Microsoft anunció este 5 de noviembre que devolverá dinero a miles de usuarios australianos después de admitir que subió los precios de sus suscripciones Office 365 sin comunicarlo correctamente. La empresa reconoció que falló al informar con suficiente anticipación sobre los nuevos precios que entraron en vigor durante octubre. Miles de clientes australianos se quejaron cuando descubrieron cargos más altos en sus tarjetas sin haber recibido notificación previa por correo o dentro de la aplicación.
El problema afectó principalmente a usuarios con suscripciones familiares y empresariales de Office 365. Microsoft aumentó las tarifas entre un 12 y un 15 por ciento dependiendo del plan contratado. La compañía envió correos informativos solo unos días antes del cambio de precio, algo que muchos clientes consideraron insuficiente. "Nos equivocamos al no dar tiempo suficiente para que los usuarios procesaran esta información", admitió un portavoz de Microsoft Australia en declaraciones a medios locales.
La reacción del mercado australiano fue inmediata. Asociaciones de consumidores presentaron quejas formales ante la autoridad competente del país alegando prácticas comerciales poco transparentes. Microsoft respondió en menos de una semana ofreciendo reembolsos automáticos a todos los afectados. La empresa procesará las devoluciones durante las próximas dos semanas sin que los usuarios tengan que solicitarlo manualmente.
Microsoft promete cambiar sus políticas de comunicación después del escándalo en Australia y evitar nuevos problemas con suscriptores
La compañía confirmó que revisará sus procesos internos de comunicación de precios en todos los mercados donde opera. Microsoft gestiona más de 400 millones de suscripciones activas de Office 365 en todo el mundo, generando ingresos superiores a 50.000 millones de dólares anuales solo por este servicio. El incidente australiano representa una fracción mínima de su base de usuarios, pero ha generado una cobertura mediática negativa internacional que la empresa quiere evitar repetir.
El caso marca un precedente importante para la industria de suscripciones digitales. Otras empresas tecnológicas observan cómo responde Microsoft porque enfrentan situaciones similares con incrementos de precios en sus propios servicios. Está claro que la decisión de devolver el dinero sin una obligación legal explícita demuestra que Microsoft prefiere proteger su reputación antes que obtener unos pocos millones extra en ingresos trimestrales.
