China ha establecido un arsenal significativo en el Cuerno de África con la puesta en marcha de su primera base militar de ultramar, situada en Yibuti, África Oriental. Aunque su desarrollo comenzó en 2016, la existencia de la instalación no se hizo pública hasta hace poco, capturando la atención internacional. Según análisis del Instituto Naval Australiano (ANI), esta base se encuentra en pleno rendimiento desde 2022.
La base de 515 millones de euros que confirma la ambición de China: su nuevo centro militar es el mayor del planeta
El propósito central de la base hasta el momento es ofrecer soporte logístico a los buques de guerra chinos que operan en el Océano Índico. Este desarrollo está totalmente alineado con la visión del presidente chino, Xi Jinping, de modernizar drásticamente el Ejército Popular de Liberación (EPL) para el año 2050, con la ambición de que esta base en el extranjero se convierta en un punto de inflexión hacia la consolidación del mayor centro de mando militar global.
La expansión militar de China en Yibuti ha generado preocupación en múltiples países. En Occidente, se especula que las recientes adquisiciones de tecnología y armamento sofisticado de Rusia por parte de China apuntan a una inminente invasión de Taiwán. Funcionarios de Estados Unidos, en particular, llevan meses interpretando las intenciones de Xi Jinping como un plan de invasión a gran escala fijado para 2027, lo que ha impulsado llamamientos internos para una preparación estratégica ante un posible conflicto.
Ante esta potencial amenaza, el Departamento de Defensa de EE. UU. ha expresado inquietud por futuros conflictos y ha solicitado un esfuerzo concertado para reponer y reforzar el arsenal del país. Esto implica, de manera directa, la urgencia de duplicar o incluso cuadruplicar las tasas de fabricación de armas estadounidenses, después de varios años enfocados en el suministro de armamento a conflictos externos, muchos de ellso afianzados en Europa y Oriente Medio.
La base militar china, con un coste de construcción que supera los 515 millones de euros, goza de una ubicación geoestratégica clave en el estrecho de Bab-el-Mandeb, un cuello de botella que conecta el Golfo de Adén con el Mar Rojo. Esta posición no solo facilita el apoyo naval en el Índico, sino que también permite la protección del Canal de Suez, una ruta comercial vital entre Asia y Europa que ya ha tenido problemas en el pasado y que, francamente, es muy inestable.
El diseño de la instalación es notablemente robusto y complejo. El analista naval HI Sutton describe la base como construida para "resistir un ataque directo". Sutton añade que su fortificación incluye múltiples capas de defensas que le confieren la apariencia de un "fuerte colonial moderno", casi de estilo medieval. China ha mantenido lazos diplomáticos con Yibuti desde 1979.
La selección de esta ubicación fue el resultado de un informe presentado en 2013 a la Comisión Militar Central (CMC) de China por la Universidad de Defensa Nacional del EPL, proponiendo la creación de una base naval en el país africano. Según la organización independiente Global Security, la propuesta fue aprobada por el presidente Xi Jinping (también presidente del CMC) y la adquisición de la zona se aseguró en 2015. Un paso determinante dentro del poderío militar chino.
