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El mundo de Layton

Te contamos los curiosos orígenes de la saga del Profesor más ingenioso del mundo del videojuego.

Unos orígenes para romperse la cabeza

Si nos preguntamos qué sucede cuando se juntan un escritor de libros de rompecabezas y puzles y un desarrollado de videojuegos, la respuesta no requiere que le echemos mucha imaginación: el resultado es la saga del Profesor Layton.

Akira Tago es un exitoso autor de libros de entrenamiento mental conocidos como Head Gymnastics. Tago es de profesión psicólogo y, aunque ya está retirado, se mantiene como profesor emérito en la Universidad Tokyo Future (una institución privada fundada en 2006) y en la veterana Universidad de Chiba.

Su trabajo como escritor de libros de entrenamiento mental se remonta a 1966 y desde entonces ha publicado nada menos que 26 entregas de los Atama no Taisou, conocidos internacionalmente como Head Gymnastics, es decir, "gimnasia para la cabeza".

Akihiro Hino, de Level 5, contactó con Tago porque quería hacer un juego de puzles. Sin embargo, el objetivo no era hacer un entrenador mental como los que se habían puesto de moda tras el éxito de Brain Training para Nintendo DS pero, al mismo tiempo, sí querían mantener ese tipo de reto mental.

Tras múltiples conversaciones, Hino convenció a Tago para que sus puzles de entrenamiento mental se hicieran videojuego. Al mismo tiempo, se decidió que se diseñarían para ser integrados en una historia, de manera que se habían establecido ya los dos pilares básicos de la saga: aventura y puzles.

El resto ya casi podría decirse que vino solo. Se creó a Hershel Layton, el famoso arqueólogo, todo un gentleman aficionado a los grandes misterios. Se sumaría también si joven aprendiz, Luke Triton, el contrapunto necesario en toda pareja de héroes.

Pero, ¿se creó de la nada? En absoluto. Además de las importantes referencias al archifamoso Sherlock Holmes, había un importante personaje de los videojuegos que había nacido años antes en la veterana consola portátil Game Boy Advance. Estamos hablando del abogado más famoso de los videojuegos, Phoenix Wright. Akihiro Hino ha reconocido en varias ocasiones que el personaje de Capcom fue también una importante influencia para la creación del Profesor Layton, sobre todo en lo referente a su personalidad. Así que no debe extrañarnos que compartan aventuras en el venidero Professor Layton vs. Ace Attorney.

Juegos, películas, libros...

El universo de Layton es bastante joven si tenemos en cuenta que el primer título se lanzó en Japón en 2007 y tardó un largo año en llegar a los mercados occidentales. Eso no le ha impedido sumar ya cinco juegos (los tres primeros para Nintendo DS), con dos en el horno: El profesor Layton y el Legado de la Super Civilización A (que será la sexta entrega de la serie) y el cross-over del que os hemos hablado antes, Professor Layton vs. Ace Attorney.

El primero de todos fue El profesor Layton y la villa misteriosa. Ahí conocimos al profesor Hershel Layton, uno de los cerebros privilegiados del departamento de arqueología de la Universidad de Gressenheller en Londres. Pronto nos pone tras la pista de un tesoro mitológico, la Manzana Dorada, y conocemos a Luke Triton, el joven ayudante de este profesor universitario. Se sentaron las bases de una aventura en la que cualquier zona, cualquier objeto y casi cualquier personaje puede dar paso a un puzle que hay que resolver.

Este primer título se lanzó en Japón en febrero de 2007 y el mes de noviembre llegaba ya a las tiendas niponas su segunda entrega, El profesor Layton y la Caja de Pandora. Le costó dos años llegar a Europa, pues no debutó hasta septiembre de 2009 en nuestra región. Aquí descubrimos que la saga iba a seguir una línea cronológica más o menos definida, pero que cada entrega iba a ser independiente. De esta manera, podemos jugar un título de la serie sin haber disfrutado de los anteriores, pues aunque regresan personajes, la historia de cada título es separada. Un pueblo misterioso y un secreto vampírico fueron las claves de esta entrega.

En 2008 apareció en Japón El profesor Layton y el Futuro Perdido. En esta ocasión nos llegaba una carta remitida desde el futuro por el propio Luke. El salto en el tiempo, diez años más adelante, representa el principal eje narrativo de esta nueva entrega y supuso el cierre de la trilogía fundacional y nos dejaba con un final abierto tras paradojas temporales, amores imposibles y la firme sensación de que la saga se había consolidado. Al final, Luke se mudaba pero tiempo más tarde contactaría con Layton… había sucedido algo extraño.

La segunda trilogía se inauguró con El profesor Layton y la Llamada del Espectro, juego que se estrenó en Japón en 2009 y que fue, al mismo tiempo, la última para Nintendo DS. En vez de seguir directamente donde terminó el anterior juego, este título nos lleva a los orígenes de todo y se sitúa cronológicamente al principio de la saga. Conocemos así a un muy joven Luke Triton y Emmy Altava, la entonces asistentes del profesor. Los jugadores recordarán amargamente que este título integraba en Japón y en EE.UU. un juego de rol de cierta extensión, London Life, que desarrolló Brownie Brown. En Europa nos dejaron sin él, alegando problemas de calendario.

Antes de llegar a la siguiente entrega en los videojuegos, se estrenó una película: El profesor Layton y la Diva Eterna, cuyos hechos se sitúan tras los narrados en el primer juego de la nueva trilogía, aunque la narración recurre al flashback para llevarnos a esos años del profesor Layton. Aquí, Layton y Luke se encuentran con una vieja estudiante del profesor, Janice Quatlane, e investigan el supuesto regreso a la vida de Melina, encarnada en el cuerpo de una niña. Mientras tanto, en Londres se repite una siniestra noticia: están desapareciendo niños por toda la ciudad.

Con El profesor Layton y La máscara de los prodigios, estrenado en Japón junto a Nintendo 3DS, la saga dio el salto a la nueva portátil de la compañía nipona… y llegará en tan solo unos días a las tiendas europeas.

Pero la serie no se detiene aquí: Japón ya espera El profesor Layton y el Legado de la Super Civilización A, que repetirá en Nintendo 3DS. Akihiro Hino, director de Level 5, ha adelantado que será el último juego de Layton como protagonista, así que nos falta saber qué sucederá con el personaje y quién cogerá el relevo en las aventuras de misterios y puzles de la compañía. ¿Su hijo? ¿Luke? ¿Un personaje por descubrir?

No solo eso: el iPhone recibirá un juego creado específicamente para el sistema de distribución digital de Apple que se llamará Layton Brothers Mystery Room, protagonizado por Alfendy Layton, aunque no sabemos mucho más sobre las intenciones de este proyecto.

Paralelamente, Capcom y Level 5 ultiman una historia paralela, un cruce de mundos entre la saga Ace Attorney, con Phoenix Wright a la cabeza, y esta: Professor Layton vs. Ace Attorney. Layton, Luke, Wright y Maya Fey se verán transportados a un mundo medieval, la Ciudad Laberinto, que está bajo el yugo de un hombre conocido como El Narrador que puede hacer que todo lo que él escriba se haga realidad. Su lanzamiento japonés tendrá lugar este año, según los planes de la compañía, pero no sabemos todavía si llegará a nuestra región.

Y todavía hay más. Desde 2007, la saga ha conseguido suficiente popularidad como para que se publique un manga en Japón que se estrenó allá por 2008 en la revisa Corocoro, e incluso se han realizado novelizaciones, aunque solo se han publicado en Japón y no se han traducido a otros idiomas. Son El profesor Layton y el Castillo Errante (2008), El profesor Layton y la Deidad Fantasma (2009) y El profesor Layton y el Bosque Ilusorio (2010).

Cientos de puzles en cada juego

Con una estética de dibujos que encandila al jugador y que nos evoca a grandes clásicos y unos guiones llenos de misterio que nos muestran que la estética de los títulos esconde tramas profundas, sería un error prejuzgar que Layton es una serie para jovencitos. Algunos giros de las historias son realmente dramáticos e incluso los personajes resultan mucho más complejos que en la mayor parte de los juegos a los que tantas veces se les cuelga la etiqueta de maduros. Si a eso le añadimos que los puzles pueden llegar a ser bastante complejos, nos encontramos con unas aventuras de misterio que están siempre a medio camino entre el rompecabezas entrenador mental y la novela interactiva de misterio: un producto poco común que se ha definido muy acertadamente de mano de Level 5. No debe extrañarnos que la saga haya sido uno de sus grandes bombazos de los últimos años.

Las entregas de la saga se estructuran, ante todo, como compilaciones de pules con segmentos de exploración que nos pueden recordar en muchos sentidos a las aventuras gráficas. Es en esos momentos cuando hablamos con otros personajes, vamos de aquí para allá y, también, nos saltan puzles adicionales. Pero no hay que resolverlos absolutamente todos para conseguir progresar en el juego, si bien algunos rompecabezas concretos son imprescindibles. En algunos casos, resolver una cantidad determinada nos permite avanzar y, en otras situaciones, un puzle hace las veces de candado.

Un aspecto relevante es que cada entrega ha tenido más puzles que la anterior, mostrando que la inventiva no se ha frenado jamás en esta saga. De los 135 del primero hasta los 170 de El profesor Layton y la Llamada del Espectro, todos ellos han sido diseñados en colaboración con Akira Tago.

Con todo, muchas veces los puzles no parecen estar directamente vinculados con la trama, pues el objetivo principal es que sean un reto: problemas de matemáticas, lógica, capacidad visual/espacial, etc., conforman el conjunto de retos que nos encontramos en cada una de las entregas. Si alguno es muy difícil, podemos recurrir a una pista, hasta un máximo de tres.

En El profesor Layton y la villa misteriosa se nos presentó ya un elemento que ha sido también importante: los grandes puzles que se presentan cuando ya hemos avanzado en el juego. En este primer título teníamos las casa (del inventor, del Señor de los Puzles, de las artes, etc.) a la que accedíamos solo después de tener, por ejemplo, 20 fragmentos de cuadro, 20 chismes diferentes., etc. Todos esos ítems se deben conseguir a lo largo de la aventura. Al hacerlo, accedemos a otros puzles adicionales que, la verdad, son los más difícil de todo el juego.

Puzles de toda la vida y otros sorprendentes

Un buen ejemplo de puzle de lo más clásico, pero bastante complicado, es el clásico triángulo con otros triángulos inscritos en su interior. Nos preguntan entonces cuántos triángulos en total hay en el diagrama que se presenta en pantalla. No hay que interactuar o jugar, en el sentido clásico, sino simplemente resolver el enigma pensando y contando con claridad.

Otro gran puzle clásico es el ponernos ante un tablero de ajedrez. En el primer juego de la serie, El profesor Layton y la villa misteriosa, uno de los puzles extra nos daba ocho reinas en el tablero de ajedrez. El objetivo era "sencillo": ninguna de ellas debe interponerse en el camino de las demás.

En ese mismo juego hubo incluso guiños para los más tahúres de la casa. En el puzle titulado "Rojo y negro" nos ponían una baraja dividida en dos mazos ante nuestras narices y nos preguntaban cuántas veces podían coincidir las cartas rojas de uno con las negras del otro. ¿Difícil? Quizá sí o quizá no. Solo piensa que una baraja francesa cuenta con 52 cartas y que tréboles y picas son negras y rombos y corazones rojos. ¿Sabes cómo solucionarlo?

Las operaciones matemáticas están también a la orden del día. Así, en El profesor Layton y la Caja de Pandora, por ejemplo, nos encontramos bien avanzado el juego un enigma en el que debemos deducir, mediante la operación aritmética necesaria, cuántas perlas llevaba un viajero.

Este tipo de retos matemáticos, como los espaciales, son muy habituales, pero también hay puzles interactivos de lo más curioso. En un momento del ya citado El profesor Layton y la Caja de Pandora tenemos que abrir una caja (ejem) y las pistas nos llevan, al final, no solo a interactuar con lo que vemos en pantalla, sino también con la propia consola… y hasta aquí podemos leer.

Tampoco está de más refrescar la trigonometría. Uno de los puzles que más preguntas suscitó en su momento en los foros de jugadores fue el del "Jardín Florido", también de esta segunda entrega. En pantalla nos aparecía un jardín con cuatro círculos bien cargados de flores. El enigma: calcular el área de un segmento.

En otras ocasiones, nos encontramos con puzles mucho más interactivos que bien podrían ser parte de un juego de rompecabezas al estilo de propuestas tipo Tetris u otros títulos de fichas. Un buen ejemplo lo tenemos en El profesor Layton y el Futuro Perdido, en uno de los puzles extra del juego. Aquí se nos plantea un camino tapiado por bloques que debemos mover, desplazando las fichas, movimiento tras movimiento, para crear un pasillo que la ficha que representa a Layton y a Luke pueda, finalmente, alcanzar la meta. Se trata de un concepto de puzle que resulta muy divertido y sobre el que, de hecho, podría haberse construido todo un videojuego.

En El Futuro Perdido nos encontramos también con uno de esos puzles que parece que se le resistieron a la comunidad. El puzle 128, que aparecía en el epílogo del juego, nos plantaba un montón de engranajes y teníamos que conseguir que uno de ellos girase en un sentido concreto. Tocaba hacerle unas modificaciones al mecanismo para conseguir transmitir el movimiento de la forma correcta hasta el objetivo. Y sí, visto en perspectiva, tras superarlo, era uno de esos retos muy sencillos, pero mientras estabas con él te podía dar más de un quebradero de cabeza.

Algo de ingenio y capacidad visual requería también el puzle "Embrollo de espejos", que nos encontramos en ese mismo título. Había que colocar cinco espejos a lo largo de una red de habitaciones para conseguir que, con su reflejo, pudiésemos llevar cinco haces de luz hasta los objetivos marcados. El punto difícil estaba en que uno espejo en concreto necesitaba reflejar dos focos de luz… una vez te dabas cuenta de ese pequeño detalle, ya estaba todo hecho.

Estático, pero también muy divertido, es otro juego con fichas. En esta ocasión, un cubo tricolor, que nos encontramos en El profesor Layton y la Llamada del Espectro. La ilustración nos muestra un cubo con un lado de cada color (rojo, amarillo y azul) y un dibujo (círculo, cuadrado, cruz) y, abajo, cinco fichas. Debemos reconstruir mentalmente cuáles son las piezas correctas para conseguir no solo que encajen formando un cubo (pues sus formas son diferentes), sino que, además, formen el dibujo del modelo presentado.

También con cubos, el puzle 80, "Pinta el pedestal", suponía un reto que también suscitó inquietudes entre muchos miembros de la comunidad de usuarios. El puzle consiste en construir una suerte de escenario con varios cubos, pero el objetivo es pintar la menor cantidad posible de caras sin que eso estropee lo homogéneo de su diseño. Dicho de otra manera, toca contar cuántos lados son visibles de cada cubo dada la disposición de los mismos. Por ejemplo, uno que esté rodeado por otros cubos completamente solo tendrá que ser pintado por su lado superior. Es sencillo, como muchos otros, pero requiere observar y pensar bien cómo dar con una solución rápida.

En algunos casos, los puzles tienen más de una solución. Un buen ejemplo lo encontramos en El profesor Layton y la Llamada del Espectro y su rompecabezas "Las cuatro pesas". Con 9 pesas diferentes tenemos que averiguar qué cuatro pesas (numeradas del 1 al 9) fueron quitadas de su posición original. Pues bien, la cuestión es que hay dos respuestas correctas. Pero no pasa nada: aquí, como en algún que otro caso, comprobamos que el trabajo del equipo en general y de Akira Tago en particular lo tenía todo previsto: las dos soluciones están contempladas como correctas. Sus puzles no solo están bien pensados, es que además no tienen fisuras.

Como vemos, con independencia del tipo de reto que presenten, e incluso con independencia de si son muy interactivos o pasan más por coger lápiz y papel para echar unas cuentas, la variedad y la inventiva son una constante en toda las entregas de la saga. Y ahí reside su poder. Otros juegos que persiguen el mismo objetivo de darnos puzles para entrenar el coco acaban siendo poco imaginativos: no deja de sorprender cómo los enigmas (muchos más de 500 con las entregas aparecidas hasta ahora) siguen resultando frescos y capaces de hacer que nos dejemos la sesera en ellos. Y, al mismo tiempo, cuando los resolvemos pensamos en cómo no nos hemos dado cuenta antes. La experiencia es gratificante, aunque no teme plantear un reto al jugador, y cuando hay que recurrir a la ayuda lo hacemos y punto: Layton es todo un entrenador mental pero, sobre todo, es divertidísimo. Año tras año, con cada entrega, lo ha demostrado y volverá a hacerlo muy pronto.