En la ciudad china de Qianjiang, una construcción desafía los límites de la vida urbana tal como la conocemos. El complejo residencial Regent International no es un simple edificio de apartamentos: con más de 5.000 viviendas y 20.000 residentes, funciona como una ciudad autosuficiente.
Inicialmente concebido como un hotel de lujo de cinco estrellas, el proyecto evolucionó para convertirse en un ecosistema habitacional cerrado que alberga una población superior a la de muchos municipios españoles. Diseñado por la arquitecta Alicia Loo, el Regent International combina brutalismo y modernismo con un trazo en forma de ‘S’ visible desde el aire.
No salen porque no necesitan salir
Más allá de su imponente estructura, lo que verdaderamente lo distingue es su capacidad para ofrecer a sus habitantes absolutamente todo lo necesario para vivir: supermercados, centros educativos, clínicas, gimnasios, oficinas, zonas verdes y hasta restaurantes y tiendas de lujo. Todo integrado en un entorno que busca minimizar la necesidad de desplazamientos y maximizar la eficiencia cotidiana.
La apuesta por la sostenibilidad es otro de sus sellos. El megacomplejo emplea sistemas de energía solar para abastecer parte de su demanda eléctrica y ha incorporado un circuito para recoger y reciclar agua de lluvia. Cada detalle ha sido diseñado para que la vida dentro del edificio sea autosuficiente y tecnológicamente avanzada. El control de accesos mediante identificación biométrica y los sistemas de vigilancia de última generación refuerzan una sensación de seguridad que, paradójicamente, podría traducirse también en aislamiento.
Impacto en la salud mental
Y es precisamente ese aislamiento lo que ha despertado inquietud entre psicólogos y urbanistas. Aunque vivir sin salir de casa puede parecer el sueño de muchos —especialmente en tiempos de pandemia—, algunos expertos advierten de las consecuencias que una vida tan encapsulada puede tener sobre la salud mental. La falta de contacto con el entorno exterior, el aire libre y la diversidad urbana tradicional podría derivar en sentimientos de alienación, ansiedad o depresión, especialmente en los habitantes más jóvenes.
Así, el Regent International se convierte en un experimento urbanístico de escala colosal que oscila entre la utopía tecnológica y la distopía silenciosa. Mientras algunos lo celebran como el futuro del urbanismo eficiente, otros lo observan como un microcosmos que refleja los dilemas contemporáneos sobre cómo habitamos, compartimos y conectamos en un mundo cada vez más vertical, digitalizado… y encerrado en sí mismo.
