La actriz Ana de Armas ha vuelto a abrirse sobre uno de los papeles más exigentes de su carrera: el de Marilyn Monroe en Blonde, el controvertido biopic de Andrew Dominik disponible en Netflix. En una entrevista reciente con Entertainment Weekly, la actriz cubano-española reflexionó sobre las escenas de sexo y desnudo que generaron un intenso debate en su momento.
Una biografía no convencional que fue muy criticada
“Para la gente es más difícil verlas que para mí hacerlas”, afirmó, destacando que en ningún momento se sintió explotada gracias al entorno seguro del rodaje y a la plena conciencia de su papel en la historia.
"Porque entendía lo que estaba haciendo y me sentí muy protegida y segura. No me sentí explotada porque tenía el control. Tomé esa decisión. Sabía la película que estaba haciendo. Confiaba en mi director. Sentí que estaba en un entorno seguro”, continuó la actriz.
Blonde, basada en la novela de Joyce Carol Oates, no es un biopic convencional. En lugar de limitarse a retratar los hechos más conocidos de la vida de Marilyn Monroe, se sumerge en una reinterpretación profundamente emocional y visualmente provocadora de la iconografía de la actriz. Esa aproximación, que le valió a De Armas su primera nominación al Óscar, también trajo consigo críticas por mostrar secuencias explícitas como la violación por parte de un productor o la escena de sexo oral con el presidente Kennedy. Sin embargo, De Armas defendió que su interpretación fue una decisión consciente y consensuada: “Sabía la película que estaba haciendo. Confiaba en mi director”.
La importancia del coordinador de intimidad
En un contexto cada vez más atento a las condiciones del set y al respeto hacia los actores en escenas íntimas, De Armas destacó el rol crucial de la coordinadora de intimidad. Esta figura, ahora habitual en grandes producciones, garantiza que se respeten los límites físicos y emocionales de los intérpretes durante el rodaje de escenas sexuales o de desnudo. “Fue muy útil. Sabía exactamente lo que iba a ser la toma, lo que se iba a ver y lo que no. Sentí que era lo correcto”, apuntó la actriz, normalizando así este tipo de escenas como parte integral de una narrativa.

La polémica que rodeó a Blonde no se limitó a su contenido sexual. Varias voces dentro y fuera de la industria cuestionaron si la película presentaba una imagen fiel o sensacionalista de Marilyn Monroe. Autores como Dana Stevens, crítica de Slate, hablaron de una “pornografía emocional del sufrimiento femenino”, mientras que otros elogiaron el riesgo artístico de una obra que evita la complacencia. En este debate, las palabras de De Armas añaden un matiz importante: el consentimiento y el compromiso del actor no solo legitiman el contenido, sino que también desarman muchas de las críticas centradas en la supuesta explotación. personajes.