Superman convertido en símbolo de la Unión Soviética, Wonder Woman sobreviviendo en un mundo devastado, Batman persiguiendo asesinos en la niebla victoriana… Para los fans del cómic de capa y antifaz, no hay nada como ver cómo sus héroes favoritos rompen las cadenas de la continuidad editorial. Eso es exactamente lo que ha ofrecido durante años el sello Elseworlds de DC: realidades alternativas donde todo es posible… y donde también se puede prender fuego al debate. Literalmente.
La última chispa se llama Batman Azteca: Choque de Imperios, una producción animada ambientada en el México del siglo XVI y que, con solo un tráiler, ha logrado lo que muchos sueñan: dividir internet en dos trincheras enfrentadas. Y ha desatado la polémica como pocas producciones.
Batman se vuelve azteca y desata una guerra cultural: la nueva película de DC incendia las redes
Bajo la dirección del mexicano Juan José Meza-León, el Caballero Oscuro se traslada al corazón de la Mesoamérica precolombina. Bruce Wayne desaparece para dejar paso a Yohualli, un joven azteca empeñado en vengar a su padre. ¿El villano? Un Hernán Cortés de acento extremeño, doblado por Álvaro Morte (La casa de papel), que en esta versión ejerce como una suerte de Dos Caras colonial. Sí, has leído bien.
El folclore local reinterpreta a los secundarios clásicos: Catwoman se transforma en una feroz guerrera jaguar y el Joker empuña un cuchillo sacrificial con la misma soltura con la que antes sacaba cartas en Gotham. Todo enmarcado en una estética mesoamericana donde la piedra, la sangre y el mito se mezclan en una propuesta con sabor a cómic. Pero lo que podría haber sido una curiosidad creativa se ha convertido en campo de batalla.
Desde ciertos sectores, tanto en España como en América Latina, ya se acusa a la cinta de hispanofobia, revisionismo y hasta de "desinformación histórica". El argumento: los aztecas también cometían atrocidades, y poner a Cortés como villano es una caricatura injusta. Algunos incluso piden que alguien le recuerde al guionista que existieron los tlaxcaltecas.
En el otro extremo, hay quien aplaude la osadía del proyecto y fantasea con ver a un Batman azteca “partiéndole la madre a Cortés”. El nivel del debate, como era de esperar, oscila entre el ensayo de poscolonialismo y el comentario incendiario con gif de lucha libre. Mientras tanto, voces más sensatas recuerdan que los aztecas también fueron imperialistas, y que un Batman tlaxcalteca tampoco habría sido una mala idea.
También destacan que la película cuenta con la asesoría de Alejandro Díaz Barriga, historiador experto en Mesoamérica y autor de textos académicos sobre los sacrificios rituales. No es poca cosa. Pero, como ocurre siempre en estos casos, la historia real importa poco cuando el ruido mediático alcanza volumen de blockbuster. Porque aquí nadie quiere debatir, solo ganar la guerra cultural del día.
