La reciente decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido de no reconocer legalmente a las mujeres trans ha vuelto a avivar el fuego de un debate cultural que no deja de tensarse. Una sentencia que ha sido recibida con júbilo por sectores críticos con los derechos trans, entre los que se encuentra J.K Rowling, autora de la multimillonaria Harry Potter, quien no tardó en celebrar el fallo con una imagen en redes sociales donde aparecía fumando un puro, como si de una victoria personal se tratase.
Nicola Coughlan arremete contra J.K. Rowling y se desmarca de cualquier vínculo con el universo de Harry Potter
Rowling, que desde hace años ha protagonizado polémicas declaraciones sobre las personas transgénero, se ha convertido en una figura polarizadora dentro y fuera del fandom del joven mago. Sus posicionamientos no solo han generado rechazo entre muchos de sus lectores, sino también entre actores y actrices que en algún momento participaron en la adaptación cinematográfica de sus libros. El último rostro en alzar la voz ha sido Nicola Coughlan, una de las protagonistas de Los Bridgerton, la exitosa serie de Netflix basada en las novelas de Julia Quinn.

Coughlan, que da vida a Penélope Featherington desde la primera temporada, no se ha limitado a manifestar su indignación con la autora británica. Ha ido un paso más allá, apuntando directamente contra la obra que convirtió a Rowling en icono global.
En una publicación que rápidamente se viralizó, la actriz replicó la imagen del puro y lanzó un mensaje contundente: “Quédate con tus nuevos chicos de Harry Potter. No los tocaría ni con un palo de tres metros”.
El comentario, mordaz y sin rodeos (recogido por Telegraph), hace alusión directa al proyecto de HBO que busca reimaginar la saga del niño mago con un nuevo reparto y una estructura de serie episódica que ya ha generado controversia por ser woke y presentar un reparto lleno de caras conocidas.
Según los rumores, la implicación directa de Rowling podría estar dificultando el proceso de casting. No son pocas las voces en la industria que señalan que la participación de la autora como productora ejecutiva estaría alejando a perfiles relevantes que no quieren vincular su imagen con las posturas ideológicas de la escritora. Y eso, en las series de esta índole, es todo un problema.
Nicola Coughlan, que lleva años participando activamente en iniciativas de recaudación de fondos para la defensa de los derechos trans, ha dejado claro que no tiene intención de acercarse al universo de Rowling. Su posicionamiento no solo refleja el malestar de una parte significativa del sector artístico británico, sino también la creciente fractura entre el legado cultural de Harry Potter y la figura pública de su creadora.