Jordan Peele es conocido por su habilidad para crear tensión y hacer del terror un vehículo para la crítica social. Sin embargo, su faceta como productor no siempre asegura el mismo éxito que como director. Este otoño, Peele regresa a la gran pantalla como productor de El mejor (HIM), un ambicioso thriller psicológico ambientado en el mundo del fútbol americano y dirigido por Justin Tipping, con guion de Zack Akers y Skip Bronkie.
La película parecía tener todos los ingredientes para convertirse en uno de los títulos destacados de la temporada: un entorno deportivo poco explorado en el género, un reparto con nombres reconocidos como Marlon Wayans y Julia Fox, y el sello Peele, sinónimo de prestigio tras éxitos como Déjame salir o Nope. Pero la primera tanda de críticas ya ha llegado y el veredicto no es precisamente alentador.
La historia sigue a Cameron Cade, un joven quarterback que vive y respira fútbol americano y cuya carrera se tambalea después de sufrir un traumatismo cerebral provocado por un hincha enloquecido justo antes del gran campeonato. Cuando todo parece perdido, la salvación llega de la mano de Isaiah White, un legendario quarterback y ocho veces campeón que le ofrece entrenamiento intensivo en su complejo privado. Lo que comienza como una oportunidad para redimir su carrera pronto se convierte en una espiral oscura de manipulación psicológica, aislamiento y presión que amenaza con destruir a Cam de formas mucho más profundas que su lesión.
Críticas duras y recepción dividida
Sin embargo, la crítica especializada ha sido implacable. Con apenas un 33 % de aprobación en Rotten Tomatoes en el momento de escribir este artículo, El mejor ha sido calificada como una oportunidad perdida que se deja seducir por el efectismo y el sensacionalismo. Aunque las actuaciones de Marlon Wayans y Julia Fox han recibido elogios, los analistas coinciden en que la película carece de la sutileza que caracteriza a Peele como creador. En lugar de ofrecer una reflexión sobre los riesgos del culto al éxito y las sombras del deporte profesional, el film apuesta por giros de guion predecibles y escenas diseñadas para impactar más que para incomodar de verdad.
La dirección de Justin Tipping tampoco ha salido bien parada. Algunos críticos la han descrito como “excesivamente académica”, comparándola con el ejercicio de un estudiante de cine con presupuesto ilimitado pero sin una visión narrativa clara. Aunque técnicamente impecable en iluminación y diseño sonoro, la película parece obsesionada con su estilo visual y olvida dotar de profundidad a los personajes y de consistencia al desarrollo de la trama. En palabras de varios reseñistas, el resultado es un thriller que se consume rápido y que apenas deja poso, más cercano a un experimento estético que a una pieza con peso en el panorama del terror contemporáneo.
El público tendrá la última palabra
El comentario más repetido entre los críticos es que el tráiler logra transmitir en dos minutos lo que la película tarda casi dos horas en contar. “Si ves el avance, ya has visto lo importante”, sentencia una de las reseñas más duras. Este consenso ha generado decepción entre los seguidores de Peele, que esperaban que su papel como productor garantizara el tipo de horror inteligente y socialmente cargado que lo ha convertido en una de las voces más influyentes de Hollywood. La cinta parece haber fallado en encontrar ese equilibrio entre entretenimiento y comentario social que tan bien funcionó en Get Out y Us.
