Hubo una época —no tan lejana— en la que pronunciar “Marina d’Or, ciudad de vacaciones, ¿dígame?” era sinónimo de verano en familia, toboganes imposibles, playa artificial con arena importada del Caribe y promociones inmobiliarias que prometían el paraíso por mensualidades. Pero los tiempos cambian, y lo que un día fue el emblema vacacional más hortera (y querido) de España, hoy camina entre el abandono y la reinvención.
Marina d’Or, en ruinas: así ha acabado la famosa ‘ciudad de vacaciones’ de España tras su época dorada
El complejo, situado en Oropesa del Mar, llegó a tener más de 12.000 apartamentos, pistas de esquí bajo techo, campos de golf y hoteles que parecían salidos de un cruce imposible entre Las Vegas y un catálogo de Leroy Merlin. Todo bajo el impulso de Jesús Ger, su fundador, que soñó a lo grande hasta que la realidad se impuso: la crisis de 2008, la falta de licencias ambientales y una gestión urbanística poco sostenible acabaron por dinamitar el proyecto. En 2014 entraron en suspensión de pagos. En 2018, Ger vendió gran parte de sus activos. Y en 2023, Marina d'Or cerró oficialmente sus puertas.
Pero no todo está perdido. Parte del complejo ha sido adquirido por el Grupo Fuertes —sí, los mismos del holding de ElPozo— en colaboración con Magic Costa Blanca, con el objetivo de dar una nueva vida al resort bajo un nombre renovado: Magic World. Una reinvención a medio gas que aún convive con calles vacías, hoteles cerrados y figuras decorativas que parecen sacadas de una distopía turística. El complejo está en ruinas.
Javier (@javieralmodovarr), creador de contenido en redes y natural de Castellón, se acercó recientemente para comprobar con sus propios ojos lo que queda del lugar que un día fue símbolo de vacaciones para toda una generación. “En los 2000 me lo imaginaba cutre, feo y hortera… y he comprobado que así es”, sentencia sin rodeos en uno de sus vídeos, mientras recorre calles descuidadas y fachadas olvidadas por el tiempo.
En sus clips, que ya han circulado por Instagram, muestra la cara B del resort: jardines sin cuidar, estatuas cubiertas de polvo, locales tapiados… Aunque algunas zonas han sido rehabilitadas y listas para su reapertura bajo el sello de Magic, muchas otras siguen sumidas en el abandono. “El resto está igual que hace años: deteriorado y olvidado”, comenta mientras pasea por rincones que parecen detenidos en otra época.
Marina d'Or fue, durante años, el Disneyland de los padres españoles con presupuesto ajustado y grandes sueños. Hoy, su historia sirve como recordatorio de cómo un delirio urbanístico puede desvanecerse tan rápido como llegó. Eso sí, con jingle incluido.
