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Nintendo Labo: ¿Merece la pena?

Jugamos y experimentamos en profundidad con los Toy-Con, una muestra de ingenio y creatividad que consigue que el jugador se sienta habilidoso y desee crear contenido.

Para saber más sobre Nintendo Labo visita nuestro reportaje Nintendo Labo TODA la información: fecha de lanzamiento, precio y detalles

Hasta ahora habíamos visto los dos primeros kits de Nintendo Labo e incluso habíamos visto algunas de sus posibilidades, pero ahora que ya están a la venta, los hemos probado desde el principio y a fondo en las tres vertientes que tienen (Crear, Jugar y Descubrir), que son muy divertidas por separado y en conjunto.

El primer kit, llamado Variado, incluye el antenauta, el piano, la caña de pescar, la moto y la casa, y el robot incluye la mochila, las gafas y los mandos que permiten al jugador controlar con su cuerpo el personaje de la pantalla. Casi todo de cartón.

El uso de juguetes de cartón (Toy-Con) combinado con los mandos de la consola Switch es una magnífica experiencia desde el mismo momento en que comenzamos a unir piezas, y además tiene partes apropiadas para todo tipo de jugadores, desde el niño más pequeño hasta un adulto interesado por jugar con la lógica o hasta para gastar calorías (en el caso del robot).

La creación de los Toy-Con es muy sencilla

Dentro de la caja de cada kit hay diversas planchas de carton troquelado (28 en el kit variado y 19 en el del robot), una bolsa con diversos complementos y el cartucho de Nintendo Labo que sirve de guía. El proceso de creación se va viendo en la pantalla de la consola paso a paso mediante vídeos que avanzan según quiera el jugador y en los que la imagen se puede girar, ampliar y reducir en cualquier momento.

Algunas piezas se insertan como parte de otras. En este caso, a la izquierda están las piezas del manillar izquierdo de la moto y a la derecha la pieza ya montada.

Está todo tan claro y gráficamente explicado que para equivocarse hay que hacerlo a propósito. En el caso del Kit Variado, cada uno de los objetos tiene las planchas incluso de color diferente para distinguirlas. Esto es así porque el producto está pensado para que pueda montarlo hasta un niño de seis o siete años, y que pueda hacerlo sin precisar casi ayuda de un adulto. Lo más divertido es crear los Toy-Con en familia, aunque esto alarga el tiempo de montaje.

Esto no quiere decir que un adulto no pueda disfrutar plegando y encajando las piezas de cartón, es una actividad muy relajante y sin duda sorprende en buena parte de las piezas ver cómo se van formando distintas piezas que van conformando los Toy-Con.

Aunque el piano tiene 13 teclas, se montan de tres maneras diferentes, según la posisión que tengan en el teclado. Una pestaña sirve de muelle. Bajo ella está la pegatina reflectante que detecta el mando.

Las pegatinas reflectantes son la clave del funcionamiendo de Labo

Además de ir doblando el cartón, en algunos casos hay que utilizar remaches para reforzar algunas piezas o cuerdas y hay que colocar las pegatinas reflectantes que harán funcionar el toy-com, porque quizás lo mejor de tener que ir montando los juguetes es que vamos entendiendo cómo funciona Nintendo Labo empleando como base la cámara de infrarrojos que hay en la parte inferior del mando derecho de la consola y que es capaz de detectar, por ejemplo, si se pulsa una tecla del piano con la luz que emiten las bandas reflectantes que hay en la parte posterior de cada tecla.

En el robot resulta es sorprendente ver cómo el movimiento que el jugador realiza con las manos y los pies lo registra la consola gracias a cuatro cajas que hay en el interior de la mochila, cada una con una banda reflectante y unida por una cuerda con trozos de cartón que el jugador lleva en cada mano y pie. La caja que funciona de contrapeso sube o baja según el jugador estire o encoja una extremidad y la cámara del mando de Switch detecta su posición y la traslada al robot que hay en pantalla. Sencillo de utilizar, intuitivo y efectivo.

Los cuatro pesos que van en la mochila del robot en distintos momentos del proceso de montaje.

La agradable sensación de descubrimiento y de haber creado algo

Aunque el jugador es consciente de que está montando un producto de la misma forma que lo hacen todos los demás que hayan probado el kit existe esa sensación de descubrimiento y de sentirse satisfecho con lo que estamos fabricando. Las explicaciones que vamos viendo en pantalla son lo suficientemente amenas y directas como para hacer cómplice al jugador y no ser pedantes ni pesadas.

Tras haber terminado el montaje se puede decorar el Toy-Con con pinturas, pegatinas, telas… lo que se desee siempre que no tenga demasiada humedad que pueda deformar el juguete, porque el cartón es lo suficientemente fuerte para aguantar témperas e incluso se puede repintar (y reparar si es necesario). Eso sí, los dos kits acaban ocupando mucho espacio en casa, y el Kit Variado tiene una buena cantidad de complementos que hay que tener cuidado de no perder, porque Nintendo venderá recambios, pero no son baratos.

Juegos para los más pequeños, pero también para los más mayores

En el apartado de Jugar están los distintos minijuegos de cada kit. En el del robot hay un garaje para cambiar el aspecto del personaje y distintos modos de juego: en Estudio robot podemos poner distintos sonidos a brazos y piernas, en Duelo puedes combatir contra otro jugador que tenga otro kit de robot y otro juego de mandos, Robot es el modo básico de destruir todo lo que se pueda en un tiempo determinado, en Desafío se van superando distintos retos para aprender habilidades nuevas con el robot y en Calorías se activa el contador de calorías en los otros modos de juegos.

El antenauta utiliza la vibración de los joy-con para desplazar el Toy-Con. Se controla desde la pantalla de Switch, donde se puede ver también la imagen de la cámara de infrarrojos.

En el Kit Variado están los juguetes principales más Acuario en el que crear peces, Estadio para crear nuevos circuitos y Estudio para convertir el piano en un centro de grabación con ritmos y distintos efectos en el que se puede grabar una base y después utilizarla para otras composiciones e incluso puede convertir el mando izquierdo de Switch en una batuta, todo con una gran profundidad si pensamos que hablamos de un piano de cartón, aunque no hay que olvidar que tiene la tecnología y el software adecuados.

La variedad de juegos en los dos kits consigue que todo el mundo tenga alguno que le agrade, desde el tamagotchi de la casa para los más pequeños a la pesca a la que podrá jugar hasta el abuelo. El Toy-Con de la caña de pescar es de los más sorprendentes porque transmite la sensación (ficticia) de que estamos tirando del sedal gracias a un ingenioso recurso realizado con dos gomas y una cuerda. Los Toy-Con están llenos de pequeños detalles como pestañas que hacen ruido para transmitir al jugador más realismo o el faro de la moto.

Nintendo desgrana cómo se crean y cómo funcionan sus Toy-Con

El juego va explicando toda la tecnología que hay detrás de cada Toy-Con en la sección Descubrir, que tiene una importante vertiente educativa. Está guiado por el profesor Fabricio y su equipo: una programadora y un joven muy creativo. Como si fuera una sucesión de lecciones o tutoriales hay que ir investigando las distintas partes de cada Toy-Con y su tecnología. Los diálogos con el equipo incluyen algunos vídeos que no se pueden pasar, así que puede ser aburrido para quien desee tener un conocimiento superficial del funcionamiento de Labo.

Los menús son llamativos, aunque el jugador no sabe exactamente por dónde seguir una vez ha construido el Toy-Con, no hay nada que guíe nuestros pasos.

Pero también es imprescindible esa información para quien quiera explorar las posibilidades del taller (llamado Laboratorio Secreto en el kit del robot) y programar nuevas funciones para los Toy-Con o crear juegos nuevos utilizando un lenguaje de programación visual muy sencillo de entender. Ya hay unas cuantas creaciones asombrosas circulando por internet pero otras más fáciles están al acceso de cualquiera que se tome un poco de tiempo y de interés en este apartado del juego.

Los juegos que trae cada kit son variados

Nintendo Labo incluye juegos para todas las edades: los más pequeños disfrutarán dando de comer y jugando con el muñeco que hay en la casita, mientras que los más mayores disfrutarán probablemente más con la moto o relajándose con la pesca, pero el juego anima a probar cosas nuevas y a utilizar la imaginación. Nos recuerda ligeramente al concepto que subyacía en LittleBigPlanet o Disney Infinity, en los que la historia que venía con el juego eran experiencias muy gratificante de por sí, aunque siempre había una trastienda mucho mayor con más posibilidades para quien quisiera explorarlas.

Los dos kits de Nintendo Labo que han salido a la venta ponen de relieve que toda la tecnología que hay en los mandos tiene su porqué y que Nintendo sabe muy bien cómo sacarle partido de forma original y creativa, como -por otro lado- es tradicional en la empresa. Es uno de esos productos en los que el concepto "para toda la familia" no implica que es apto para niños pequeños, sino que a todos los miembros de la familia puede proporcionarles diversión.

Crear un nuevo juego es tan fácil como unir una caja en la que hay un activador (como pulsar un botón o detectar algo) con otra en la que se produce un efecto (como emitir un sonido). Otra cosa es saber qué se quiere hacer, pero puede haber multitud de ca

El Kit Robot es quizás el menos adecuado para críos muy pequeños por el tamaño e incluso el peso de la mochila y su aparatosidad y porque es algo lento de poner y quitar, con las cuatro cuerdas y teniendo que ajustarlo a la altura de cada jugador, y el casco para controlar la dirección del robot es molesto, pero nada que suponga demasiado inconveniente.

En el Toy-Con de la casa interactuamos con un animalito que cambia de color según la comida que le demos. Podemos bañarle, dormirle, darle de comer, que haga ejercicio o jugar con él.

Labo es divertido dentro y fuera de la pantalla

Nintendo Labo no es un producto destinado a los jugadores más acérrimos ni veteranos, pero sí muy adecuado para familias que deseen jugar juntos, incluso (o sobre todo) para aquellas que vean con cierta prevención los videojuegos, ya que motiva tanto a las actividades relacionadas con videojuegos pero que no dependen de una pantalla como la creatividad y el conocimiento en la lógica informática.

El precio de los kits es caro, pero no hay que ver el producto como unas hojas de cartón, sino como un montón de tecnología ingeniosa, de ingeniería y montañas de materia gris invertidas en lograr que manejar y jugar con ese cartón sea divertido. Y, además, es reciclable cuando nos cansemos de jugar con él.

Este artículo se ha escrito tras haber jugado con los dos kits de Nitendo Labo que nos ha proporcionado Nintendo.

Redactora