en plena adolescencia, recuerda cómo trazó su plan para convertirse en escritor, recalando en Timely Comics, una editorial en la que trabajaba su propio tío y en la que comenzó como chico para todo. Allí conoció a Joe Simon y Jack Kirby, dos figuras de peso, quienes crearían muchos personajes importantes de la edad de oro de las historietas en la década de 1930 y 1940. El documental rememora el impacto de Capitán América en la sociedad estadounidense en aquellos años, así como los albores de la Segunda Guerra Mundial, su alistamiento al ejército y labor como creador de manuales gráficos para ayudar a los contables a formarse.
Es curioso porque, como se destaca en el documental, Lee no creía en los cómics como literatura, y durante buena parte de los años cuarenta, hasta que se acabó convirtiendo en editor por azares del destino, pensaba que todo era una pérdida de tiempo. Se enamoraría de Joan, su gran amor, y diversificaría los cómics publicados bajo su mandato con historias de amor, de guerra, del salvaje oeste o incluso relatos de terror y misterio, contando que se distribuían hasta 100 cabeceras diferentes de forma mensual para entregarse a los quioscos. En aquellos días, Stan Lee trabajaba para mantener su ritmo de vida, bastante alto, algo que causaba fascinación a sus amigos, que no comprendían cómo un escritor de tebeos podía llegar a tanto.
Stan Lee, como documental, aborda la polémica del Comics Code Authority, un sistema de autocensura que se impuso de cara a preservar los corazones y las mentes de los jóvenes que leían estos tebeos de forma voraz y que, a posteriori, causaría un problema con uno de los cómics de Spider-Man. Llegados a este punto, es cuando nacen los 4 Fantásticos gracias a una colaboración de dos mentes en estado de gracia, la de Lee y Jack Kirby, un hecho diferencial en su trayectoria. Con la Primera Familia de América, y mientras DC Comics hacía de las suyas con su Liga de la Justicia y sus personajes superheroicos, nacerían las bases de Marvel y su éxito. Curiosamente, en la pieza se destaca cómo el buzón del lector, que apenas tenía peso, comienza a ganar presencia por el apoyo de los fans a los cambios en la editorial, creándose un vínculo muy especial entre escritores, editores y dibujantes.
Ahí se originaría el universo de historias de gran alcance con personajes tridimensionales -los famosos héroes de pies de barro- que han conectado con personas de todo el mundo. Para Stan Lee, lo importante era entretener, sacar a sus lectores de las rutinas o las cosas malas que podían hacerles daño o deprimirlos, insuflando vida a unos héroes y villanos que conquistarían a todos los públicos por su enorme profundidad. Positivo en la oficina, pronto usaría sus credenciales para ampliar el mundo de Marvel aún más. Como él mismo remarca, recordaba sus momentos de lectura en su infancia, y empezó a rascar de ahí. Así nacieron Hulk y otros tantos otro en un proceso en el que Jack Kirby, Steve Dikto y Lee siempre sacaban lo mejor de ellos mismos. El método Marvel.
Como Stan Lee es a la vez una historia de cómics y pasión, y un retrato íntimo de un hombre, su filosofía y su huella perdurable, hay que dejar un momento especial para Spider-Man, su mayor obra, que según remarca él mismo apareció un día mientras observaba a una mosca pegarse y andar por la pared. Peter Parker y sus problemas aparecerían en el cómic Amazing Fantasy n.° 15, en el 1962, y el resto, como suele decirse, es historia. Tras el éxito de Parker y su conexión con los jóvenes, Martin Goodman, el editor de Marvel en aquellos años, comprendería que había un mercado interesante y que el personaje, merecería su cabecera propia.
Luego vendrían Thor, Iron Man -coincidiendo con la guerra de Vietnam- y muchos otros, como los X-Men y Black Panther, transgresores, diversos y poderosos en los años de su publicación. Nacerían los crossover y la sensación de continuidad, se abrirían mercado con lectores adultos y se apoyaría la incluso de mejores historias, más profundas y con significado, que ayudarían a darle empaque, moraleja y significado a muchas de las tramas. Fueron los años de la lucha contra las drogas y los problemas con el Comics Code, así como crecerían sus desencuentros con Dikto sobre la autoría de Spider-Man y el peso de las ideas.
Esta constante, tras los años de gloria, llevarían a la salida de Steve Dikto y los desacuerdos con Jack Kirby, que también dejaría su puesto en la Casa de las Ideas. El documental pasa muy por encima de este tipo de problemas, quizás demasiado, y aunque se usan grabaciones y llamadas de Lee a programas en los que intervenían sus antiguos amigos, no habría estado de más enfatizar que, más allá de su gran labor como showman, Lee siempre aquejó de un ego gigantesco, tan grande como sus propios méritos. Su reconversión en editor en jefe y ejecutivo cuando Marvel comenzó a convertirse en un auténtico monstruo corporativo tiene presencia, aunque un tanto difusa.
Stan Lee también hace un repaso por sus cameos en el Universo Cinematográfico de Marvel, su construcción y apoyo -con Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, agradeciéndole la dedicación que siempre le dio-, un momento francamente memorable. Más allá de sus sombras, Lee era una figura magnética, muy querida, que no supo encajar su labor como hombre de negocios y que dejó de escribir historias de superhéroes para centrarse en otras cosas -sin demasiado éxito- y cuyo papel en Marvel, y en toda la cultura popular reciente, es innegable.
Stan Lee es un buen documental, entretenido y completo para durar una hora y media, pero creemos que un proyecto en formato docuserie, así como más abierto y menos centrado en sus propias palabras y testimonios -que variaron y mutaron mucho a lo largo de los años-, habría sido lo ideal para comprender una figura tan compleja como la del creativo que nos atañe.
Hemos visto el documental Stan Lee a través de la plataforma Debut cortesía de Disney+ España y la agencia Way To Blue.
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