1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Japón se adelanta a China y estrena su primera planta de energía osmótica: así convierte el agua en luz para 300 de casas

Japón se adelanta a China y estrena su primera planta de energía osmótica: así convierte el agua en luz para 300 de casas

El país sigue generando alrededor de dos tercios de su electricidad con combustibles fósiles, aunque el peso de las renovables va creciendo poco a poco y el Gobierno se ha marcado el objetivo de que supongan entre el 40 y el 50 % de la electricidad en torno a 2040.
Japón se adelanta a China y estrena su primera planta de energía osmótica: así convierte el agua en luz para 300 de casas
·
Actualizado: 7:00 22/11/2025
china
energia
japón

Japón acaba de encender en Fukuoka algo que hasta hace nada sonaba a ciencia ficción energética: una planta capaz de transformar la mezcla de agua dulce y salada en electricidad de forma continua. Se trata de la segunda instalación de este tipo que funciona en el mundo —la primera está en Dinamarca— y la primera en Asia, un movimiento con el que Tokio adelanta a China en la carrera por la llamada energía azul.

El complejo, integrado en la planta desalinizadora de Uminonakamichi, generará unos 880.000 kWh al año, suficiente para mantener en marcha la propia desaladora y cubrir el consumo de del orden de dos o tres centenares de hogares japoneses medios, según las estimaciones de los investigadores que han asesorado el proyecto.

La clave de esta tecnología está en aprovechar algo tan básico como la ósmosis. En la planta de Fukuoka se hacen circular, a ambos lados de una membrana semipermeable, agua dulce (procedente en parte del tratamiento de aguas) y agua de mar muy concentrada, el “sobrante” salino de la propia desalinizadora. El agua dulce tiende a cruzar la membrana hacia el lado salado, aumentando la presión de ese compartimento; esa sobrepresión se canaliza hacia una turbina acoplada a un generador eléctrico. El diseño japonés combina así dos infraestructuras que ya existían —la planta de agua potable y el acceso al mar— para conseguir una potencia neta del orden de 110 kW, sin necesidad de quemar combustibles fósiles ni depender de si hace sol o sopla el viento.

Ósmosis con salmuera de desaladora

La inauguración de Fukuoka se entiende mejor si se mira lo que ha ocurrido en los últimos años fuera de Japón. En 2023, la empresa danesa SaltPower puso en marcha la primera planta osmótica operativa en Mariager, asociada a unas salinas industriales y con una potencia de unos 100 kW, pensada para alimentar parte del propio proceso de extracción de sal. Antes hubo prototipos en Noruega, en el dique holandés del Afsluitdijk y en otros países europeos, pero siempre en régimen experimental y con potencias modestas de entre 4 y 50 kW. China, por su parte, lleva décadas invirtiendo fuerte en energías marinas —mareas, olas y gradiente salino— y desarrollando membranas y “baterías de sal” para aprovechar la diferencia de salinidad en deltas como el del Yangtsé o el de la Perla, pero todavía no ha puesto en marcha una planta osmótica comercial comparable a las de Dinamarca o Japón.

PUBLICIDAD

¿Por qué tanto esfuerzo por una tecnología que hoy solo mueve centenares de hogares? Porque el potencial teórico es enorme. Donde un gran río dulce se encuentra con el mar aparece un gradiente de salinidad que, en principio, puede convertirse en electricidad las 24 horas del día. Estudios sobre los grandes estuarios del planeta —Amazonas, Ganges, Mekong— calculan que la energía asociada a esos gradientes podría sumar varios miles de TWh anuales si se explotara de forma eficiente, lo que equivaldría a una fracción nada despreciable del consumo eléctrico global. Informes recientes del Foro Económico Mundial y de grupos académicos europeos sitúan de forma más prudente el techo técnico en torno al 15–20 % de la demanda mundial, siempre que se desplieguen membranas avanzadas y sistemas de bombeo de muy alta eficiencia.

Potencial enorme, límites reales

La letra pequeña, sin embargo, es complicada. La propia Sandra Kentish, ingeniera química de la Universidad de Melbourne que ha analizado el caso japonés, recuerda que una parte importante de la energía disponible se pierde simplemente en bombear los caudales de agua dulce y salada y en las fricciones al atravesar las membranas; el resultado es que la energía neta que se obtiene por metro cúbico mezclado sigue siendo baja. De hecho, revisiones recientes de tecnologías como la ósmosis de presión retardada (PRO) o la electrodiálisis inversa (RED) concluyen que, con membranas convencionales, las densidades de potencia y la energía extraíble apenas permiten competir con la solar o la eólica, salvo en configuraciones muy optimizadas o híbridas con otros procesos como la desalación. La apuesta de Fukuoka consiste precisamente en apoyarse en una desalinizadora ya existente para “aprovechar” un residuo —la salmuera muy concentrada— y maximizar el gradiente sin tener que mover más agua de la estrictamente necesaria.

Comentarios: 1

En forosComentar en nuestros foros

Más sobre Ciencia

RANDOM
Flecha subir