La generación Z ya no sabe qué hacer para recuperar la bonanza que tuvieron los boomers y que han ido perdiendo las generaciones siguientes; y ahora se lanza por tratar de recuperar una profesión que durante años fue dejada de lado tanto por los millennials incluso por los baby boomers: la contabilidad.
La contabilidad, el inesperado refugio de la Generación Z
Con cientos de miles de contables acercándose a la jubilación en Estados Unidos, los jóvenes nacidos entre finales de los 90 y 2010 están encontrando en este oficio no solo estabilidad económica, sino también un propósito social y profesional que los conecta directamente con las necesidades reales de la población.
De acuerdo con la revista Fortune, cerca de 340.000 contables se han retirado en los últimos años, y se estima que un 75% de los que siguen en activo colgarán la calculadora durante la próxima década.Esta brecha generacional ha dejado abierta una ventana de oportunidad que la Generación Z no está desaprovechando. En lugar de huir de la imagen estereotipada del contable de oficina gris, estos jóvenes están reimaginando el trabajo como una herramienta de impacto comunitario.
Contabilidad con propósito
Un ejemplo paradigmático es el de los estudiantes de la Universidad Estatal de California, en Northridge (CSUN), quienes participan en el programa VITA (Volunteer Income Tax Assistance). Bajo esta iniciativa, 280 alumnos han ayudado a más de 9.000 ciudadanos con bajos ingresos a gestionar su declaración de impuestos, consiguiendo para ellos casi 11 millones de dólares en reembolsos del gobierno y 3,6 millones en créditos fiscales. Además, evitaron a estos contribuyentes el pago de más de dos millones de dólares en honorarios contables.

Rafael Efrat, director del programa VITA, explica que este modelo inmersivo transforma la percepción que los jóvenes tienen sobre la profesión. “Puede que al principio la contabilidad no suene interesante, pero cuando los estudiantes se sumergen y ven su aplicación en la vida real, cambia su perspectiva por completo”, afirma. El aprendizaje va más allá de los números: implica responsabilidad, empatía y comprensión del sistema económico desde la base.